Soy la mate del alfa

Cap 58

.*Anna*.


Ya entiendo el dicho que dice: "Después de la tormenta llaga la calma" y "después del problema vienen las bendiciones", porque al principio sufrí mucho por el destino que me había tocado, pero ahora estoy tan agradecida con la vida, que no cambiaría nada de lo que he pasado con tal de llegar a este momento:


√Mi bebé está sano y salvo.


√Las cosas entre Adolfo y yo cada vez son mejores; día a día me demuestra cuánto me ama y adora a su cachorro.


√Tendré el privilegio de ver crecer a mi hijo o hija al lado de mi esposo.


√Mi relación con Fina volvió a la normalidad.


√Brad continua siendo como mi hermano mayor y está muy emocionado con la idea poder de jugar football con su sobrino. Aunque todavía no sabemos el sexo del bebé, porque Adolfo y yo queremos que sea una sorpresa para todos, incluyéndonos, hasta el baby shower.


√Fina no ha dejado de cortejar a Brad y creo que su esfuerzo está dando resultados, porque noto cierto cambio en su comportamiento hacía ella.


√Logré que Fina y Daniela se llevaran bien, ahora son grandes amigas. Tanto así que mi prima organizó todo para que Josefina y Brad tengan una noche románticas.


Para conseguir eso Daniela se encargó de escoger hasta la lencería que usará Fina para deducirlo. Al principio se le metió en la cabeza la idea de comprarle ropa interior comestible pero mi amiga se negó, porque no quería asustar a Brad, así que terminamos comprando un conjunto negro de encaje.


«Pensándolo bien yo debería comprarme una de esas lencerías comestibles para sorprender a Adolfo» —pienso con picardía.


√Mi cuñado, al parecer, se enamoró de una "chica misteriosa" y anda por las nubes. Adolfo dice que probablemente se trate de su mate, pero yo sé que ese no es, así que tengo mucha curiosidad por conocer a la mujer que fue capaz de conquistar el corazón del Don Juan más grande que he conocido.


«Por qué Iván nunca la habrá dicho a su hermano lo que sucedió con su mate?» —hago la nota mental para luego formularle la pregunta a mi cuñado o a Vladimir.


 √Mis abuelos han estado conmigo en todo momento; apoyándome con el embarazo y con mi relación con el padre de mi hijo.


√Ya sólo es cuestión de días para dar a Luz y me encuentro muy ansiosa por tener a mi bebé entre mis brazos.


√Presiento que mi pequeño y yo seremos muy unidos.


Lo único que sigue fuera de lugar es la relación entre Adam y Daniela. Él no termina de aceptar que Fina no lo ama y continúa insistiendo para que Fina deje a Brad y se quede con él y eso lastima a mi prima. Sin embargo, últimamente a ella no parece afectarle lo que haga o deje de hacer Adam.


—Eso es bien raro, aunque viniendo de tu tía no me extraña —le murmuro a mi gran barriga frente al espejo.


En opinión de Iván parezco un enrome barril de vino pero según Adolfo me veo más hermosa que nunca.


—Vas a tener una familia un poco rara y loca, cariño, pero te aseguro que todos te vamos a querer con todo nuestro corazón.


—Especialmente mamá y papá —añade mi esposo al envolverme con brazos. —Estas bellísima —plata un beso en mi mejilla y yo lo observo por el espejo.


—Mentiroso, me veo horrible con este vestido —hago un puchero. —He perdido mi figura, parezco una ballena orca —él se ríe de mi comentario y yo lo golpeo levemente.


—¿Qué? Para mi eres y siempre serás las mujer más hermosa que a surcado este mundo, sin importar la opinión de los demás —dice para luego dejar un beso en mi cuello, justamente en su marca.


—Deja de decir tantas cosas bonitas o no podré enojarme contigo.


—No deberías estarlo, porque esto… —posa sus manos en mi vientre. —Es la prueba más hermosa de nuestro amor. Gracias a él o ella estamos juntos y jamás me alcanzara la vida para agradecerle por eso.


Me doy la vuelta y beso esos suaves y provocadores labios que tanto amo. Sus manos no tardan descender hasta mi trasero para pegarme más a él, pero eso es imposible porque mi barriga es demasiado grande y ambos terminamos riendo a carcajadas.


—Vas a tener que salir rápido de allí para que mami y papi te traigan un hermanito —le susurra a mi barriga y yo lo alejo.


—¿No hablares enserio? —inquiero seriamente.


Yo amo y adoro a mi bebé, pero no estoy segura de querer volver a salir embarazada.


—Por supuesto que lo hago, quiero tener una docena de hijos contigo —lo miro con sorpresa y desconcierto.


—¿Piensas formar un equipo de fútbol o qué? —él se encoge de hombros.


—Quiero una familia grande, además me encanta verte con está pancita —plata un beso en ella.


—Yo no pienso traer una docena de hijos al mundo —le aclaro, para que no se haga ilusiones. —Cuando mucho tendremos dos hijos.


—No tiene porqué desagradarte la idea de tener más hijos, ya que la peor parte del embarazo me la llevo yo —no puedo contener la carcajada al recordar como Adolfo se queja de un gran dolor de espalda  y de sus pies súper hinchados cada noche.


—¿De qué te ríes? —pregunta levantando una ceja.


—De tus gritos de niñita cada vez que te duele la cintura —vuelvo a reírme y él aprisiona mis manos en mi espalda.


—Con que una niñita —acerca su rostro al mío. —Ya veremos quién gritará como una niñita —leo las intensiones en sus ojos y aparto la cara para que no me bese.


—Ni lo pienses —le advierto e intento alejarme, sin éxito. —La última vez que lo hicimos me dolió, recuerda que me falta poco para explotar.


—Te recuerdo que esa vez fue porque TÚ querías que fuera más brusco, pero te prometo que seré lo más delicado posible —me besa con desesperación y yo le correspondo sin dudar.




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