Sentí unas caricias en mi muslo e iban subiendo poco a poco, me hacía cosquillas a si que me empecé a reír.—. Andrew no, me haces cosquillas.
–Desafortunadamente no soy Andrew encantó.
Di un brinco zafándome del maldito que me estaba tocando y abrí lo ojos y era nada más y nada menos que el chico de ayer.
–No me toques.
–Ya veremos encantó—. Me guiño un ojo he hice una cara de asco. Era rubio con ojos marrones y su piel era blanca pero se veía bronceada.
–¿Dónde está mi hermano?
–Ah ¿Él idiota que estaba contigo en la noche? Pues déjame decirte que está durmiendo plácidamente en la cama de torturas.
No.
–No te creo.
–¿Ah no? —. Encendió una televisión que estaba en la pared, ni siquiera me había dado cuenta de ella. Ahí estaba Mateo acostado y amarrado a una cama de hospital solo que a su alrededor en vez de haber cosas de hospitales había una máquina ¿de toques? Y diferentes artefactos como cuchillos, navajas, un metal con una figura, etc.
Tragué grueso al ver que en la pantalla aparecía un señor con una bata médica se acercaba a la camilla agarro el metal antes mencionado y la metió en un bote de metal que estaba a un costado, después de usos segundo salió de un color rojo y se podía ver qué era la figura de una S, mierda ya se que es.
El señor que tenía la bata de médico se acercó a Mateo con la cosa de metal, antes de enterrarse la como a los caballos miro a la cámara y sonrió cínicamente.
Se la enterró en el abdomen y Mateo despertó gritando por el dolor, intento zafarse pero no lo lograba ya que estaba encadenado.
–¡Déjenlo en paz!
El chico que estaba conmigo quitó su mirada de la televisión y me sonrió maléfica mente—. Claro que sí, solo debes decirme cuál de los dos es más poderoso. ¿Tu o él?.
Estaba desesperada no quería que le pasará nada a Mateo, independiente de que no creciéramos juntos o que me cuidara de lejos no dejaba de ser mi hermano.
–Yo, yo soy la más fuerte de los dos dejo ir a él a la que quieren es a mi.
Él sonrió de lado—. Suelte lo—. Lo chicos dejaron de torturarlo y lo soltaron, Mateo iba sobre ellos pero estaba muy débil así que calló al piso arrodillado.
Los chicos lo levantaron y enderezaron y lo sacaron, la cámara cambio a otra y pude ver cómo lo metían a una camioneta y se lo llevaban.
–¿ha dónde lo llevan?
–Yo soy un hombre de palabra ¿Si? Y dije que lo dejaríamos libre su me decías cuál de los dos era más poderoso y lo cumpliste así que me toca a mi.
Intento besarme pero desvíe la mirada haciendo que me besara en la mejilla—. No te hagas la difícil yo sé que tú quieres.
Empezó a subir sus manos por mi abdomen casi llegando a mi sostén cundo le di una cachetada y lo aleje de mi.
–No me toques me das asco.
Entonces él me proporcionó un golpe en la cara cerca de mi labio, haciendo que mi boca supiera metálica, la escupí haciendo que cayera en su cara a lo que el se limpio.
–Y tu haces lo que yo diga y si yo digo que quiero follarte voy a follarte.
–Me toca un puto pelo y no respondo.
–Lo mismo digo encantó.
Me tiró al colchón donde estaba sentada y se subió arriba de mi, empezó a besarme el cuello yo intentaba quitármelo de encima pero estaba muy pesado, no sentía nada, ni miedo ni nada solo asco una ganas terribles de vomitar encima de él.
Intento quitarme el pantalón que llevaba puesto pero le di una patada en la ingle y se alejo de mi.
–Suéltame, no me toques.
–Maldita.
Se bajó la cremallera de su pantalón cundo abrieron la puerta, ¡Gracias diosa Luna! El fulminó a la persona que entró al cuarto con la mirada.
–¿Qué mierda quieres? ¿No vez que estoy ocupado?.
–El jefe te dijo que no la tocaras.
–Me importa una mierda el jefe, además no se va a enterar .
–Debería por qué viene en camino, bájate de ahí—. Lo quito de encima de mi, le agradecí internamente—. Le tengo que reportar esto al jefe, dijo estrictamente que no la tocáramos.
–¿Qué más da? Solo es un rato.
–Que no, y vístete que el jefe viene en camino y si te ve así te mata.
–No puede hacerlo soy el alfa aquí.
¿Qué?
–No me haga reír, serás el alfa de esta manada pero no el alfa, alfa.
–Pues lo sería si ese bastardo no hubiera ocupado mi lugar.
Están ¿están hablando de Andrew?
–Solo eres su primo no te tocaba por ley y lo sabías.
–Pero soy un Henderson.
–Ochoa Henderson, por tu madre sin en cambio el no, el es Henderson Molares.
–¿Están hablando de Andrew?
Los dos me voltearon a ver ya tenía mi ropa puesta de nuevo—. Si encantó ¿por qué? Te cae mal también.
–¿Cómo puede caerme mal mi novio?
Sonreí con superioridad pues a él se le quitó su sonrisa de superioridad mientras el otro chico solo reía.
–Ese maldito bastardo tiene todo, hasta una novia sexy.
–Ya vámonos Jason el jefe llegó.
–Tu no te salvas encantó.
Ya no le tenía miedo, no debo tenerle miedo a nadie acá si quiero salir viva—. Yo creo que sí, y no me vuelvas a decir encantó maldito.
(***)
Llevo aquí varias horas no se cuantas no llevo la cuneta, Jason ya no volvió a entrar y eso me tranquiliza la verdad no quiero que me toque o se me acerquen.
He estado preocupada desde que supe que Mateo se fue no se si enserio lo dejaron libre o se lo llevaron y lo mataron, tengo mucho miedo quiero estar en mi casa con mis bebés y Andrew dónde me siento segura no aquí donde en cualquier momento puede entrar Jason y querer tocarme.
Tengo demasiada hambre, no he comido en un buen rato pero parece que nadie quiere venir a darme de comer.
La puerta se abre y yo me quedo en mi lugar pero me pongo alerta, entra un chico y me deja de comer, vaya hasta que se dignaron.
–El jefe te manda esto—. Me aventó un sobre en la cara, lo abrí y dentro se encontraban fotos mías y de mis bebés de el e día en que los presentamos a la manada con razón Cristel estaba inquieta, me entró un miedo enorme hasta el fondo había un pequeño papel que decía.