Soy un temerario mi amor

Capítulo 39: "Amigos"

De repente, todo se volvió oscuro, y la música sonaba como si en realidad tuviera tapados los oídos. Poco a poco, también fue apagándose aquella melodía hasta desaparecer de mis sentidos.

Esa oscuridad no me duró demasiado, puesto que una luz me cegó, y para cuando me di cuenta, estaba parado junto a un árbol que se encontraba en flor. Este espécimen era conocido por el nombre de Jacarandá, el cual tiene el significado de amor eterno. Por otro lado, después de echarle una mirada al majestuoso trozo de naturaleza, observé que a mi frente destacaba, por alguna razón, la misma anciana con la que me había cruzado aquella noche, así que, sin pensarlo mucho, me acerqué a ella. Quizás ese movimiento podría ser considerado algo descuidado de mi parte, aun así, no podía controlarlo, lo cual me daba a entender que probablemente esto era un sueño.

—Las flores del Jacarandá están brotando de nuevo —me dijo con la mirada baja teniendo aún aquel sombrero que cubría su cara, no obstante, podía divisar su boca.

—Sí, creo que son las flores que más me gustan —elevé mi vista sonriendo hacia arriba.

—¿Sabes cuál es la historia de este árbol? —me preguntó, a lo que yo la miré.

—No, siempre supe que era un árbol que significaba el amor eterno —le expliqué, y fue entonces cuando, al parecer, decidió contarme su historia.

—Dice la leyenda… que hace mucho tiempo, un par de jóvenes muy enamorados se encontraban a escondidas debajo de este árbol sin flor —la anciana de vez en cuando hacía algunas pausas colocando cierto peso de suspenso al relato—. El motivo para mantener su amor oculto era el padre de la chica, quien no podía aceptar la relación que tenían mutuamente —la señora en ese momento apretó el bastón en su mano, o al menos eso llegué a notar—. Y fue entonces que una noche antes de la llegada de la primavera, los amantes volvieron a quedar. En medio de su agradable encuentro, su padre los descubrió bajo el mismo árbol, y… en consecuencia, fueron asesinados por éste —aquellas últimas palabras que la anciana versó, me estrujaron con una gran viveza el corazón, ya que por un momento sentí que hablaba de mí y Lili.

—Es una terrible historia —le dije con algo de pesadumbre.

—Lo es, y puede que se repita —me advirtió, lo cual me hizo abrir por demás los ojos.

—¿Qué? ¿A qué se refiere con eso? —me exalté demasiado, y respondí aquello casi gritando.

—Tu caso es muy especial —ella se giró dándome lentamente la espalda.

—¡Oiga, no me asuste así! —le dije aún más inquieto que antes.

—¿Ves eso? —me señaló más a la lejanía con su bastón. En la dirección que ella apuntaba, podía ver cómo alguien estaba parado justo al lado de un árbol llorón.

—¿Acaso no es…? —musité. Ella por su parte bajó su bastón y agregó.

—Él es la respuesta a tus problemas —me mencionó.

—¿Qué? —cuando pude ver al sujeto más claramente, me di cuenta de que se trataba de alguien cercano, y apenas éste giró su cabeza, noté cómo las lágrimas caían por sus mejillas como si se trataran de cascadas; ¿qué era lo que le pasaba?—. Es Marco —¿qué hacía mi amigo ahí? Pero más importante que eso… ¿por qué estaba llorando?

Apenas había llegado a estirar mi mano hacia él, y antes de dar un paso al frente, aquella luz volvió para cegarme, por lo que todo lo que veía obtuvo un significado nulo. Ahora me percataba de que otra vez había arribado a la realidad, y que, además, eso regresaba a ser parte del otro mundo. Sin embargo, me quedé con una sensación de que no todo lo que había experimentado en aquel fantástico lugar había sido mentira.

—Otro de esos sueños raros —murmuré para mí mismo sin saber que Lili estaba a mi lado estrujando un trapo de cocina que contenía agua con vinagre; ya saben, esa típica receta que te colocan tus padres para bajarte la fiebre; admito que es un truco efectivo.

—Despertaste —dijo con un poco de sorpresa.

—¿Lili? —le pregunté, y noté algo extraño en mi tono de voz, junto a esto, un dolor punzante se encontraba establecido en mi mejilla, por no decir también que lo sentí en el pecho, pues me dio una terrible sensación al tratar de sentarme en la cama—. ¡Auch! —me quejé.

—No te muevas mucho. ¡Tienes una costilla rota! —me advirtió, y entonces recordé lo que pasó con Louis. ¿Me había roto una costilla? “¡A la mierda!”, pensé. Si llegaba a hacerme esto en un entrenamiento casual, entonces no sé qué hubiera sido de mí en una batalla real contra él.

—Tu hermano es un monstruo —le murmuré, y de repente, sentí algo frío sobre mi mejilla, lo que hizo que me volviera a quejar; esa toalla entró a escena gracias a mi amada. Por lo visto, tenía muy inflamado el cachete como consecuencia del golpe que el otro idiota me había dado.

—Tranquilo, sólo lo estoy limpiando —se le escuchaba preocupada—. Lamento que mi hermano te haya hecho esto. Al parecer tendrás que quedarte unos meses en cama.

—¿Qué?, no puedo, tengo que entrenar para volverme más fuerte —estaba consciente de que no podría moverme por el dolor de pecho, pero era verdad que la lesión era grave, y eso que sólo me golpeó con la vaina de su bastón.

—¡Dije que no! —elevó su voz algo molesta—. Tú y mi hermano son muy parecidos. No entienden un no por respuesta —declaró ella en lo que no se detenía en sus atenciones.

—Lo siento —respondí algo avergonzado en lo que me encogía de hombros. A pesar de que Lili era muy dulce, también parecía tener su carácter, y creo que eso agregaba más valor en ella.

—No te preocupes, por ahora sólo descansa. Yo cuidaré de ti —me aseguró.

—Sí —cuando la escuché decir eso último, mi corazón se volvió a salir de su sitio. ¡Qué gran sentimiento me invadía! Enseguida, me motivé, e intuí que era mi oportunidad. Apenas me di cuenta de lo que pasaba, me atreví a decirle lo siguiente—. ¿Qué pasó con Lulubel? —le pregunté. ¡Esto era malo, no era eso lo que quería decirle!



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En el texto hay: acosador, romance, accion

Editado: 15.06.2024

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