Soy tu mate

Capítulo 21: ¡Mierda ahora no!

Maratón 7/7

 

Me encuentro en mi habitación acomodando mis cosas para esta madrugada después de la charla que tuve con Mateo acordamos que nos iríamos en la madrugada a las cuatro para ser exactos.

–No quiero que te vallas.

Andrew me abrazo por detrás y escondió su cabeza en mi cuellos, se me llenaron los ojos de lágrimas pues tampoco quería irme.

–Tampoco quiero irme pero lo tengo que hacer.

–¿No hay otra manera? Po-podemos hacer algo.

Gire para encararlo y pude ver sus ojos llenos de lágrimas.

–No la hay.

Me abrazo y yo a él pude sentir como lloraba en mi hombro y yo en el de él, esto era tan duro no quiero irme y dejar todo lo que construir a su lado, a mi bebés.

Acunó me cara en sus planos y me beso, este beso era lento y transmitía muchísimas cosas muchísimas cosas que queríamos decirnos en estos momentos pero no podíamos.

–Te amo ¿Si? No lo olvides por favor.

–Jamás lo olvidaré y yo también te amo. 

Estuvimos un rato abrazados y despidiéndonos pues no sabía si sería la última vez que lo vería.

 

(***)

 

Todos estaban reunidos en la sala de estar, Melissa, Marc, mis suegros Cristel y Enzo y Andrew y varios guardias que hacían guardia en la noche.

Todos tenía una cara de tristeza Melissa no dejaba de llorar y Marc de abrazarla, mis suegros tenían una cara de pesar, los bebés no entendían que pasaba. Andrew que tenía a Enzo en sus brazos no me miraba a los ojos por qué sabía muy bien que estaban llenos de lágrimas.

–Cuñis no te vallas ¿Quién va a sonrojarse cundo valla por lencería y le diga que se compre para que se la muestre a Andrew—. Yo reí con nostalgia ¿Con quién haría eso? ¿Lo volvería hacer?—. No te vallas Mateo ¿A quien le voy a decir idiota cada cinco segundos?

–Le puedes decir a Marc.

Ella sonrió por unos micro segundos pero después empezó a llorar, se acercó a Mateo y lo abrazo después de un rato se acercó a mí y me abrazo.

–No te vallas… por favor–. Susurro solo para que yo oyera.

–Me encantaría hacerlo pero no puedo.

Nos abrazamos un rato llorando las dos juntas, después se acercó a mí Marc.

–Te voy a extrañar conejo.

Reí por su apodo, me decía así desde que Andrew y yo nos acostamos por primera vez, ¿lo volvería a escuchar decir me así? ¿o molestarme tan siquiera?

–También te voy a extrañar doctorcito.

Se acercó y me rodeo con sus brazos–. Cuídate ¿Si?

Asentí con la cabeza.

–Hay Sam, cuídate mucho ¿Si? Y no te preocupes por los niños yo los cuidare.

Me dijo mi suegra yo asintió pero mis ojos se llenaron de lágrimas al saber que probablemente no vería crecer a mis hijos. Los dos se acercaron y me abrazaron mi suegro solo musito un cuídate y se fue.

Melissa se acercó con Cristel en sus brazos y Marc con Enzo ya que Andrew estaba sentado en un sillón mirando hacia el piso.

–Adiós bebés mamá intentara todo para poder regresar con ustedes ¿okey? —. Ellos solo me veían con una mueca de confusión en su rostro me acerque a ellos y le di y beso y abrazo a cada uno—. Mamá los quiero mucho ¿Si?.

Melisa y Marc se alejaron con los niños y Andrew se acercó a mí desde que salimos de la habitación, sus ojos estaban rojos junto con su nariz y mejillas, sus ojos estaban levemente hinchados por estar llorando.

Me abrazo y posicionó su barbilla en mi cabeza, pude sentir como su labio temblaba por las ganas de llorar—.Cuídate por favor.

Levantes mi mirada solo para verlo derramar unas lágrimas y yo también estaba derramando lágrimas, no quería pero no tengo opción. Lo abrace muy fuerte y llore en su pecho.

–Pr-prométeme que vas a regresar—. Negué con la cabeza aún llorando, no podía asegurarlo, ni yo sabía si saldría viva—. Por favor

Eso último salió tembloroso por el nudo que tenía en su garganta —. N-no puedo asegúratelo pero lo intentaré lo prometo.

Se inclino y me beso, su beso me podría trasmitir todo lo que sentía. Sentía miedo, mucho miedo al igual que yo. Nuestros labios se movían en sincronía, paso sus pulgares por mis mejillas limpiando mis lágrimas, nos separamos y junto nuestras frentes.

–ich liebe dich

«Te amo»

–Te amo.

 

(***)

 

Son las 4:30 am Mateo y yo emos caminado demasiado lejos de la capilla después de despedirnos de las personas que queremos, dios despedirme de mis hijos fue lo más duro que tuve que hacer en mi vida, sus caritas de confusión al no darse cuenta que podría ser la última vez que me vieran.

–Okey, faltan como unas 3 horas para llegar a la cabaña.

Asentí con la cabeza no quería ni hablar no quiero, extrañaré a mis bebés y sus ruiditos que hacen cundo están molestos, extrañaré a Melissa y sus locuras, extrañaré a Marc y las estupideces que dice para hacer enojar a Andrew y sobre todo extrañaré a Andrew y sus caras que hace cundo está confundido o enojado.

Se escucha un ruido detrás de nosotros, los dos no ponemos alerta. Personas empiezan a salir entre los árboles me pongo a las espaldas de Mateo y el a las mías, entrelazados nuestras manos.

–Vaya, vaya miren lo que trajo el viento—. Habla un chico como de unos 30 años chaparrito pero musculoso, me examina con la mirada y se muerde el labio, asco.—. Vaya el jefe no me dijo que la chica iba a estar buena eh, espero y me deje divertir con ella.

–En tus sueños bastardo.

–Además agresiva, como me gustan.

En su rostro se formo na sonrisa de lado y se acercó a nosotros y los demás chicos lo siguieron, eran muchos mínimo eran nueve y nosotros solo dos.

Uno de los chicos intento agarrarme del brazo pero le di una patada haciendo que su pierna se doblará y cundo estaba en el piso le proporcione un puñetazo en su nariz.

–Hay dios que caliente es esta mujer.



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En el texto hay: amor, mates y desastre

Editado: 22.02.2022

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