Era una soleada mañana, en la que Yevhen ya se encontraba harto. Había abandonado Country Of The Sun (País del Sol), el país donde vivía para viajar al Sur, ante un problema con la reputación de su empresa. Refunfuñaba por lo bajo, su querido amigo Mikha, prácticamente lo había echado de su oficina al no querer salir durante una semana para que el problema fuera arreglado.
Aunque el verdadero motivo fue porque Yevhen había propuesto “deshacerse” de la empresa rival que había generado mala imagen en su empresa, Mikha solo lo vio raro diciendo:
—Yevhen, aunque es una idea tentadora, no podemos hacerlo. ¿Por qué no mejor sales y te despejas? Al frente del hotel hay una cafetería muy buena, tomate un café y descansa—Aun recordaba como lo decía con una gran sonrisa.
Pero…
Yevhen ahora estaba en una cafetería infectada de estudiantes universitarios, el lugar estaba lleno y tardó bastante en poder tener una mesa para “relajarse”.
“Espero que no extrañes tus vacaciones Mikha”
Pensó, mientras finalmente se sentaba en una mesa ordenando un simple café negro.
Al pobre Mikha desde lo lejos, solo le recorrió un escalofríos.
(…)
Suspiro enojado, no sabía cuánto ya había esperado por el dicho café, miró el reloj sobre la pared y ya habían pasado más de una hora. Golpeó frenéticamente su dedo anular contra la mesa, finalmente suspiro enojado, sin duda le dejaría sin vacaciones a Mikha al llegar. Sacó su billetera y puso el dinero sobre la mesa, cuando estaba a punto de pararse, un estruendo de cosas sobre la mesa lo sorprendieron.
Levantó su mirada y se sorprendió de ver una chica de cabello café claro y anteojos grandes rojos, parecía aliviada y solo levantó la mirada sin ningún tipo de vergüenza.
—¿Que haces? —Preguntó Yevhen frunciendo el ceño, era lo único que le faltaba.
—Lo siento, vi desde lejos que estabas por irte y me adelante—Rio la chica nerviosamente, rascando un poco su cabeza.
“¿Y esta chica quien se crees que es?”
Pensó el chico enojado.
—De hecho no voy a irme—Tomó nuevamente el dinero y lo guardo, cruzándose de brazos mientras veía a la chica con el rostro fruncido.
—Oh está bien, puedes quedarte—Le restó importancia volviendo a sumergirse en sus libros.
“Descara”
Pensó el chico, gruñendo un poco.
—Llegue primero que tú—Comentó, el chico peligris.
La chica lo miró fijamente a los ojos, Yevhen trago en seco al ver su intensa mirada, el color de sus ojos le parecía bonito y peculiar. Pero no dejaría su brazo a torcer.
—¡Vamos, eres un hombre guapo y amable! ¿No me echarías verdad? —Dijo la chica con timidez, su picardía dejo sin aliento al pobre chico que era molestado por una extraña.
—Eres muy descarada—dijo el chico, cubriendo sus ojos con una mano.
—¿Te consideras alguien feo? —Pregunto la chica confundida, mostrando inocencia en su rostro, realmente no parecía medir sus palabras—Entonces debes saber que eres muy guapo—Exclamo, rápidamente algunos voltearon a mirar con curiosidad, Yevhen se sintió avergonzado y se podía ver en sus mejillas.
—¡Está bien, está bien, ya entendí! —Dijo el chico, la chica extraña se rio un poco.
—Mi nombre es Masumi Suzuki, ¿Y tú? —Pregunto con una cálida sonrisa.
—Yevhen Adley—Respondió la pregunta.
En ello la camarera se acercó con una charola en la mano, dejando un café negro y una taza cappuccino con tostadas, la chica sonrió y dio las gracias. Yevhen la miraba desconcertado, ¿Ya había ordenado antes de tener mesa?
Masumi vio la expresión de desconcierto del chico y no pudo aguantar la risa.
—Vi que estabas solo en la mesa y pedí que pusieran mi orden con el tuyo—Sonrió, Yevhen no podía creerlo.
“¡Pe-pero que chica más descarada!”
Pensó, sin notar sus sonrojas mejillas.
Al final, Masumi hablaba con Yevhen cómodamente, obteniendo información con facilidad de la chica. Estudiaba en la universidad de frente, la carrera de pediatría, era su primer año, residía en Japón y era muy linda y cálida.
—¡Ay no! —Yevhen vio con curiosidad a la sorprendida chica que miraba su teléfono—Llegare tarde a mi clase si no corro—Lloriqueo la chica, guardando todas sus cosas a la velocidad de la luz, dejando el dinero sobre la mesa, para tomar sus libros como podía sin caérselos y salir corriendo.
Yevhen parpadeo un par de veces al ver la escena, intentó aguantar la risa, pero no lo logro y se rio a carcajadas con algunas pequeñas lagrimas saliendo de sus ojos. No había sido consiente de cuánto tiempo había pasado hasta que miró nuevamente la hora del reloj, su taza estaba vaciá. Pago su pedido y se levantó, estaba de buen humor con una sonrisa en sus labios que no podía disimular aunque quisiera.
Miró con curiosidad la universidad a su mente venía el rostro de aquella chica, Masumi Suzuki. No pudo evitar sonrojarse al pensar en ella, suspiro, llevando una mano sobre su pecho, podía sentir los fuertes latidos de su corazón.