Soy Tú ©

Capitulo Uno

Joyce.

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Pasajeros del vuelo quinientos treces con destino a Italia, compuerta número uno —escucho que anuncian por los intercomunicadores.

—No quiero embarazos, ni enfermedades de trasmisión sexual. Quiero que cuando volvamos a vernos, tu virginidad siga intacta o mataré a Max y a ti junto con él —suspiro pasando una mano por mi rostro hasta dejarla en mi boca y bostezar—. ¿Me estas escuchando Joyce?

—Lo hago —miro a los alrededores rogando mentalmente que deje de hablar.

— ¡Joyce!

—Te escuché Jeremy, ya lo tengo todo claro, no estoy sorda.

—Solo no quiero que te pase nada, es la primera vez que nos separamos.

—Lo sé, pero recuerda que no estaré sola, Max estará conmigo.

—Eso no me trae ningún consuelo —murmura preocupado, rio colocando mi mano en su mejilla para acariciarla.

—Estaré bien, no me pasara nada ¿Bien? —asiente tomando mi mano y dándole un corto beso, le sonrió.

—Está bien, pero seriamente no quiero novio Joyce, aun eres muy joven.

—Tengo veintidós años —Me quejo y el frunce el ceño—, pero estamos más de acuerdo con que nada de novio, entendido.

Vuelve a sonreír y yo ruedo los ojos. Compadezco el día en el que Jeremy tenga hijos y más si esa descendencia es del género femenino. ¡Cielos! apenas soy su hermana y es un dolor de cabeza cuando está en su estado de hermano posesivo, ni siquiera puedo tener una relación que dure más de tres semana, él tiene una cualidad extraordinaria para espantar a los chicos. Por suerte nunca puede negarse a un mandato de Nani, es gracias a ella es que conozco la palabra novio y su significado real. El pobre siempre tiene que tragarse su parte posesiva y ser un fiel corderito que acata las órdenes de Nani.

Lo peor es que no importa la edad que yo pueda tener, nunca estoy lista para un noviazgo. Puedo parecer un esqueleto andante y mientras más edad tenga más niña soy para él y no lo culpo. Seriamente aunque no sé lo que se siente, debe ser duro tomar la responsabilidad de las cosas.

Miro sus ojos marrones algo más oscuros que los míos y no puedo evitar abrazarlo. No sé cuántas veces pueda agradecer el tenerlo a mi lado, sería extraño estar sin un molestoso e irritante hermano.

—No me importa la edad que tengas Joy, seguirás siendo una niña para mí —me recuerda besando mi frente—. ¿Segura que quieres ir a esa universidad? Aquí hay mucha que son buenas, como por ejemplo a la que asisto.

Pasajeros del vuelo quinientos treces con destino a Italia, compuerta número uno.

—Muy segura Jeremy y ya entendí todo perfectamente, además no creo que pueda olvidar algo y si eso pasa, revisaré la libreta que me diste —contesto tratando de no reír por su cara irritada—. Ahora debo irme, no quiero perder mi vuelo.

—Al menos lo intente —suspira con pesadez.

Me entrega mi maleta pero antes de tomarla lo vuelvo a abraza sintiendo a lo segundo su típico aroma a canela, mientras sus fuertes brazos rodean mi cuerpo y su barbilla se apoya en mi cabeza haciéndome sentir más pequeñas de lo que él siempre me ve.

Adoro a mi hermano y eso no es ningún secreto ni para él ni para nadie. Después de unos largos segundos siento que aprieta más su abrazo y con ello voy perdiendo el oxígeno.

—Jeremy no... puedo respirar —trato de decir y rápidamente se separa con una sonrisa apenada.

—Lo siento —le sonrío y me acerco a él para darle un beso en la mejilla.

Ultimo llamado a los pasajeros del vuelo trecientos trece con destino a Italia, compuerta número uno —respiro hondo, ya es hora.

—Adiós pequeña.

—Adiós, cuida de los demás —le sonrió y me doy vuelta empezando a caminar con mi maleta al lado, pero me detengo al recordar algo— ¡Oye Jeremy! —este me mira esperando a que prosiga— no te olvides de ir al baño para que no te orines en la cama, recuerda que el doctor dijo que debes controlarlo e ir cada cinco veces.

Éste abre los ojos de par en par y desde aquí puedo notar lo rojo que se pone al ver algunas chicas mirarlo entre risa.

— ¡Me las vas a pagar! —exclama antes de voltease ante las chicas—. No es cierto, solo se cayó de la cuna cuando era bebe y está algo... —lo escucho decir y entre risa empiezo a correr hasta la cabina en donde entrego mi boleto de avión.

Al entrar a la cabina camino a mi lugar asignado, saco mi IPod y busco en el repertorio Give me love- Ed Sheeran antes de darle a play, no tardo ni seis segundos cuando mis oídos son inundando por la extraña pero interesante melodia. Adoro el misterio de esa canción, es como si pasaras a otro mundo o al menos así me siento al escucharla.

Cuando voy por el coro, siento que alguien toca mi hombro, así que giro a ver de quién se trata y me encuentro a un chico pelirrojo casi de mí edad con ojos oscuros y de tez blanca pero algo bronceada.



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En el texto hay: leyendas, amor odio dolor, cambios de cuerpo

Editado: 18.04.2019

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