Soy la número 2 [saga Arévalo #4]

Capítulo 9

Me sentía cansada, me dejé caer en la cama, cerré los ojos.

- ¿Estás bien? - abrí los ojos y miré a Maximiliano.

- Solo cansada y un poco triste, no hemos avanzado nada - él se sentó en la cama y me miró.

- Elena, ¿qué opinas de las aventuras?- lo miré a los ojos, podía mentir pero preferí decir la verdad.

- No lo sé, nunca he tenido una - él frunció el ceño.

- ¿Por qué? - bajé la mirada.

- Tengo mis aspiraciones Max, quiero casarme - él me vio sorprendido - Quizás el matrimonio de mis padres no es el mejor ejemplo pero no todas las relaciones son iguales, mi hermana es un ejemplo, me has dicho que es feliz, también puedo serlo.

Él se levantó y me observó detenidamente.

- Creo conocer la respuesta pero igual te preguntaré, ¿eres virgen? - sentí los colores subirse a mi rostro pero asentí.

- Si, lo soy - él se pasó la mano por su rostro.

- Bien - se dio la vuelta y se metió al baño.

Fruncí el ceño pero sabía que si le preguntaba no me diría nada, volví a recostarme y cerré los ojos, hoy pasaría de no cenar, prefería dormir.

Maximiliano

Me vi en el espejo y me sentí una basura, estuve a punto de pedirle a una virgen que fuera mi amante, cada vez que Paula salía en escena me nublaba la razón, actuaba sin pensar.

Me quite la ropa y me metí en la ducha, si viviera mi padre, se sentiría decepcionado al ver la vida que llevaba.

Con treinta y tres años y ya estaba divorciado, sin esperanza de formar una familia, aunque quizás si dejaba mi trabajo y buscaba otra cosa todo podría cambiar, pero me gustaba lo que hacía, salí del baño frotándome vigorosamente con la toalla.

Cuando salí del baño ya vestido, me quedé observando a Elena que estaba profundamente dormida, su cabello rubio descansaba por toda la almohada, me senté en la orilla de la cama a observarla, era bella, pura, tierna, emotiva, en un par de horas había encontrado más calificativos para describirla.

Extendí mis dedos y acaricié su rostro, ella se merecía lo mejor de la vida, había decidido que la iba a ayudar a encontrarse con su hermana.

Convencería a Sébastien y a tío Víctor, ellas no tenían la culpa del secuestro de Lena.

Entreabrió los labios, me incliné y roce su boca.

Suspiré Elena me había hecho romper mi regla de no besar, me daba cuenta que su labios me estaban haciendo adicto.

-¿Max? - sus ojos me miraban con curiosidad - ¿Pasa algo?

Acaricié su cabeza.

- Todo está bien Elena - cerró los ojos con una sonrisa - Perdóname.

- ¿Por qué? - preguntó sin abrir los ojos.

- Un día te lo diré - me levanté y decidí salir.

Me fui a un pequeño bar que había cerca de la posada, la música de fondo era de un amor no correspondido.

Pedí una bebida, me hice en un rincón, me sentía perdido, tres años sufriendo por Paula, buscándola, ya no sabía cómo tratar a una verdadera mujer, me pasé la mano por el rostro.

Decidí marcar a Sébastien.

- " Maximiliano" -

- "Sébastien, ¿cómo va todo?"

- Todo genial, seré padre nuevamente - sentí un peso en el corazón.

- "Felicidades primo, Lena debe ser una gran mujer que te conquistó" - lo oí sonreír.

-" Creo que hice algunas trampas para tenerla a mi lado pero no me arrepiento, desde que la conocí, supe que ella era para mí"

- " Eso pensé de Paula pero terminamos en divorcio".

- " Honestamente, nunca entendí que viste en ella, es fría, un tempano de hielo es más cálido que tu ex esposa, no sabe apreciar a su semejantes, pienso que tú te mereces a alguien mejor, no sé alguien que valore los pequeños detalles, que sonría, tu ex esposa y las sonrisas estaban peleadas de por vida ".

- " Me siento oxidado Sébastien"

- "Si encuentras a una mujer cálida, buena, que tú veas que vale la pena no la dejes ir "-

- "Gracias por el consejo"

- " Sospechó que ya hay alguien en la mira".

- " Creo que sí pero casi lo arruiné"

- " Lo bueno es que no lo arruinaste, te dejó primo, voy a leerle a mi hijo antes que se duerma".

Colgué, Sébastien tenía razón, yo merecía algo mejor, me levanté y pagué la bebida a la que sólo le di un sorbo.

Caminé de prisa hacia la pensión, la dueña me miró con el ceño fruncido, le sonreí y me apresuré hacia la habitación, Elena estaba profundamente dormida, pasé mi mano por mi cabello, no quería esperar más, me acerqué y la moví varias veces hasta que despertó, me miró extrañada.

- Elena - la ayudé a que se sentará, necesitaba estar seguro que estaba despierta.

-¿Pasa algo Max?

- Dime ¿el beso de esta tarde significó algo para ti?

Sus mejillas se sonrojaron.

- Max... - puse mi mano en su mejilla.

- Elena, hasta yo me sorprendo de lo que te diré pero es lo que siento -frunció su ceño - ¿Quieres ser mi novia?

Ella abrió los ojos sorprendida.

- Yo no sé, si lo dije bien pero quiero tener una relación seria contigo, aspiró a tener un hogar pero un verdadero hogar, no la sombra del hogar que una vez tuve.

- ¿Quieres casarte?- sonreí porque en unas horas el tipo de relación que le estaba pidiendo ahora a Elena era muy distinta a la que le iba a pedir pero agradecía a mi primo el haberme hecho ver que una buena mujer no se dejaba escapar jamás.

- Si Elena, quiero casarme de nuevo.

Ella me sonrió y se puso de pie, caminé hacia ella y acaricie su mejilla.

- Si quiero ser tu novia - sonreí, suavemente la besé.

- No quiero un noviazgo largo Elena - ella me miró - Estoy seguro de lo que quiero, por un momento perdí el sentido pero lo recuperé.




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