Soy la mate del alfa

Cap 65

.*Anna*.


Lo que pasó durante el desayuno me tiene muy pensativa, pero por más información que quise sacarle a Daniel, ella se rehúsa a contarme. Porque según ella no debo meterme en sus problemas, pero aunque lo niegue sé que la está pasando mal con Adam.


«Necesito encontrar una manera para poder intervenir en la vida de Daniela, no puedo permitir que se amarre a un desgraciado que no la merece. Necesito disolver el lazo de mates» —un sonido interrumpió el rumbo de mis pensamientos. Pero ya por lo menos sabía donde debía empezar para ayudar a mi prima.


—¿Se puede? —pregunta Josefina luego de abrir la puerta.


—Claro, Fina —le respondo mientras acomodo a Victoria en mis brazos para darle de comer.


—¿Adolfo está por aquí? —se asoma en el baño.


—No, salió a la ciudad con Iván y Brad.


—Me alegro —dijo aliviada sentándose en la cama. —Así nadie podrá interrumpirnos.


—No me asustes, Fina, ¿Qué paso?.


—Brad se irá con Iván y Vladimir a Canadá —suelta de un solo golpe y mis ojos se abren de la impresión.


—¡Qué! ¡¿Por qué se va?! —grito haciendo que Victoria se asuste y comience a llorar. —Ya mi amor, vuelve a tomarte tu biberón —en lo que coloco la mamila en su boca no lo piensa dos veces y comienza a comer. —Por lo tarde que llegaron pensé que anoche ustedes dos...


—Estuvimos a punto, pero… —se quedó callada y sus mejillas se sonrojaron.


«Sea lo que sea fue algo grave» —me digo a mí misma y mi curiosidad aumentó.


—¿Qué paso? Cuenta de una vez —digo con premura.


Ella respiró profundo antes de tomar la palabra.


—Todo fue maravilloso; el lugar, la cena,  el vino, la música… —tragó saliva. —Es más, estábamos tan cómodos y relajados, que parecíamos un par de viejos amigos compartiendo anécdotas sobre nuestras vidas.


—¿Y? —insistí cuando ella no dijo más nada.


—Fuimos a un bar, bebimos un poco y terminamos en un hotel —Fina enrojeció más de lo que ya estaba.


«Yo me habré puesto así cuando le conté sobre la primera vez que estuve con Adolfo» —me pregunto.


—Todo iba bien hasta que Brad recibió una llamada y se fue al balcón, con una sonrisa estúpida, a contestar el celular.


—Oh —es lo único que atino a decir.


—Te imaginarás como me sentí cuando me dejo a mitad de la habitación excitada y en ropa interior —niega varias veces con la cabeza. —Y sabes ¿qué es lo peor? Que la que lo estaba llamando era una tal Susana —acotó con total indignación, pero antes de que pudiera explicarle quién era Susana  Victoria comenzó a llorar porque se había terminado el primer biberón.


—Podrías pasarme uno de esos —le señalo uno de los 4 biberones de Victoria.


—¿Cuánto come la niña? —inquiere después de pasarmelo.


—Luego de tomarse toda la leche de mi pecho 5 biberones —respondo y ella abre los ojos de la impresión.


—Para tener un mes come demasiado.


—Margaret me dijo que eso es muy normal en los cachorros.


—Recuerdame no tener hijos nunca —comenta.


—Fina, dime por favor que esperaste a que Brad terminara de hablar por teléfono —retomé la conversación original.


—¡Por supuesto que no! —me miró como si tuviese quince ojos en vez de dos.


—¿Qué hiciste entonces?


—Al principio me quedé esperándolo en la cama, pero después la curiosidad pudo más y me acerqué para oír su conversación —apretó los puños. —Y enfurecí cuando él  le dijo a esa que las extrañaba tanto que en menos de un mes iría a visitarlas y la tal Susana le respondió que ella y una tal Clara estarían encantadas de presentarle a Julia —Fina estrujó, tan fuerte, la sabana con sus manos que la tela se rompió. —En ese momento no pude contener más mi ira y le quité el teléfono para lanzarlo por el balcón.


*Flashbacks narrado por Josefina.


—¡Josefina, estás loca! —me reclama Brad con el ceño fruncido.


—¡Eres un maldito! —le digo ignorando por completo la forma en que se dirigió a mí. —He sido muy paciente contigo, he estado detrás de ti por meses y nuestra maldita relación lleva el ritmo que tú quieres ¿Y con qué me pagas todo lo que he hecho por ti? Engañándome con las perras con las que hablabas por teléfono —le espeto.


—Fina, ellas no son lo que crees…


—¡No quieras verme la cara de tonta! —no lo dejó continuar. —¡Ya no aguanto más esta situación! Es mejor que cada uno vaya por caminos diferentes —él me observa atentamente con la boca abierta. —Creo que la Diosa Luna se ha equivocado con nosotros, tú y yo no podemos ser almas gemelas porque no somos compatibles —al terminar de pronunciar esas palabras mi corazón se rompió, porque yo de me había imaginado con Brad en el futuro. —Vete con esa Susana o con quien quieras que yo..... —me quede en silencio porque eso no era lo que quería decir. Pero fue muy tarde, ya que pude ver el dolor que le causaron mis palabras en Brad.


—Esto era lo que estabas esperando ¿no? —él sonrió amargamente. —Anda termina la oración, di "me iré corriendo a refugiarme en los brazos del que me desfloró, mi adorado Adam" —dijo imitando mi voz y yo le di una bofetada.


«¡Joder! Se me olvido controlar más mi fuerza» —pensé al ver como cayó al suelo y escupió sangre de su boca.


—Sabes, hace unos meses —se limpió un poco la sangre de sus labios —por un poco de tu amor hubiese sido capaz de vaciar el mar o de bajarte la luna —escupió más sangre y eso me preocupo. —Yo estaba tan enamorado de ti que hasta me volví ciego, tan ciego que no me importó entregarte todo de mí; mi alma, mi corazón, mi amor, mi lo.... —se calló abruptamente. —¡FUI UN COMPLETO IDIOTA AL RENUNCIAR A MI LOBO PARA QUE TÚ FUERAS LIBRE!




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.