Capítulo # 2
En Grecia.
Departamento De Luca.
Damara se había despertado y aún seguía en la cama, no podía creer lo que le está pasando, unos días estaba feliz con Giles y estaban planeando, como sería sus vidas juntos, pero no, otra vez su familia no permite que sean felices. La odian por no ser una familia de alcurnia y de padre extranjero.
En eso el timbre la hizo levantarse de la cama, se levantó con sin ánimos y abrió la puerta. Ahí estaba él con su cara tranquila, cómo si no hubiera pasado nada.
—Hola Damara. —saludó él mirándola y sonrió. —Vengo a explicarte, que sucedió anoche.
—No quiero, escucharte. Ayer tu actitud me lo dijeron todo. —aclaró ella seria y tratando de cerrar la puerta, él no se lo permitía. —Déjame Gile. —dijo desesperada.
—No. —dijo él muy serio y entrando a la fuerza. —Eres una inmadura. —le comentó sacándole la lengua.
Damara no pudo evitar reírse y luego se puso seria.
—Vete, es en serio. Giles. —le dijo ella cansada de lo mismo. —¡Estoy harta! Siempre tu familia es lo mismo, nunca haces nada por mí. —exclamó dolida. —Tenemos casi cinco años juntos y aun tu familia no me acepta del todo, para completar te vas a casar con esa mujercita.
—Claro que no, amor. —dijo Giles entrando y sonriendo. —Estás celosita. —agarrándola por la cintura y robándole un beso.
Damara se zafó.
—Déjame. —pidió furiosa. —Vete de una maldita vez.
—Claro que no. —dijo él sentándose en el sofá. —Ven para acá. —llamándola.
Ella rodó los ojos y se fue directo para su habitación, mientras él se reía de la actitud de su novia.
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En la mansión Makris Foster.
Apolo está furioso, sospechaba que su mujer le metía cosas a su hijo en la cabeza, ella lo va a escuchar, no permitirá que ella juegue con los sentimientos de su único hijo, salió de la cocina rabioso y se dirigió a su habitación, abrió la puerta de golpe sorprendiendo a Valentina que está colocándose un vestido.
—¿Qué pasa? —le preguntó ella mirándolo y terminando de vestirse.
—¡ERES UNA BRUJA! —le gritó y cerrando la puerta con seguro, para que su hijo no escuchara nada.
—¿Qué demonios te pasa? —preguntó perpleja y furiosa a la vez. —¿Por qué me dices eso?
—Por qué es la verdad, Helio me acaba de decir, que eres tú para él su madre y padre. —dijo estallando de ira. —Eso no es así, trabajo como un loco para poder darle todo lo que tienen. —le recordó dolido. —¿Qué soy para él?
Valentina se quedó sin saber qué decir, nunca pensó que Apolo pudiera dolerle las palabras de su hijo, prácticamente no sabe casi nada de él, solo ha estado en navidad y año nuevo, de resto solo viene dos semanas al mes, cuando lo hace no comparte nada con Helio, ni siquiera sabe en qué kínder está, quién es su maestra. No sabe nada y está peleando celosamente por él.
—Pregúntaselo a tu hijo. —dijo ella seria. —Nunca estás con él en nada, el día del padre soy la única que está con él y comparto todo. Juego futbol y beisbol, debo comportarme con un padre, lo hago. —con los ojos llenos de lágrimas. —Eres un pésimo padre, el dinero no es todo en el mundo. Ni siquiera eres un esposo, pareciera que solos nos tienes para presumirnos a la sociedad. ¿Qué clase de hombre eres Apolo Makris?
—Soy un hombre, que quiere darle lo mejor a su mujer e hijo. —se defendió
—¿De qué? —le preguntó Valentina soltando una carcajada. —Solo te necesitamos a ti, jamás dejaras tu trabajo por nosotros, un día regresaras y no nos va a encontrar. —empujándolo para salir de la habitación, dejándolo completamente confundido.
Valentina salió corriendo a buscar a su hijo, así estará de dolido que explotó de esa manera, siente miedo que su hijo cayera en una depresión o fuera peor, odiara a su padre. Lo busco en su habitación y no lo encontró, fue para el jardín, ahí está jugando con sus juguetes, se acercó a él.
—Helio. —dijo sonriendo y quedó de piedra al ver sus ojos rojos de tanto llorar. —Hijo. —murmuró llena de dolor.
—Quiero que se vaya. —dijo levantándose y abrazándola con fuerza. —No lo quiero ver más. —sollozando.
Ella también no pudo evitar llorar, ver a su hijo en este estado la hizo, sentirse muy culpable por hacerlo sufrir, por tanto, años. Tiene que acabar su matrimonio, lo más pronto posible.