Fruncí el ceño al ver a Elena conversando animadamente con un hombre que yo no había visto jamás en mi vida, me compuse el cuello de la camisa y me encamine hacia la peluquería, ella cortaba el cabello de una cliente y el tipo no se apartaba de su lado para que ella hiciera su trabajo, se veía muy feliz con ese tipo, sentía que la sangre me hervía y estaba a punto de hacer ebullición, abrí la puerta y ella ni siquiera levantó la mirada.
Me apresure hacia donde ella pero claramente escuche lo último que él le dijo.
- Me gustaría que aceptaras mi invitación - la respuesta de Elena sería una gran incógnita para mí porque ella hasta ese momento se dio cuenta de mi presencia.
- Maximiliano - tensé la mandíbula, así que hoy volvía a ser Maximiliano y no Max.
Me acerque y la besé en los labios quería que el hombre se diera cuenta que ella no estaba disponible, sonreí al darme cuenta que el tipo entendió el mensaje, Inmediatamente se puso serio y sus ojos me taladraban con frialdad.
- Carlos, te presento a Maximiliano - enarque una ceja al darme cuenta que Elena omitió la parte de mi novio.
- Maximiliano Arévalo, el prometido de Elena - no me moleste en extenderle mi mano, no quería estrecharla porque simplemente me cayó mal.
- Soy Carlos, también dueño de la peluquería - me sonrió con cinismo.
Miré a mí alrededor, no había mucha clientela, me imaginaba que el tipo estaba esperando que Elena terminará de atender al cliente para él insistir con la invitación pero se iba a joder porque yo no me movería, ella era mi novia.
Elena me miró y me sonrió, traté de devolverle la sonrisa pero soy consciente que solo hice una mueca, estaba molesto porque ella omitió decirle que yo era su prometido, por sonreírle como lo hacía en este momento.
- Elena, iremos a almorzar, te esperare aquí - me senté en las sillas de espera, lo bueno de este salón es que era pequeño, las sillas estaban cerca así que podía verla y vigilar al tipo que no se apartaba de Elena.
- Elena, tiene mucho trabajo - cerré los ojos, tenía que controlarme.
- Es su hora de almuerzo, no puede ningún jefe impedir que almuerce - él me miró molesto.
- Elena, recuerda lo que te dije - entrecerré los ojos, así que el tipo quería que ella me dejara plantado a mí por irse con él, Elena me miró y luego a él.
- Lo siento Carlos, quedé con Max - sonreí esa era mi chica - ¿Puede ser?... - la interrumpí, no se iba a comprometer a salir con ese tipo y menos en mi cara.
- Todas sus horas de almuerzo están ocupadas... sin olvidar sus cenas, los fines de semana - ella me miró sorprendida pero la miré fijamente esperaba que no me mandara por un tubo por decidir por ella.
- Deja que ella me lo diga - me puse de pie y me acerqué, el tal Carlos no me daba órdenes.
- Carlos lo lamento pero Maximiliano tiene razón, somos tan inseparable que nuestro tiempo es solo para nosotros - estaba molesta, pero no me importo, aquí lo que valía era que el tipo estaba furioso por que le acababa de dañar sus planes de conquista hacia mi novia.
Se giró dirigiéndose a la pequeña oficina que había ahí, sonreí victorioso, eche un vistazo a Elena que me miraba con los brazos cruzados, honestamente no me importaba que estuviera molesta, me sentía más tranquilo al saber que el tal Carlos, tendría muy claro que ella no estaba disponible para él, metí mis manos en mi bolsillo, me dirigí silbando a mi silla, Elena continuo con su labor y yo no aparte ojo de ella.
Esta semana estaría esperando la información que solicite a mis contacto de la policía, el caso de Lena lo habían archivado aunque no estaba cerrado, mi contacto me conseguiría información de lo que averiguaron ese tiempo.
Puse las manos detrás de mi cabeza y continúe silbando, de reojo podía ver al tal Carlos, que estaba de pie en su oficina mirando a Elena fijamente, saque mi móvil al sentirlo que vibro, era un mensaje, suspire al ver que era de mi tío Víctor, esperaba que bajo ninguna circunstancia Paula hubiera engañado a tío Víctor para obtener mi dirección.
- Muchacho, ¿Cuál es la urgencia?, me has preocupado, voy a llamarte – mire a Elena y luego en dirección a la oficina donde Carlos estaba parado frente al ventanal de vidrio sin despagar sus ojos de Elena, parecía un buitre acechando.
- Llámame tío.
Al minuto tenía la llamada de tío Víctor, me acomode en la silla, no me movería de ahí por nada del mundo, estaba seguro que el tipo estaba esperando que me moviera para buscar a Elena y no era paranoia, había aprendido a leer a las personas y el no disimulaba el interés que tenía por mi novia.
- Dime
- Tío Víctor, ayer hable con Paula, ella desea saber mi dirección, por favor no se la des.
- Muchacho... yo hable con ella, lloro mucho y me dijo que le urgía verte porque solo tú la podías ayudar – pase mi mano por mi rostro, era increíble, Paula no había perdido tiempo.
- Tío, ella se está divorciando, ahora quiere que yo olvide todo lo que paso y que comencemos de nuevo.
- ¿Tú ya no quieres?
- No, estoy comenzando de nuevo, tengo novia.
- ¿Novia?
- Si tío, es la hermana de Lena – silencio.
- Muchacho, lo lamento, pensé que te sentirías feliz con la visita de Paula porque sé que la has amado mucho, no sabía de tu relación – lo escuche suspirar – Discúlpame con tu novia, no fue mi intención causarles problemas, algo que si te digo muchacho, no le ocultes la verdad, es mejor que ella sepa que en cualquier momento aparecerá Paula.
- Está bien tío.
- Lo lamento muchacho, cuídate – colgó y levante la mirada.
Honestamente no sabía cómo se tomaría Elena el que podía aparecer en cualquier momento mi ex esposa, estábamos comenzando a conocernos, nuestra relación estaba naciendo.
Me cruce de brazos y suspiré de alivio cuando ella termino su trabajo con la clienta, arreglo su área de trabajo, mire hacia el fondo y vi a las otras compañera de Elena trabajando, en el tiempo que llevaba de investigar no había visto a Elena conversar con ninguna de ellas.
Editado: 02.01.2022