Cambio de Narrador a omnisciente:
Hace 7 años atrás…
La mafia Neutraalne, una organización que fue establecida en el norte Argentino hace ya más de cincuenta años, festeja su aniversario, y también, su buen trato con el resto de las mafias locales esparcidas por el resto del globo, las cuales le guardan un gran respeto debido al poder que ha adquirido.
—Es todo un honor para mí poder asistir a su fiesta de aniversario, señor Clemente —alegó uno de los invitados, el cual estaba estrechando su mano con el anfitrión.
—El gusto es mío —declaró él.
El aspecto del líder de los Neutraalne, era más que simplemente admirable, pues su barba blanca tan bien cuidada, como sus claros cabellos cortos llenos de rulos albinos, describían a un sujeto pulcro con un buen estatus. Sus ojos azules, muy por el contrario de su hijo que eran de color miel, formaban un perfecto marco con su rostro, y hacían un inmaculado juego con el traje cándido que lo caracterizaba.
Desde el otro lado del salón, aguardando a que acabara la charla de su padre para reunirse con él, se encontraba Agni observando al antes mencionado con una copa a medio tomar en la mano. La música sonaba tranquila, ya que su progenitor era un gran admirador de lo clásico, y eso provocaba el efecto de que los invitados, se sintieran aún más cómodos en su visita.
—Parece que su padre es realmente popular —alegó alguien que se le acercó al joven muchacho, y al cual inmediatamente volteó a ver.
—Disculpe mi insolencia pero… ¿usted es…? —mencionó el castaño, quien observó de inmediato, todo detalle que traía consigo el chico que le dirigió la palabra.
Dueño de unos ojos azules, e intensos como el mismo mar, era inevitable no fusionar su mirada con éstos. Sin embargo, el detalle de sus cabellos color oro cayendo en espiral sobre su traje bien mozo, le sentaba de maravilla. Agni no pudo evitar sentir que la respiración se le cortaba un momento, pero no realizó una acción mayor, especialmente cuando vio llegar al hijo de los Miracle: Davis Miracle.
—¡Te dije que no te separaras de mí! Es la primera vez que vienes al fin de cuenta, ¿no? —dijo el pelinegro. Después de mencionar aquello, se impresionó por ver con quién hablaba Louis—. Estás hablando con el hijo de los Neutraalne.
—En realidad no es tanto como se dice —Agni rebajó el significado de las palabras de Davis.
—¿De verdad? —le preguntó al morocho, pero en cuanto el miembro de los Neutraalne le restó importancia, se dirigió nuevamente a éste mientras se llevaba una mano al pecho—. Me llamo Louis Parisi, soy el heredero de la familia Parisi. Mucho gusto. Y no debería minimizar así sus orígenes.
—El placer es mío, especialmente porque escuché que el año próximo estarías dirigiendo la mafia de tu padre. Parece que él desea retirarse pronto —alegó Agni sonriendo amablemente—. Y no, no exagero, especialmente cuando soy un hijo ilegitimo.
—¿Realmente lo es? —mencionó impresionado Louis, no obstante, Davis se veía incomodo frente a la charla tan entusiasta que tenían aquellos dos—. Aun así, el hecho de que esté aquí significa que lo ha reconocido. Por otro lado, mi padre es un hombre de familia, así que es normal que desee un descanso por adelantado.
—Lo es, y no, te equivocas frente a lo que mencionas sobre mí —alegó Agni—. Estoy aquí como una pieza más. A pesar de que me entrene y me asesore en muchos aspectos, la realidad, es que mi padre nunca me ha hablado seriamente sobre la herencia de la mafia Neutraalne —él volvió a mirar al ocupado Clemente, cosa que hicieron también Louis tanto como Davis—. Es un buen hombre. No le gusta abandonar a quienes lo necesitan, por eso no me ha dejado a la deriva y me ha dado sus enseñanzas como sus cuidados.
—Pero aun así lo llamas padre aunque no te corresponde, ¿no? —agregó como dato Davis, a lo cual Agni sonrió a ojos cerrados; por algún motivo, no se veía tristeza alguna (por ahora) en su rostro.
—Tienes razón —la charla parecía detenerse ahí, aunque en realidad Louis prosiguió—. ¿Y qué hay de tu madre? —ya a esas alturas, era inevitable no tocar el tema.
—Ella murió cuando yo nací —le informó—. Clemente había tenido relaciones con ella, y antes de llegar a un acuerdo de matrimonio, él pasó por una época en la que hubo muchas confrontaciones con otras mafias por el territorio, así que prácticamente la dejó sola, y apenas se enteró de que yo nací… decidió hacerse cargo.
—Si yo fuera tú, le guardaría bastante rencor —aseguró Davis, pues si él hubiera sido el hijo de aquella amante, le hubiera agarrado mucho odio a Clemente de haberle hecho eso, es decir, por el hecho de abandonarla después de usarla.
—No vale la pena, principalmente porque no fue algo que estuviera en su poder —explicó Agni con una suave sonrisa y un dejo de tristeza en su rostro—. Pero está bien. Visito a mi madre de vez en cuando a su tumba, y las cosas que él me cuenta sobre ella, me son suficientes por ahora, además, no me siento solo —con aquellas últimas palabras, el castaño daba a entender que aquello fue nada más que un golpe desafortunado, y que a veces la vida es dura sin poder evitarlo.
—Es muy bueno de saber —indicó Louis, quien de pronto extendió la mano hacia su nuevo conocido con una enorme sonrisa—. Veo en tu mirada anhelo, por lo tanto, me gustaría ayudarte a alcanzar tus sueños —aseguró con convicción, pues su historia no sólo lo había conmovido, sino que también se dio cuenta de la pasión que ocultaba Agni por el trabajo que llevaba a cabo su padre—. Seamos socios, pero también amigos, y cuando llegue el momento, hablemos con tu padre para que te haga parte de todo esto.
El castaño no podía comprender cómo Louis lo había leído tan rápidamente, pero más aún, las palabras que le dedicó, pues éstas fueron lo suficientemente fuertes, como para hacer que la esperanza en él se desatara. Luego de observar por un largo minuto aquella mano, sujetó esta con gran confianza.