Soy la número 2 [saga Arévalo #4]

Capítulo 8

Volví a ver la gran pila de carpetas, los había revisado uno a uno pero aún no encontraba el expediente de Lena.

-Esto es un total desastre - me pasé las manos por el jeans, Maximiliano asintió.

- No llevaban un orden - miró la pila de expedientes que estaban en su mesa.

- ¿Puedes hablar con Lena? - frunció el ceño.

- Elena... ya te dije en la posición que esta tú hermana - me levanté, acercándome a él.

- Por favor Max - levantó una ceja.

Me miró detenidamente.

- Está bien Elena, en la boda de mi primo Salomón hablaré con ella.

Solté un gritito de alegría y me lancé a sus brazos.

- Gracias Max - sin pensarlo lo besé en la mejilla, me aparté un poco y lo vi a los ojos.

Ambos nos miramos y entreabrí los labios al ver que su rostro descendía hacia el mío, suspiré de emoción cuando sus labios tocaron los míos.

Su boca invadió la mía, pasé mis brazos por su cuello y sentí como me atrajo hacia su regazo.

Ambos nos separamos cuando escuchamos una tos discreta, me levanté rápidamente, pasando mis manos por mi cabello, la asistente de la directora que se llamaba Rosa, nos miraba sonrientes.

- Es bonito ver a parejas que a pesar que están casados se tratan como novios - sonreí bajando la mirada, si supiera que este había sido nuestro primer beso real y ella había sido inoportuna - Encontré más expedientes - miré la nueva pila que ella había puesto en la mesa - Los últimos diez años los he podido ordenar, pero ha sido un trabajo duro.

- ¿Qué pasó con la anterior administración? - la miré atenta.

- La señora Lidia se fue del pueblo, no nos hemos dado cuenta de ella - solté el aire, por un momento tuve la esperanza que ella nos pudiera dar alguna respuesta.

Rosa se sentó y empezó a clasificar los expedientes, miré a Maximiliano quien estaba concentrado revisando los apilados en su mesa, se miraba tan sereno como si no hubiera pasado nada, me mordí el labio pensando que a mí me gustaría ser como él, sin que nada lo perturbara, aún mi corazón estaba tratando de volver a su ritmo natural por su beso.

Maximiliano.

Tenía el expediente en mi mano pero no lo veía realmente, era el tercer beso que le había dado a Elena, esta vez de puro gusto no para engañar a nadie, francamente mi regla la debía enviar a la mierda, me había gustado volver a sentir la emoción de un beso, estaba seguro que Elena se volvería adictiva y eso era lo que temía, mi ex esposa me había dejado la idea de que ninguna mujer le gustaría estar con alguien que vivía del peligro, este era uno de mis trabajos que hasta el momento no había puesto mi vida en peligro ni la de mi compañera, esperaba que así siguiéramos.

Tenía la sospecha de que el secuestrador era un familiar de Elena, si había pensado en la coincidencia del nombre de ambas pero preferí callar y el ¿detective?, claro que había escuchado de él, sabía que era uno de los tantos que trabajaban al otro lado de la ley, ¿cómo lo consiguieron? Ni idea, pero algo me decía que Mario si debió saber algo de Lena, ¿sabría la mamá de su hija?, lo desconocía, quizás estaba haciendo un mal juicio pero hasta el momento ella era mi sospechosa, fue la última en ver a Lena en la casa, habían cosas que no le compartía a Elena porque me daba cuenta que ella era muy apegada a su madre, algo normal entre madre e hija.

Saqué mi móvil cuando lo sentí vibrar, leí el texto que me había enviado mi tío Víctor.

-"Muchacho, deseo saber cómo va la investigación, tú ex esposa me llamó porque cambiaste tu número, necesita hablar contigo, la escuché sincera, le di tu número, espero no te moleste".

¿Molestarme?, me enfurecía saber que Paula había podido engañar a tío Víctor, ella había sido clara, era feliz con su actual esposo, no entendía ahora que quería, meses atrás me hubiera sentido feliz al saber que me buscaba, pero después de que me dijo que conmigo no había sido feliz, me había apartado para no arruinar más su vida, miré a Elena que estaba concentrada leyendo los expedientes, ella era sencilla, muy emotiva pero me gustaba esa parte de ella, la vi morderse el labio, sentí un estremecimiento en mi cuerpo al recordar el beso, quizás no podíamos tener un futuro juntos pero podíamos tener una aventura, mientras durará la investigación o si nos gustaba estar juntos, quizás podríamos extenderla unos meses más, esta noche se lo diría.

Sonreí porque acababa de decidir qué Elena y yo seriamos amantes.

 




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