Soy la mate del alfa

Cap 54 parte 1

.*Anna*.


La carga emocional que ha tenido Adolfo todos estos años es muy grande y difícil de llevar, y se vuelve más pesada por el hecho de que el asesino de su madre aún está libre y amenaza con destruir la nueva familia que está intentando construir.


*'No te imaginas lo que sufrió Adolfo al encontrarte'* —la voz de Velika me saca de mis pensamientos. —*'Después que te marchaste con los Miller él se quedó pensando en todo lo que podría pasar si Octavio te atrapaba y por poco enloquece, de no ser por Iván'*.


Entendía la preocupación de Adolfo, yo era humana y no podría protegerme a mí misma de una criatura sobrenatural, pero no por eso debía subestimarme.


—Anna, todo lo que me pediste se encuentra en tu recámara —me informa Adam luego de que Adolfo se fuese a su despacho.


En lo que aterrizamos en Alemania Adolfo llamó personalmente a los alfas y vampiros más poderosos del mundo, para convocarlos a una videoconferencia y por la hora supongo que lo deben estar esperando.


Por otro lado, yo le pedí a Adam que recolectara todos los datos que haya sobre Octavio Kozlov y su manada. Porque, al igual que Adolfo, estaba preocupada, tensa y nerviosa por la amenaza de ese desgraciado, y necesitaba una actividad productiva para distraer mis pensamientos y disipar la opresión que sentía en el pecho, porque ninguna de esas emociones le hacía bien a mi hijo.


—Gracias y recuerda ni una palabra de esto —le dije antes de caminar a mi habitación.


No me gustaba hacer cosas a escondidas de Adolfo, pero sabía que, por mi embarazo, él no dejaría que me inmiscuyera en el asunto de Octavio Kozlov, pero yo no podía quedarme de brazos cruzados, debía ayudar a encontrarlo o al menos a descubrir un indicio que nos llevara a él.


Pase horas en mi habitación leyendo toda la información que disponíamos sobre la manada “Los jueces de Dios”, poniendo especialmente atención en el historial de los niños que fueron acogidos y dispersos por las distintas manadas.


*'Es mejor que descanses, Adolfo ha revisado esos documentos un millón de veces y no ha encontrado nada que sirva'* —me dijo Velika pero yo lo ignoré y seguí con mi faena.


Algo me decía que habían pasado por alto una pista, un pequeño detalle que nos ayudaría a encontrar el paradero de esa manada y no descansaría hasta encontrarlo.


«Te metiste con la familia equivocada, Octavio Kozlov, porque no pienso permitir que arruines mi felicidad»


*'Anna, lo que haces no es bueno para el bebé y si sigues ignorandome le diré a Adolfo'*.


«Haz lo que quieras, no me importa, yo no pienso quedarme de brazos cruzados digan lo que me digan».


*'¡Eres tan testaruda como Adolfo!'* —exclamó con molestia lo que me hizo reír fuertemente.


—¿Se encuentra bien? —me preguntó el cabecilla de mis guardaespaldas.


—Perfectamente —le comunique antes de seguir leyendo la lista que contenía los nombre de los niños, ahora adultos, que habían formado parte de la manada liderada por los Kozlov. —Debí suponer que una rata como ella era parte de esa asquerosa manada —comente en voz alta al leer el nombre de la tarántula entre la lista. Pero no fue su nombre el que más llamó mi atención sino el siguiente. —Luciano Lombardi.


Leí el nombre voz alta y me quede pensando un par de minutos porque me parecía muy familiar.


—¡Claro es el padre de Luz, el mate de Nataly! —exclamé con emoción porque gracias a Nataly habíamos creado una bonita amistad y estaba segura de que me proporcionaría toda la información que necesitaba; primero porque era su Luna. Segundo porque era amiga intima de su esposa. Tercero, iba a querer proteger a su familia de las garras de Octavio.


Dejé de ver la las hojas frente a mí y enfoque la mirada en el líder de los 30 guardias, que estaba a mi alrededor, cuidándome por órdenes del perro cobarde.


—¿Dónde está Luciano Lombardi? —le pregunto y él hace una reverencia antes de responder.


—Él está asegurando el perímetro del bosque.


—En lo que llegue a la mansión que venga inmediatamente, necesito hablar con él.


Desde que Adolfo se desahogó conmigo decidí que el primer paso de mi plan para encontrar a ese tal Octavio era entrevistar personalmente a cada uno de los "niños" y de todos Luciano era el único que tenía cerca, porque al parecer en esta manada fueron muy pocos los que lograron adaptarse, supongo que por ser la manada invasora los odiaban y preferían estar muertos que con ellos.


—Lo que usted ordene —volvió a hacer una reverencia antes de retomar a su lugar y yo volví a centra mi atención en los documentos que tenía en las manos hasta que el ruido de la puerta, cuando es abierta bruscamente, captó la atención de todos.


Los guardias se pusieron alerta, listos para atacar a Daniela, cuando se acercó furiosa a mí.


«Adiós a mi tranquilidad» —pensé.


—¡¿Adivina lo que el perro malnacido de Adam hizo?! –profirió enardecida, luego de arrojar todas las hojas que tenía en la cama al suelo.


—Tranquilos, ella no es un peligro, es mi prima y siempre es así —les digo a los guardias para que ni se les ocurra ponerle un dedo encima a Daniela.


—¡Pero qué es esto! —dijo observando a los 30 hombres que estaba en mi habitación —¡¿Por qué organizaste una orgía y no me invistaste?! —me reclamó y sentí mis mejillas arder de la vergüenza.


¿Cómo se le ocurría a Daniela semejante cosa?


—Estamos aquí por ordenes del alfa, somos los guardaespaldas de la Luna —explicó el líder al ver que yo no decía nada.


—¿Se puede saber qué está pasando? Porque ahora estás más resguardada que las joyas de la corona de Inglaterra? Y quiero la verdad porque ese cuento de que el perro cobarde tenía cosas urgentes que atender aquí no me lo trago, nuestro viaje fue muy inesperado —comentó cruzándose de brazos. —¿Acaso el ramo de flores que encontramos tenía una amenaza de muerte en tu contra?




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