Soy La Villana En Un Mundo Paralelo Con Un Novio Posesivo

Capítulo 9: El Amante de Masumi

Llegaron nuevamente a la universidad, Yevhen insistió en acompañar a su chica en el camino a su dormitorio. Esto no tomo por sorpresa a Masumi, que parecía gustosa de poder estar un poco más con su novio, pero la extraña mirada de reojo hacía ella, le hizo sospechar que algo tramaba. La joven pensando en esto, giro la llave y entró a la habitación, la única mochila que llevaba, por insistencia del peligris que insistió en cargar sus cosas, se cayó al suelo.

La habitación.

La habitación se había convertido en un calco de la antigua que había tenido antes, todas las cosas que devolvió estaban en su lugar, las telas, los muebles, las cosas, incluyendo hasta la ropa, se distinguía entre esas prendas el vestido azul que usó la primera vez que vio a Yevhen.

Masumi trago en seco y volteo a mirar al chico que sonrió inocentemente, como si fuera lo más normal.

—Yevhen...—Lo llamó en un incómodo tono, casi con miedo en sus ojos, este ensancho su sonrisa y beso la frente de la joven, que parecía pálida.

—Devolví todo a su lugar como antes, quería sorprenderte, solo acéptalo como mi regalo—Su forma de hablar fue tan extraña, pero Masumi asintió con la cabeza sin dejar de mirar con un brillo especial en sus ojos al chico de mirada azul.

Volteó nuevamente al lugar, recorriendo todo en una observación cautelosa, ¿Por qué agrandarle la habitación como antes? Masumi no lo entendía.

(...)

Después de despedir a la chica, exigiendo un abrazo, que se lo entrego con una risa ligera, volvió a la suite en donde se hospedaba. Y una vez en su escritorio, miró a Mikha con un rostro severo.

—¿Acataste mi orden? —Pregunto en un tono grave, era claro que dudaba del pelinegro.

—Así es Señor, siempre hago lo que me ordene—Habló en el mismo tono que su jefe, con el ceño fruncido y entregándole una tableta, casi ofendido por dudar de él.

Yevhen miró la Tablet y en ella, las cámaras ocultas en la habitación de Masumi, delataban lo que esta hacía, ordenando su ropa de las maletas, en su lugar. Al chico se le levanto un molesto sentido de arrepentimiento al ver el gesto relajado de la chica, se llenó de remordimiento, y apartó la vista por el peso de su consciencia, escuchando el pequeño canturreo de la joven por el parlante de la Tablet.

—Pusiste también micrófonos...—Hablo en un tono doloroso y bajo a Mikha, quien lo miraba fijamente.

—Así es, Señor—Respondió tajante, Yevhen lo notó y suspiro.

—Puedes irte—En un gesto distante, Mikha hizo una reverencia y salió dando un portazo.

Por supuesto que el peligris sabía que esto iba en contra de los principios de su secretario y amigo, pero necesitaba esto más de lo que esperaba.

Los días pasaban tranquilos, Masumi se dedicaba de lleno en el estudio, no tenía tiempo para ver a Yevhen, y este estaba seguro de ello al tener las cámaras ocultas consigo, mirando en estas, casi como si fuera primordial el hacerlo.

(...)

—La neonatología se suele desarrollar dentro de hospitales, ya que se lleva a cabo desde el mismo momento en que nace el bebé. Después... ¿Después qué? —Miro un tanto confundida el libro, a pesar de que tenía las palabras siguientes marcadas con color, aun no quedaban grabadas en mi cabeza, suspiro frustrada, frotándome los ojos al retirar mis lentes.

Pensaba seriamente tomarme unos momentos y aprovechar para mandarle un mensaje a Yevhen, cuando me percato de un extraño ruido dentro de la habitación, miro confundida por todos lados y mi mirada para en el extravagante escritorio de color blanco, el mismo mueble que habíamos devuelto con Agatha, estaba de vuelta junto con un montón de cosas. Me acerco un tanto confundida y pego mi oreja a uno de los costados del mueble, el ruido parecía al de una llamada y sin duda se sentía algo vibrar.

Miro el extraño mueble, buscando alguna manija o puerta para abrirlo, pero no encuentro nada, meto mi cabeza debajo del mueble y veo un botón pequeño e innotable sobre el mismo lado en que escucho la llamada sonar, cuando lo presiono, el costado se abre. Era un cajón, abro más el cajón y encuentro dos cosas, un diario y un teléfono, uno caro y muy brillante de color rosado.

—¿Qué es esto? —Me pregunto a mí misma y tomo el teléfono en mis manos, cuando prendo la pantalla veo las notificaciones en ese extraño aparato.

243 Mensajes Nuevos.

57 Llamadas perdidas.

Todas provenientes del mismo número de teléfono agendado como: Mi Bizcochito.

Frunzo el ceño mientras me siento en mi cama.

—¿Yevhen? —Pregunto, ya me era raro no haber tenido un teléfono caro y sí una habitación llena de comodidades de su parte, esto lo explicaba, lo tenía guardado, muy bien guardado... demasiado guardado.

"¿Es realmente Yevhen?"

Me pregunte a mí misma, el teléfono repentinamente comenzó a sonar de vuelta y esto hizo que me asustara, tome la llamada rápidamente, atendiendo antes de que colgaran.

—¿Hola? —Del otro lado escuche un suspiro frustrado y molesto, por un momento me vino a la mente que sería Yevhen y trague en seco.

—Finalmente te has dignado en responder mis llamadas, traviesa, si hubiera sabido que te enojarías tanto conmigo no hubiera bromeado al decir eso Preciosa—La distinta voz al otro lado de la línea me aseguraba una cosa, no era Yevhen, este desconocido hablaba conmigo como si me conociera, su disculpa sonaba a una falsa, pero su molestia era real.

—¿Dis-disculpa? ¿Tu quien rayos eres? —Pregunte confundida, casi aturdida, como si fuera broma.

Esto no estaba pasándome.

—¿¡Sigues molesta!? Nena ya no puedo seguir así, perdóname... vamos, encontrémonos, tu bizcochito necesita tu atención—Su tono niñato y juguetón de hablar me saco de mí.

Qué asco.

Colgué.

Pálida y como si hubieran drenado toda mi energía me deje caer sobre la cama, comenzando a reír de forma nerviosa y ansiosa.

—Esto no está pasando. Masumi Original ¿Qué mierda es esto? ¿Qué carajos es Mi Bizcochito? —Pregunte, casi como si fuera capaz de oírme, por un momento me la imagine frente a mí estrangulándola.




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