Luke, quien al parecer había programado su viaje para llegar mucho antes de lo previsto, estaba ansioso por llegar pues el martes ya estaba frente a la mansión McWhithe. Venía con muchas maletas por lo cual era bastante obvio que no venía de visita por un corto periodo de tiempo. Franco y Esteban estaban en ese momento por salir rumbo al hospital cuando él los interceptó.
—Hola primito. —Saludó a Esteban con una falsa sonrisa mientras los veía a ambos estar juntos.
—Luke... Adelantaste tu viaje.
—Así es Franco, siempre siendo tan obvio —sonrió—. Lo que sucede es que no podía esperar ver a mi primo y apoyarlo en este difícil momento, pensé: él debe tener mucha carga sobre él en estos instantes, después de todo no pasó mucho tiempo desde el funeral. Y me dije a mi mismo que tenía que estar para ti.
Esteban frunció el ceño ante lo que escuchó y su familiar se removió inquieto en su interior, su energía se desequilibró por un momento. Desde la llegada de Christopher y la de Franco a su vida la confianza en sí mismo había aumentado, sus habilidades habían mejorado en consecuencia. Además, con el cariño que sentía por ellos, las nuevas amistades y familia, ahora tenía por quien dar la cara y pelear.
—Soy suficientemente capaz de pedir ayuda a personas en las cuáles confío. No eres bienvenido aquí. —Comentó con la mayor autoridad que pudo reunir estando en sillas de ruedas.
—Pero si estás en sillas de ruedas, es obvio que necesitas ayuda. Además, ¿Cómo terminaste con la pierna así? —.
—Ya escuchaste Luke, no me hagas repetirlo. No tienes nada que hacer aquí. —Habló Christopher desde atrás de Luke y junto a él estaba parado Erik.
La boca abierta del recién llegado era bastante cómica para Esteban, por lo que se rio un poco. En cambio, el susodicho seguía estando muy sorprendido mirando a la puerta y a dónde Chris estaba parado.
— ¿Tienes un doble? —Dijo Luke asombrado.
—Es mi hermano gemelo, estúpido. —Dijo McWhithe mientras le golpeaba en la cabeza.
Luke seguía mirando de un lado a otro con mil y un ideas en su cabeza, pero ambos hermanos lo dejaron pasar. Por experiencia sabían que la gente tardaba en asimilar una noticia de ese calibre. Franco, en cambio, saludó a Erik y luego ambos hombres agarraron la silla de ruedas para llevarlos hasta el auto y poder ir de una vez al hospital.
—Espera... ¿En serio me correrás? —El tono de Luke parecía inseguro de repente. Desesperado.
— ¿Qué sucedió? Y no quiero mentiras Luke, sabes que las odio. —Demandó Christopher.
Luke quedo teñido de vergüenza y agachó la mirada, su anterior postura altanera y confiada cayó como un castillo de naipes la viento. Sus hombros derrotados y su postura gritaban a todos una absoluta sumisión y derrota.
—Me corrieron de la casa y me sacaron todo, estoy en la calle y no puedo acceder a mis tarjetas—.
Erik, siendo el mayor, tomó la palabra al preguntar lo que todos allí querían saber: — ¿Por qué? —.
—Me acosté con la hija de un futuro socio muy importante y la prensa se enteró. Crearon una historia inventada súper amarillista y el trato no se cerró, por lo que la compañía tuvo una gran pérdida a causa de eso.
Ninguno que conocía a Luke se sorprendió de la noticia, incluso habían llegado a leer un artículo o dos sobre el tema.
—Erik. Llama a mí tío y dile que si necesita una transferencia para amortiguar la pérdida no dudaré en dársela. Después me pondré en contacto con él.
Christopher pidió al doctor. Luego miró a su primo por un largo momento y a sus maletas. Ellos habían crecido juntos, pero fueron criados de muy distintas maneras. Mientras que el padre de Luke era muy parecido a su propio padre, su madre era una mujer muy interesada y amante de la buena vida, creía que se merecía todo por ser hermosa y quería tener todo sin esforzarse por nada. Después que se casó con Estefan y quedó embarazada de Luke aseguró un puesto entre los altos mandos. Un año después de que naciera su hijo ella pidió el divorcio y una gran suma para irse con otro hombre. Desde entonces su tío se había hecho cargo de criar lo mejor que pudo a su hijo, pero con la cantidad de trabajo al dirigir la firma de abogados que poseía no le quedaba mucho tiempo. Lamentablemente por ese motivo desde muy temprana edad Luke se encaminó por los malos caminos, comenzó a beber y salir de fiestas en cada oportunidad, se metía en peleas y escándalos como así llevaba una vida sexual muy despreocupada y de solo una noche. No tenía ningún amigo verdadero o una relación real. Pero por más que su padre lo intento ayudar, poco a poco se fueron distanciando hasta que el mayor ya no supo más que hacer por ayudar a su hijo. Christopher apreciaba a su primo pero no estaba de acuerdo con su manera de ser.
—Entonces... ¿Puedo quedarme hasta que a papá se le pase el enojo? —Preguntó, mirando las suelas de su zapato, esperando la aprobación de su primo.
—No.
—Si.
Christopher y Franco miraron a Esteban, quién fue el que había dicho que sí. Erik estaba hablando por teléfono pero también lo observó de reojo con una sonrisa.
— ¿De en serio? Gracias, eh... ¿Cómo te llamas? —Dijo, mirando a Esteban con una sonrisa agradecida.
—Se llama Esteban y es mí pareja. —Respondió por instinto Franco, con la frente en alto, mirando a Luke con suspicacia y un poco amenazante.
—Wow... De lo que me vengo a enterar. —Luke quedó bastante sorprendido.
—Esteban... Si él se queda será un dolor de cabeza para tí, no lo conoces como yo. —Christopher trató de razonar con su hermano.
Esteban miró fijamente al primo de su hermano y dejo que su familiar hiciera su presencia. Con la cercanía de Christopher, su magia hizo efecto en ambos y se conectaron con los sentimientos de Luke. Ambos hermanos jadearon ante la avalancha de sentimientos que surgieron por la conexión y la potencia de estas. Cuando lo que sea que Esteban haya hecho se terminó, ambos miraron fijamente a Luke.
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Editado: 04.02.2021