Soy la mate del alfa

Cap 62 parte 2

.*Adolfo*.


No sé cuánto tiempo llevo encerrado en este lugar, no sé si es de día o de noche. La única noción de tiempo que llevo es lo que tardan estos mal nacidos en traerme comida, o mas bien las asquerosas sobras que ellos dejan.


—Quien diría que el lobo más poderoso del mundo estaría en este estado —se mofó el guardia al que llaman "La montaña"; por su gran contextura física. —Tienes hambre ¿no? —me pregunta, pero no le respondo, sólo le observo con rabia. —Hasta que no me contestes no te daré nada.


Reprimi los deseos que tenía de golpear a este tipo y me trague todo el orgullo antes de poder hablar.


—Sí —murmuro con los dientes apretados.


—¿Si qué? —preguntó parándose frente a mí con una sonrisa de superioridad.


No tenía ganas de seguir humillandome delante de él, pero necesitaba comer para recuperar algo de energía y poder salir de aquí.


—Si tengo hambre —respondo y su sonrisa creció más.


—Pues toma —dijo arrojándome las sobras a la cara. —¡Come del piso como el sucio perro que eres! —se rió como un desquiciado y de no estar maniatado le habría partido la cabeza en este mismo instante.


«No te imaginas cuanto disfrutare mandarte al otro mundo» —Pensé al verlo marchar después que Sophia entrara contoneando las caderas, como si eso fuese a llamar mi atención.


Desde el día que confesó haber participado en el secuestro de Iván y en la muerte de mi mamá la odio y ansio su muerte, al igual que la de todos los que me mantienen aquí.


—¡Hola, querido! —me saluda muy entusiasmada. —¿Me extrañaste?.


«Para nada» —pienso cuando ella se acerca a mí.


—Yo te extrañe muchísimo —intenta besarme y cuando estoy a punto a de apartar la cara, como las otras veces, Velika me habla.


*'Muestra sumisión'* —me recomendó y yo obedecí. Me quedé quieto y los labios de Sophia se estamparon en los míos.


—Si sigues portandote bien —habló cuando terminó de besarme —muy pronto dejaré que te des un baño —acarició mi mejilla. —Odio que estes tan sucio y apestoso.


«Usaré ese momento escapar».


—Acabo de llegar de la ciudad —dice animada sentándose en mi regazo —y traigo buenas y  malas noticias ¿Cuáles quieres que te diga primero? —me encogi de hombros y comencé a comer, en contra de mi voluntad, las asquerosas sobras del piso, antes de que los ratones vinieran a robarmelas.


«Todo sea para estar lo suficientemente fuerte para escapar» —me digo a mí mismo cada vez que siento el amargo sabor de la comida.


—Te diré las malas —suspiró. —Tu hija vivió y está sana y muy fuerte —mi corazón comenzó a latir desenfrenadamente. Esa era la mejor noticia que pude haber recibido.


«Gracias diosa Luna por escuchar mis plegarias» —una oleada de alivio me inundo y me dieron más ganas de salir de aquí.


Necesitaba conocer a mi bebé, tenerla entre mis brazos y llenarla de besos.


—¿Cuáles son las buenas? —pregunto con una voz exageradamente ronca, por el tiempo que he durado sin hablar. Ella sonrió lascivamente.


—Me encanta tu voz —me volvió a besar desesperadamente, pero yo no le correspondi y terminó abofeteándome. —Me besaras por las buenas o por las malas, tú decides —me advirtió.


*'Sigue el plan, no lo vayas a arruinar'*.


«No quiero besarla».


*'Qué importa una vez más una vez menos'* —comentó Velika despreocupado. —*'Porque te recuerdo que no sería la primera vez que intercambias saliva con ella'*.


No quería recordar eso, pero siguiendo la recomendaciones de mi lobo agarré el cuello de Sophia y nos besamos.


«¡Qué asco!» —pienso al terminar de besarla.


*'¡Ah! Pero cuando estabas enrollado con ella mientras Anna sufría no pensabas lo mismo'*.


«Velika, este no es el momento para sacar a relucir eso».


—Tenías mucho tiempo que no me besabas con tanto ímpetu —comentó Sophia acariciando mi barbilla.


—¿Cuál es la otra noticia? —pregunto para desviar el tema y ella sonrió diabólicamente.


—Tu esposa está muriendo lentamente.


Esas palabras fueron como puñales a mi corazón.


—Al perecer al engendro lo alteró el hecho de no tener a su padre al momento del parto y terminó desgarrando el útero de su querida mamita —continuó. —Y lo mejor de todo es, que al tú estar tan lejos de ella, sus heridas no podrá sanar y en cuestión de días ella morirá —dijo sin ningún tacto. —De hecho me enteré de que de no ser por el entrometido de Vladimir ya estaría muerta —bufo con fastidio.


Jamás en la vida pensé que estaría tan agradecido con ese maldito vampiro, porque el único sentimiento que me inspiraba era odio, pero ahora también un enorme agradecimiento, ya que no dejó a Anna sola en ningún momento.


—¿Cómo sabes todo eso?.


—Sólo se hablan de dos cosas en la manada; la primera, el lamentable estado de salud de tu esposa y la segunda sobre lo indignados que todos se sienten al recibir ordenes de un vampiro —comenzó a reírse como loca.


«Si Vladimir es el que está dirigiendo la manada es porque Iván está…» —el hilo de mis pensamientos fue interrumpido por la chillona voz de Sophie.


—Puedes creer que hasta se olvidaron de que su Alfa está desaparecido —niega varias veces con la cabeza. —Pero lo que me parece más absurdo es que cada miembro de la manada está tan preocupado por la salud de la Luna Superlativa que están haciendo jordanas de oración y otras tonterías.


—¿Qué hay con mi hermano? ¿Por qué no esta dirigiendo a la manada? —el desespero fue evidente en mi tono de voz.


—Iván está en coma —se encogió de hombros.


Tantas malas noticias me dejaron aturdido, lo único que me mantenía cuerdo era saber que mi hija estaba bien.




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