Soy Tú ©

Capitulo Dos

Joyce

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No es un sueño, miro a Max y la voz en mi cabeza me lo repite, No es un sueño. Mi teléfono se apaga y unos golpes en la ventanilla se empiezan a escuchar, volteo mi rostro para encontrarme con una imagen difusa.

Con el celular aun en mano salgo del auto y la imagen se empieza a dirigir hacia a mí a grandes pasos hasta conformarse con mejor predicción dicha imagen.

Un chico de piel blanca y ojos azules se para frente a mí, su cabello es oscuro aunque unos mechones rubios resaltan en ello. Al parecer trata de decir algo pero al notar que no presto mucha atención se acerca un poco más lo que automáticamente me hace reaccionar y dar un paso atrás.

— ¿Estás bien? —pregunta un tanto preocupado. Noto como de su rostro un hilo de sangre recorrer parte de su frente hasta manchar su camisa azul. — ¿Estas herida?

Intenta acercar su mano, pero rápidamente la alejo.

— ¿Que si estoy bien? —pregunto con ironía— ¡Qué demonios te pasa! —grito alterada. Sé que no debería de actual así pero no lo puedo evitar.

—Oye cálmate —trata nuevamente de acercarse pero como es de esperar me alejo todo lo que puedo—. Mira no te hare daño, solo quiero saber si estás bien.

—No estoy bien ¿Ok? No quiero estar bien —mi respiración es agitada pero solo quiero dirigir mi ira a la persona que tengo frente a mí— esto es tu culpa, mataste a mi mejor amigo.

Veo como sus ojos se agrandan y su rostro pasa a varios colores hasta quedarse sin ningún color.

—Wow, espera, creo que estas delirando para sacar esa conclusión, no soy el único que tuvo la culpa aquí —cuestiona también molesto y nervioso a la vez —yo no era quien tenía las luces apagadas, así que no me eches toda la culpa a mí.

Estoy a punto de decir algo, pero me detengo cuando veo un auto acercarse hasta detenerse donde nos encontramos. Me quedo en silencio viendo como de este sale un chico que reconozco como el chico del avión.

Él se acerca a nosotros y al verme su rostro cambia completamente reflejando preocupación.

—Joyce —dice y mira a la persona detrás de mí— ¿Están bien? —lo miro confundía ¿Cómo sabe mi nombre?

Voy a preguntar pero el desconocido detrás de mí se adelanta y responde.

—Lo estamos, pero su amigo no —frunzo el ceño y lo miro, este me ignora por completo.

El pelirrojo mira en dirección al auto que esta contra el árbol y sin decir palabra se acerca hasta abrir la puerta donde se encuentra Max. Camino hacia ello y lo veo pasar su mano por el cuello de Max para acomodarlo mejor en el asiento y luego empezar a tomar su pulso entre otras cosas que desconozco.

Otros vehículos pasan y algunos empiezan a detenerse mientras que otros intentan pasar lentamente para saber que está sucediendo.

— ¿Todos están bien? —pregunta alguien.

Nadie responde. Empiezo a sentir dolor de cabeza pero intento ignorarlo.

— ¿Por qué no despierta? ¿Está muerto? —pregunto ya que solo se mantiene en completo silencio.

—Deja de decir que está muerto —dice el desconocido, el cual trato también de ignorar.

—No está muerto, solo esta inconsciente —contesta al fin poniéndose de pies—. Lo mejor sería llevarlo al hospital para que lo atiendan, a los tres.

Recalca mirando detrás de mí.

—Llamé a una ambulancia, ya viene en camino —se escucha la misma voz de antes. Giro para ver y a unos pasos detrás de mí se encuentra un hombre de unos cuarenta años.

Miro a mí alrededor y hay muchas personas. No sé si es por realmente ayudar o realmente chismear.

—Lo mejor es llevarlo, no sabemos cuánto tardara en llegar la ambulancia y él ya tiene un tiempo de estar inconsciente —explica el pelirrojo.

—De acuerdo, puedo llevar a uno de ellos.

Toco mi cabeza porque el dolor no cesa, el pelirrojo lo nota asiente, y se acerca a mí.

—Puedes llevarlo a él —señala al chico de mi lado —, yo llevare a los demás —concluye.

Ambos asentimos sin replicar. A pesar de no confiar en este sujeto, no puedo rehusarme, al menos no cuando la vida de Max está en juego.

Entre el chico de ojos azules y el pelirrojo cargan con mucho cuidado a Max hasta subirlo al auto. Tomo lo más importante y corro para subirme junto a Max. Mientras que el otro se dirige al vehículo del hombre.

Miro hacia atrás y veo como todos los chismosos que estaban presente empiezan a retirarse y seguir su curso como todo en la vida, cada quien con lo suyo, y a veces con lo de otro.

13 de enero, 2007.

Una y casi dos noches, han pasado. Max fue inmediatamente a la sala de emergencia donde no tardaron en atenderlo. Tal como lo dijo el pelirrojo cuyo nombre es Peter, el golpe no fue realmente fuerte, pero si lo suficiente para dejarlo inconsciente, es por esa razón que decidieron hacernos a los tres algunos exámenes.

Ni Max ni el castaño resultaron con heridas graves ni nada en particular, al menos no el castaño, a pesar de que ambos tuvieron golpes en la cabeza, el de Max fue un poco más certero. Yo en lo particular sorprendentemente no tuve ningún golpe o rasguño.



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En el texto hay: leyendas, amor odio dolor, cambios de cuerpo

Editado: 18.04.2019

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