Opino que todo en la vida es con un propósito, miré de reojo a Elena mientras comenzábamos a caminar hacia el edificio donde estaba viviendo, jamás imaginé que cuando mi tío Víctor me llamó pidiendo mí ayuda para encontrar a la familia de su nuera, iba a encontrar el amor.
Pasé casado diez años, sin contar los años de noviazgo, pero nunca me sentí acompañado como ahora, con Elena no había cabida a la soledad. Miré nuestras manos entrelazadas, y luego la miré a ella, su sonrisa desarmaba mi corazón, su mirada tan limpia y pura me hacía sentir que era el hombre más afortunado de la faz de la tierra.
Cuando salimos del ascensor sentí que me quedaba sin aire, ahí frente a mi puerta estaba Paula junto al conserje del edificio que a juzgar por la escena, estaba por abrir la puerta de mi apartamento.
-¿Puedo saber que rayos pasa aquí? - el conserje dio un salto y botó el manojo de llaves.
- Señor Arévalo, iba a abrirle la puerta a su esposa que dejó sus llaves - Elena apretó fuerte mi mano.
- ¿Esposa? - caminé hacia ellos molesto - ¿Alguna vez ha visto a esta mujer en mi apartamento? - el conserje se rasco la nuca tratando de recordar ¿era algo tan difícil?, si el tiempo que llevo de vivir aquí jamás he traído a alguien.
- ¿Tú quién eres?- Paula miró a Elena de la cabeza a los pies, ya la conocía trataba de hacerla sentir menos.
- Creo que es algo que no te interesa - sonreí, Elena no se dejaría amedrentar por Paula.
-¿Estás segura? ¡Soy su esposa! - abrí la boca para contestar pero Elena se adelantó.
- Ex esposa desde hace tres años.
Paula miró a Elena con furia, dio dos pasos hacia ella pero me puse delante de Elena, jamás iba a permitir que la tocará.
- Vete Paula, no eres bienvenida en mi apartamento, ni en mi vida, ante ti está la futura señora Arévalo - pasé mi brazo por los hombros de Elena.
- Crees que ganaste un gran hombre, pero no lo es, para él su trabajo es lo primero, te quedaras sola esperándolo, pasara días sin aparecer por casa, en fechas importantes sólo serán excusas y tú estarás sola, celebrando sola.
Cerré los ojos, Paula había destilado su veneno, a ninguna mujer le gustaría llevar la vida que Paula acababa de pintar.
- Vete Paula - ella nos miró y sonrió.
- Te estaré esperando querido, creo que no habrá boda después de todo -
- Para ser alguien que se queja de que Max no es un buen hombre, haces mucho por él- miré a Elena y sonreí - Cada quien vive la vida como mejor le parezca, tu vivías en medio de la soledad porque él estaba en su trabajo, pudiste llenar esos vacíos buscando que hacer, un trabajo por ejemplo - miré a Paula, ella jamás había trabajado, cuando nos casamos me dijo que se dedicaría a la casa.
Ella miró a Elena con furia.
- Te crees lista.
- Soy independiente que es diferente, trabajo así que no tendré tiempo a estar viendo las cuatro paredes o viendo por la ventana esperando que regresé Max pero también puedo darle un motivo para regresar más rápido a casa - miré a Elena y analice sus palabras, quizás inconscientemente retrasaba el regreso a casa, no era nada agradable estar escuchando las quejas de Paula, ninguna muestra de afecto, cuando yo me acercaba para abrazarla sólo escuchaba reproches de que le podía arrugar la blusa que le había costado un ojo de lo cara en planchar si la abrazaba, todo esté tiempo estuve fuera de casa porque no tenía motivos para regresar.
Paula me miró furiosa y a Elena con ganas de tirársele encima pero se quedaría con las ganas.
- Esto no se ha terminado, mírate y mírame a mí -pasó una mano por su cadera - Yo soy el tipo de mujer que le gusta a Maximiliano.
Sonreí.
- De hecho si no estamos juntos es porque no eres mi tipo de mujer, no olvides que soy muy friolento.
- ¿Qué quieres decir Maximiliano?
- Tú eres un tempano de hielo Paula y he descubierto que me gusta la calidez - al fin había conocido a alguien que no rechazaría un abrazo sólo por una blusa, dejaría que la besara aunque le quitará el labial.
- Eres un idiota, te costará convencerme para que vuelva contigo - puse los ojos en blanco, no seguiría discutiendo, ella era una mujer terca que no aceptaba que la estaba rechazando.
Sujete más fuerte a Elena y caminé hacia la puerta del apartamento, el conserje me miró un poco apenado.
-Ultima vez que intenta entrar a mi casa con una extraña, vuelve a pasar esto y me quejó con la administración, mientras duré el contrato esta es mi casa y yo elijo quien entra, está señora que usted iba a dejarla entrar, no es bienvenida en mi casa, no es mi esposa, ella - señalé a Elena - Será mi esposa, tenga cuidado.
El conserje sólo asintió, abrí la puerta, entre con Elena, antes de cerrarla vi a Paula con los brazos cruzados mirándome con furia, ella era mi pasado y hoy le cerraba la puerta a mi pasado literal para comenzar una nueva vida.
Esta noche sólo cenaríamos, Paula había arruinado el momento, ya habría tiempo para nuestra noche de amor, Elena mi ángel de ojos azules, había aparecido en el momento justo en mi vida, sonreí cuando ella se me acercó y me abrazó fuerte.
Quizás para muchos un abrazo no significa nada pero para mí significa todo y esta vez yo no buscaba a darlo.
Editado: 02.01.2022