.*Adolfo*.
—Brad se acaba de comunicar conmigo y me dijo que él y Fina iban a regresar –le informo a Adam, porque desde que mi beta renunció a todo por darle paz a la mujer que amaba, él asumió el puesto como mi mano derecha.
—Ellos no pueden integrarse a nuestra manada, ambos son humanos y…
—Al parecer la loba de Josefina por fin despertó —lo interrumpi —y Brad por ser su mate puede estar con nosotros —la boca de Adam se abrió de la impresión.
—Eso quiere decir que sus almas no quedaron disueltas cuando fueron a Las Vega –concluyó con pensar, confirmando las sospechas que tenía; él todavía quería estar con Josefina.
—El lobo de Brad sí estaba dispuesto a renunciar a su mate pero la loba de ella no –Adam me miró incrédulo.
—Eso es mentira, ella odia a Brad, no pudo querer mantener el lazo de mates.
—Aunque Josefina no lo admita verbalmente siempre estuvo y ha estado enamorada solo de Brad y la prueba está en que ahora ella es la que desea estar con él –Adam apretó sus manos a sus costados para contener la rabia. —Lamentablemente no se dio cuenta de ello hasta que su unión fue disuelta.
Lo malo de nuestra naturaleza es que somos muy testarudos y Adam no es la excepción.
—¿Para qué me cuentas esto? —inquiere con la mirada fija en el suelo. —Lo que ocurra entre ella y Brad me tiene sin cuidado —miente.
Él cree que yo no sé que aún ama a Josefina. Él cree que no sé que se enamoró completamemte de la personalidad jovial de esa chiquilla, y que por Daniela solo siente atracción y un poco de cariño por ser su mate.
Muchos tienen la idea errónea de que al encontrar a nuestros mates el amor surge a primera vista y no es así. Lo que ocurre a primera vista es una inmensa atracción y el amor surge con el trato, al conocer cada faceta de la otra persona, al igual que les ocurre a los humanos. Lo que sí hace el lazo de mates es acelerar el proceso de enamoramiento, siempre y cuando uno este presto a conocer más a su pareja y Adam no se ha tomado el tiempo de conocer y enamorarse de Daniela.
—Para que no haya ninguna disputa entre ustedes, después que ellos se reincorporen a la manada —entrelace mis dedos sobre mi escritorio —Debes entender que ella ama a su mate y tú debes hacer lo mismo con la tuya y para eso tienes que dejar en paz a Fina o… –unas náuseas horrible me invadieron y terminé vomitando la cena en la papelera.
—¿Estas bien? –su expresión cambio de odio a preocupación. —Te veo muy pálido.
—Sí, esto es muy normal en esta etapa del embarazo —otra arcada se hizo presente y volví a vomitar. —Ustedes no podrán comprender esto porque la conexión que tendrán con sus hijos no será tan fuerte como la mía —dije para restarle importancia al asunto, luego de que enjuague mi boca con un poco de agua y limpie la comisura de mis labios con mi pañuelo,
No quería preocupar a nadie, pero cada vez me sentía más débil y cansado.
*'Eso es porque ahora el bebé está absorbiendo todas tus energías'* —explicó Velika.
—¿Adolfo, qué tienes? –la dulce voz de mi razón para vivir atrajo toda mi atención. —¿Te sientes mal? —inquirió en lo que se ubicó frente a mí con un ramo de rosas de diferentes colores en las manos.
—No es nada, solo los síntomas del embarazo —me límite a decir y la abracé para que mi cara quedase en su abdomen.
—¿Quieres que llamemos a Isidoro?
—No es necesario —aspire profundo para sentir el olor de mi cachorro —¿Cómo está? –dije para cambiar el tema.
—Él o ella está muy bien —Anna dejó el ramo encima del escritorio y comenzó a acariciarme el cabello.
—Sigo insistiendo que por las fuerza de sus latidos es un él y si llamamos a…
—Lo sabremos el día del nacimiento —decretó y no me quedó de otra que callarme.
No estaba de acuerdo con esa decisión, yo quería saber el sexo de nuestro cachorro, pero accedí para complacerla.
—Con permiso, iré a resolver el problema con Héctor —informó Adam y al notar la tensión en los músculos de Anna le dediqué una mirada asesina a mi nuevo beta, ya que Anna no podía saber que Héctor estaba demandando, para mantener el apoyo de hadas, un matrimonio entre mi primogénito y un familiar de la corte real de las hadas.
—¿Qué problema existe con Héctor Böhl?
—No tiene importancia —ella me tomó por la barbilla para que la mirase a los ojos.
—Sabes que puedes confiar en mí, que estoy aquí para apoyarte ¿verdad?
–Lo sé —me puse de pie para dejar un pequeño beso en su frente —solo no quiero que te preocupes por nada, en tu estado no es conveniente –ella lo sopesó un instante y luego ratificó con un movimiento de cabeza.
—Venía a agradecerte por las flores —cambió de tema —están hermosas, me encantaron —señaló las rosas.
—¿De dónde salieron? –recojo con desconfianza el ramo, puesto que yo no ordene que le enviaron flores a Anna, pero ahora que lo pienso no era mala idea.
—Las dejaron encima de mi cama —un destello dorado en el fondo del ramo, entre las espinas, llamó mi atención —y pensé que eran para mí, que tú me las habías enviado –sin dudarlo introduje la mano y las espinas me cortaron la piel al tomar la tarjeta, manchándola de sangre.
“Mi hermosa Luna, este es el segundo de muchos ramos de flores que ha de recibir de su servidor. Estoy verdaderamente abrumado con su belleza, hace años no veía una igual, y por tal motivo quedé prendado de usted desde el primer día que la vi. Y por tal motivo me veo en la penosa situación de informarle, sin una pizca de remordimiento, que le queda poco tiempo en esa manada, así que le recomiendo que lo aproveche al máximo.
Viva sin preocuparse por nada y espere pacientemente por mí, ya que el lugar de una mujer con su encantador físico, su atrayente inteligencia y esos hermosos sentimientos, es entre las sabanas de seda de mi cama, claro está, porque una reina como usted se merece todo lo mejor.