Soy tu mate

Capitulo 1: ¿Gruñidos?

2020 Época actual, En algún lugar de México.

 

Samanta

 

Estaba en mi habitación, si se puede llamar así, por qué es un lugar muy pequeño demasiado pequeño, solo hay una cama individual con un colchón muy desgastado y manchado con todo tipo de fluidos, la verdad no me atrevo a saber que fluidos son que tal y me mata uno, no, no, no. Aunque pensándolo bien no estaría tan mal que me matará un fluido extraño así ya no tendría que soportar las humillaciones de las chicas del orfanato.

Si escucharon bien orfanato, soy huérfana, mis padres murieron cundo yo era una bebé en un accidenta automovilístico no me acuerdo de nada pues era una bebé, mi madre Gloria murió en el impacto y mi padre Jorge murió tres días después en el hospital, y no tenía familia así que, quede a mi suerte, después de recuperarme las agentes sociales decidieron dejarme en un orfanato a mi suerte. Y desde que llegué no han sido más que humillaciones por todos hasta de las rectoras.

Bueno dejando de lado mi miserable vida empecemos.

Pues como dije estaba en mi habitación viendo el techo cundo tocan  la puerta, a dura penas me levanto para abrirla y me encuentro a nada más y nada menos que a Molí la perrita faldera de Nash, Natasha, pero a ella le gusta que le digan Nash no sé por qué y no me interesa saber. Nash era la hija de la una rectora, la señorita María, pero era un infierno estar con Nash desde que tengo memoria, desde muy chiquita me a tratado mal e humillado millones de veces solo por diversión, eso dice ella y a lo que encuentro muy patético.

—¿Qué?

—Se dice mandé, mal educada.

—Si ajá, ¿a qué viniste?.

—Ah es cierto, vine a decirte que la señorita María quiere verte en su oficina, y yo que tú voy yendo por qué se veía MUY enfadada. ¿Ahora que hiciste inepta?

—¿Enfadada? Y no hice nada y si así fuera el caso a la última persona que le diría fuera a ti y tu grupito de perras falderas.

Molí abrió la boca con una muñeca de indignación

—Que te pasa estúpida tu no me puedes decir así, no eres nadie y nunca serás nadie ¿me entendiste?

Puse los ojos en blanco.

—Aja si, dile que ahorita voy.

—¿Dile? Lo siento querida pero yo no soy tu secretaria, así que vas y le dices tu—. Hizo una sonrisa tan falsa como su tetas

—Entonces si no tienes nada más que hacer, largó, Shu Shu —. Hice un movimiento con mi mano para que se fuera.

—Yo no soy perro para que me estés corriendo, si yo quiero me puedo quedar aquí estoy en todo mi derecho y no me hagas Shu Shu por qué …

No la dejé terminar y le cerré la puerta en la cara, solo escuché como soltó un chillido de enojo, pero la verdad me valió. Me cambie con unos pantalones grises y una camisa rosa y me puse mis zapatillas, salí de mi habitación y ya no estaba la fastidiosa de Molí así que me dirigió tranquilamente a la oficina de la rectora María.

Cundo llegué toque la puerta después de escuchar el pase de la señorita María pase, la verdad casi nunca nadie entra aquí así que me puse a examinar la oficina.

Era una oficina grande no tanto pero más grande que mi cuarto, había una repisa de libros en una esquina los libros estaban empolvados por qué se veía que no se acercaban ahí, en frente de mi había un escritorio muy de los años 1990 los que habían en las películas, había papeles apilado en el escritorio parecía que ni los habían tocado en meses, seguía con mi inspección hasta que la voz de la señorita María me trajo de vuelta a la realidad.

—Señorita Samanta la cité aquí por qué quería hablar de algo muy importante con usted.

—uhm ah si señorita María y ¿que es eso importante que me tiene que decir?

—Como sabe acabo de llegar de un viaje muy largo de Londres—. Yo asentí con la cabeza— En mi estadía allá me informaron que usted estaba muy… como decirlo sin ofender la… muy descontrolada.

—¿Yo?

—Si usted señorita Samanta, me informaron que en su cuarto a las tres de la mañana se escuchan gruñidos

Me le quedó viendo confundida.

—¿Gruñidos? Perdón pero no estoy entendiendo nada.

—Así como escucho señorita Samanta, dicen que se escuchan gruñidos como de un animal, un ¿lobo? ¿perro?

—No estoy entendiendo señorita

—Bueno pues algunas de las encargadas supusieron que tenía un animal ahí dentro, y para saber si es verdad vamos a revisar su cuarto, solo le aviso para que sepa.

—Si está bien señorita María

La verdad había dejado de escuchar desde que dijo gruñidos, ¿Gruñidos? Eso no puede ser posible, mi explicación más lógica es que como mi cuarto está del lado de el bosque hubiera un animal, como un lobo o un coyote que aullaran o gruñera y por esa razón se escuchará, a parte de que siempre dejo mi ventana abierta, no es una ventana muy grande solo un cuadrito y puede que se escuche los gruñidos.

La señorita María me dijo que me podía ir y cundo llegué a mi cuarto encontré a Nash, una castaña clara con facciones muy delicadas, la verdad es muy bella también tiene ojos cafés claros pero como es una ridícula se ponía lentes de contacto verdes, no entiendo por qué quiere cambiar el color de sus ojos, los míos son color grises con café, la verdad no me quejo me gustan mis ojos dicen que es algo que resalta de mi.

—Valla hasta que llegas.

—¿Que quieres?

—¿De ti? ¿que me puedes ofrecer? Nada, no tienes ni en qué caerte muerta.

—¿Qué quieres? ¿A eso viniste? Si a eso viniste mejor lárgate

—Ay solo venía a saludarte, te extrañe

—¿Me extrañaste? ¿Estás bien? ¿estás enferma? Oh no me digas ¿Que te queda poco de vida y estás pidiendo disculpas a las personas que trataste mal en vida para irte sin pecados? Déjame decirte, que no, no te perdono.

—Ja Ja que chistosa ¿No?, Digo que te extrañe porque o sea, a ¿quien iba a humillar y tratar mal?

Puse los ojos en blanco y solté un suspiro

Dios dame paciencia por qué si me das fuerzas



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En el texto hay: amor, mates y desastre

Editado: 22.02.2022

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