Samantha
La mañana siguiente estaba en el comedor, desayunando, obviamente se escuchaban murmullos sobre lo que paso ayer pero me valía, conmigo meta se todo lo que quieran pero con la memoria de mi familia jamás.
–¡Samanta Gracia! REPORTENCE a la oficina de la directora lucía.
Genial, lo que me faltaba que la otra estúpida fuera de chismosa con su mami y su mami con la directora.
Me levanté y escuche mucho más murmullos, unos cuantos como de “uhhh la solicitaron a la oficina de la directora eso es grave” “la verdad a mi me gustó que le pagará a Nash se lo tenía merecido” “mira la una salvaje no puede estar aquí, no haría daño”. Me valió una hectárea de verga lo que decían y me dirijo a la oficina de la señora lucía.
Toque la puerta después de dos segundo escuché el “adelante” de la señora lucía, cundo entre estaba Nash y su mamá la señorita María, y la directora la señora lucía. La señorita María y su hija me veían con odio y la señora lucía con lastima.
–Tome asiento, señorita Samanta
Me indico la señora lucía y le tome la palabra
–Me informaron que ayer hubo un inconveniente con la señorita Natasha
La señorita María no la dejo terminar por qué grito como estérica.
–¡¿INCONVENIENTE?! ¡MIRE COMO LE DEJO LA CARA A MI HIJA!
Natasha voltea la cara para dejar ver un moretón en el ojo y su cachete un poco rojo, ¡que hija de puta! Se pinto el ojos para que pensaran que la agredí, o sea si la agredí pero no le pegue en el ojo si no en el cachete.
–Yo no te hice eso
–¡NO DIGAS MENTIRAS! AHÍ ESTA LA PRUEBA DE QUE LE PAGASTE A MI NIÑA!
–¡YO NO LE HICE ESO, ¿LE PEGUE? SI, PERO NO LE PEGUE UN PUÑETAZO EN EL OJO LE DI UNA CACHETADA!
La señorita María iba a contestar pero la señora lucía la detuvo
–¡Silencio!—. La señorita María se quedó callada y yo también y hasta Natasha que está sollozando falsamente.—. María, si Samanta le hubiera pegado en el ojo a tu hija la hubiera dejado ciega y lo sabes —. Se miraron entre ellas, sospechoso
–No me importa yo no quiero que esa niña—. Se señala a mi con una cara de repulsión en su rostro—. Este aquí y ponga en peligro de mi hija
–Pues que no venga de metiche, no tiene nada que hacer ella aquí–. Murmuré pensando que no me oyeron, gran error.
–¡MI HIJA TIENE DERECHO DE ESTAR DONDE ELLA QUIERA!
–¡MARÍA POR FAVOR YA!
–Y-Yo pue-puedo estar donde y-yo quiera—. Hablo la Martí por primera vez desde que llegué
–Yo no quiero a esa niña aquí lucía, te lo dije desde que llegó, te dije que era un peligro para las demás niñas pero no me hiciste caso
La señora lucía suspiro y me miró
–Samanta lo siento tanto pero tienes que irte
–¡¿QUÉ?!—. María y Natasha sonrieron victoriosa mente–. Y-yo no tengo a donde ir señora lucía por favor no m-me haga esto
–Lo siento tanto Sam pero tienes que irte, para seguir aquí tienes que tener menos de 19 años y tú vas a cumplir 18 lamento informarte que después de tu cumpleaños número 18 te tendrás que ir.
–Maestra por favor no me eche no se dónde ir, no tengo familia ni mucho menos amigos por favor no me eche
Empecé a ver todo borroso por las lágrimas que están reteniendo en mis ojos, sentí un dolor tan grande en mi sentí que en cualquier momento me derrumbaría, no podía estar pasando me esto.
{Son unos malditos, pero tú no te preocupes nosotros te vamos a cuidar}. Una voz retumbó por toda mi cabeza, esta vez no era la voz femenina y dulce de la otra vez era la voy de un hombre, nunca la avía escuchado.
[¿Qui-quien eres tú?]. Pero no me contestó se fue diciendo “descuida bonita, iremos por ti” y se marchó
(***)
Después de lo ocurrido en la oficina de la directora lucía no salí de mi cuarto en toda la semana que me quedaba ahí, ni siquiera salí a comer, si comía era por qué Mili una niña de ocho años que acababa de ingresar hace menos de cuatro meses me dejaba comida enfrente de mi puerta y tocaba para que supieras que me traía de comer, De no ser por ella me vera muerto de hambre.
El día que me tenía que ir Iba saliendo cundo la voz de Natasha me detuvo.
–Adiós huerfanita, nadie te va a extrañar—. Ella y sus amigas se empezaron a reír, yo solo les tome la mirada no la baje, si me iba ir de aquí iba hacer con dignidad.
–Señorita Samanta, tiene que retirarse del plantel
Me informo la señora lucía, yo solo la vi y asentí con mi cabeza. Cundo iba saliendo por el pasillo todas se me quedaban viendo, unas con lastima otras con tristeza y otras la gran mayoría con una sonrisa de burla en su rostro, y fue ahí cundo vi a Mili, la niña que me dejaba la comida, fui hasta ella y puse de cuclillas delante de ella en su rostro había una mueca de tristeza.
–Quería agradecerte por llevarme comida a mi habitación está última semana Mili.
–No tienes que agradecer, me caes muy bien a demás mi mami me dijo cuando estaba viva que Siempre hay que ser amable con las personas— me sonrió a lo que yo le devuelvo la sonrisa y la abrazo.
–Enserio muchas gracias, espero encontrarnos en un futuro muy cercano
Ella hizo una asentimiento con su cabeza dándome a entender que ella también esperaba eso, me levanté e iba dar la vuelta para irme si no fuera por la voz que vengo escuchando desde hace unos días
{Esa niña es un amoooorrrr}, yo sonreí por como alargó la palabra amor.
[Si es verdad, espero un día encontrarla de nuevo], el hizo un sonido como queriendo me decir que lo haría.
–Ya lárgate ¿no? Nadie te quiere aquí es mejor que te vallas—. La voz chillona de Natasha me saco de mis pensamientos. Me iba a dar la vuelta cundo una carro último modelo aparco en la calle y de ahí bajó… Melissa
–¿Me extrañaste luna? Por qué yo si
Corrió hacia mi y me abrazo, le devolví el abrazo por qué en verdad lo necesitaba, solo escuché el jadeo de muchas chicas y no entendía el por qué hasta que volteo a ver y es nada más y nada menos que el hombre que me a estado atormentando en los sueños, Andrew Henderson