Soy tu victima mi amor

Capítulo 40: “La cuna es el final”

El ambiente era inestable, así como la respiración de Davis, quien se encontraba inclinado por: el dolor, el cansancio, y también (imagino yo) la frustración de haber estado a punto de morir en manos de su misma sangre. No creo poder sentirme igual que el hijo de Bon en estos momentos, pero siendo estos dos hermanos, y a sabiendas de lo obseso que era aquel chico con Gael, sin dudas tendría que estar pasando por un muy mal trago.

—¡No! —gritó de repente Davis. Ante esta negativa, los tres miramos al del mechón rojo que estaba mal trecho, y Dalton se dirigió a éste.

—No es momento para esto, Davis —le hizo saber mi amado. No obstante, antes de refutarle algo más, nuestro aliado reescribió su voz sobre la de mi novio por unos segundos, haciendo que éste se detuviera, para que más tarde, el hermano de Gael volviera a repetir rápidamente su alegato para no ser interrumpido.

—¡Déjame tan sólo pedirte un favor! —rogó bajando su mirada; lo discernía completamente tembloroso.

No pude evitar sentir pena por nuestro amigo, es por eso que me le acerqué para brindarle algo de ayuda, e intenté que se mantuviera estable. Con ambas manos lo sujeté de los hombros, y observé a Dalton, quien entre cerró su mirada.

—Sabes que esta vez no lo dejaré ir —advirtió mi amado.

—Lo sé… así que… lo que tengo que pedirte más bien se trata de otra cosa —su voz se escuchaba casi normal, y debido a la forma en que dejaba caer su cabeza, no nos permitía ver su rostro—. Dejo esto en tus manos —mencionó con simpleza.

Las palabras de Davis, nos sorprendieron tanto a mí como a Dalton, aun así, no hubo tiempo para saber más sobre las razones del hermano de Gael, ya que aquel asesino, nos interrumpió en nuestra ligera charla, y en el proceso, yo me apresuré a llevarme a Davis lejos de aquellos dos. Lo más probable era que nuestro aliado se había dado cuenta de que era imposible someter a su propio familiar, es por eso, que no tuvo de otra que ceder a la resolución tan arbitraria de mi novio.

—Vaya, parece que al fin ha aceptado que no hay vuelta atrás en esto —mencionó Gael jugando aún con su cadena entre sus manos, e inmediatamente después Dalton se puso en guardia.

—Puedes decir lo que quieras, idiota —le avisó.

Luego de que yo recostara a Davis contra una de las paredes de la cúpula, miré a los chicos e instintivamente me acerqué, aunque al hacerlo, el novio de Louis no me dejó al tomarme de la mano; por fortuna no estábamos muy lejos de la pelea, así que me quedé cerca del otro.

—Sabes que no puedes ir —me avisó con un tono débil.

—Lo sé, Davis, créeme que lo sé —le respondí entre cerrando mis ojos con decepción.

Por otro lado, antes de que empezara el encuentro revisé rápidamente al hermano de Gael, dándome cuenta de que sus heridas no eran tan graves, así que debería mantenerse quieto para que no se agudizaran las mismas, por lo que lo único que podía hacer era esperar que mi hermano llegara, y mientras tanto, tener fe de que Dalton no moriría en el intento.

La canción volvió a empezar de cero, y esa fue la señal para que un nuevo rodaje de acción se llevara a cabo. Mi amado fue el primero en entregarse a la sensación, y como si fuera un León, saltó sobre Gael, quien lo empezó a esquivar mientras se burlaba de él.

—¿Eso es todo lo que has aprendido con Louis? ¿A dar golpes a lo tonto? —le mencionó nuestro enemigo. Al menos por unos segundos, noté en la faz de Dalton preocupación, la cual fue remplazada poco después por el enojo. ¿Acaso se había dado cuenta de que enfrentar a Gael ahora era completamente diferente? ¡No podía estar tan segura de ello!

—¡Has mejorado, pero eso no significa que yo me haya quedado en los laureles! —habló al fin mi novio, y supongo que se percató de que sus puños no iban a ser suficientes como para derrotarlo, así que fue más lejos. Lo vi repartir combos con sus piernas; las patadas que lanzaba me impresionaron y, aun así, no bastaban. El pelinegro lograba apartarse de los golpes tan rápido, que te daban la impresión de que era algún tipo de maestro en las artes marciales.

—Tus intentos son tan… ¡patéticos! —le hizo saber, y entonces él amenazó con pegarle con la base de su guadaña en la cabeza, aunque por fortuna, mi amado lo paró usando su manopla, la cual resonó contra el metal de aquel objeto al impactar, y enseguida, le regresó la intensión al usar su otro puño, el cual atinó en el rostro de su enemigo gracias a que éste tenía su otra mano ocupada con la cadena.

—¡El confiado aquí eres tú! —gruñó mi novio, y esa acción obviamente que me hizo poner contenta.

—¡Bien hecho Dalton! —lo vitoreé.

Aunque mi bello pelivioláceo le había logrado encestarle uno, Gael no llegó a caer, y con toda la ira se reincorporó, cosa que me hizo aterrar, fue por eso que grité buscando alertar a Dalton, no obstante, fue demasiado tarde, ya que una feroz patada le fue dada en su costado, así que atestigüé nuevamente ese sonido, es decir, algo se había quebrado, y esta vez, podía estar segura de que se trataban de sus costillas, y no de un pedazo de madera.

—¡Oh Dios mío! —grité tapándome los ojos y entonces escuché cómo alguien se estampaba contra algo hueco y fino. Seguramente mi amor, había chocado contra el escenario, y partido algunas tablas que estaban en su base, así que muy pronto volví a mirar, para descubrir que había acertado.

Entendí después de ver a Gael escupiendo un poco de sangre, que era necesario hacer algo por Dalton, pero… ¿qué? Si mal no recordaba, cuando mi hermano lo entrenaba, usó también una pista de música. Como me había gustado la canción después de escucharla tantas veces, se me dio por llevarla en el pen que tenía los virus; así que poseía dos carpetas: una con los formatos invasivos, y otra con la melodía. Animada por la ansiedad que me brindaba la situación, y negándome a seguir permitiendo que Davis me sujetara de la muñeca: agité mi brazo, e inmediatamente salí corriendo hacia las escaleras más cercanas que había visto. Debía llegar a la cabina del DJ, y para ello, era necesario subir al escenario primero en donde estaban las dichosas.



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Editado: 10.06.2020

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