Soy una esposa para la sociedad

Capítulo # 4

Capítulo # 4

En Grecia.

En departamento De Luca.

Giles no se atrevía a entrar a la habitación de Damara, cuando se hicieron novios ella colocó muchas reglas y una de ella, no molestarla, menos entrar en su intimidad, siempre la había deseado, ella se niega a complacerlo.

—Vamos Damara. —dijo él perdiendo la paciencia. —Tengo que irme para una junta y tengo casi cinco horas, esperándote. —le recuerda desde la puerta.

—¡Lárgate! —exclamó ella dolida. —Esto se acabó, búscate otra y déjame. ¡En paz!

—Damara, te estás comportando como una niña. —dijo tocándose la cara con frustración. —Amor, ven. Tenemos que hablar.

Damara salió de la habitación y lo miró.

—Ya Damara. —dijo él sin ganas de pelear, mirando a su mujer, esa preciosa castaña de ojos marrones.

—Estoy cansada de lo mismo, siempre tu familia, es primero que yo.

—No es así. —aclara Giles desesperado. —Damara te amo.

—Dejémoslo así. —pidió encogiéndose de hombros, mirando al hombre moreno que ama con locura. —Vamos a rehacer nuestras vidas. Búscate a otra y yo a otro, que me pueda hacer feliz.

—Me niego a perderte. —dijo abrazándola. —¡Cásate conmigo! —pidió.

Damara se separó de él asombrada.

—¿Estás seguro? —preguntó mirándolo. —No quiero, que lo hagas porque te sientas presionado, soy una extranjera que solo tiene un nombre griego. 

—Para nada. —afirma él mirándola con amor. —Te amo y punto. —aclaró besándola y su novia le correspondió de la misma manera.

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En mansión Makris Foster.

Apolo está que le hierve la sangre, si lo pica una serpiente ni lo sentiría, cómo es posible que su mujer lo esté engañando, no se lo merece, se acercó a ella y la agarró fuertemente de los brazos. 

—Eres una zorra. —dijo airado. —¿Y cómo te atreves hacerme esto?

—Apolo, déjame explicarte. —pidió ella muy nerviosa. —No es lo que piensas.

—¡Mami! —gritó Helio desde las escaleras. —¿Por qué me cortaste, la llamada? El juego estaba muy bueno. —dijo serio con los brazos cruzados. —Te iba a decir cosas lindas, ¿qué pasó? —le preguntó mirando a su papá y se molestó en ver esa escena. —¿Qué le haces a mamá? —salió corriendo y lo rempujo. —¡Suéltala!

—¡Helio! —exclamó Valentina perpleja. —No, no hagas eso. —dijo, sin salir de su asombro, el arrebato que tuvo su hijo con su propio padre. —Tu padre no me estaba haciendo nada.

—Pensé que te estaba lastimando. —aclara él abrazándola.

Apolo miró a Valentina y se sintió un perfecto idiota.

—Lo siento, amor. —dijo levantándose y dándole un beso en los labios. —No volverá a suceder. —dicho se alejó.

Valentina no sabía qué decir o qué hacer.

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Horas después.

—Buenas noches, príncipe. —dijo Valentina dándole un beso a su hijo en la frente.

Ella apagó la luz y encendió la lámpara del sistema solar, se dirigió a su habitación, está muy perturbada por la escena de celos que tuvo Apolo con ella, pensando que lo estaba engañando, en el resto del día no se dirigieron la palabra y se quedaron mirándose nada más, Valentina le pidió a su hijo que le pidiera perdón por la manera que lo trato. Se sorprendió que Apolo le dio un beso a su hijo en la frente como símbolo de aceptar su disculpa, el niño quedó como atontado por aquel gesto y casi de inmediato, le pidió a su madre lo acompañara a su habitación que dormiría, entró a la habitación y sintió unas manos que la agarran por la cintura y la giró para quedarse mirándose fijamente. 

—¿Qué haces? —le preguntó ella nerviosa.

—Hago, lo que un esposo debe de hacer. —dicho esto, la beso de una manera posesiva, logrando que Valentina quedara con su mente en blanco, no sabe qué hacer y corresponder aquel beso, cuando sintió la lengua de Apolo exploraba su boca, sintió una descarga en todo su cuerpo, no había vuelto a sentir en mucho tiempo, se abrazó de él para profundizar el beso, él fue llevándola poco a poco hasta la cama, con cuidado la tumbo quedando encima de ella, seguía besándola de manera urgente y posesiva, su esposa le corresponde los besos con la misma entrega que él lo hacía, tuvo que dejar de besarla para poder respirar un poco, luego volverla a besar, Valentina está perdiendo toda la cordura, está cediendo y lo peor que ella lo desea también, cuando él intenta buscarla prefería ignorarlo, está vez la tomó por sorpresa, está consciente de un arrebato estará de nuevo en sus brazos, bajó sus besos hacia el cuello, otra mano acariciaba la hermosa piel de su mujer, logrando que ella comenzara a sentir placer, cuando logró quitarle el vestido y dejarla solo ropa íntima, ella está lista para volver a sus brazos, se separó de ella para quitarse la ropa y solo quedar en bóxer, volvió a besarla para que ella no tuviera tiempo de decir nada y acabar con aquella magia que estaba perdida.

Ella comenzó a acariciarlo, lo beso por todo su cuerpo y le dejó unas pequeñas marcas en su cuello, pectorales como solía hacerle antes, cuando Apolo termino de dejarla completamente desnuda, disfruta el cuerpo de su mujer como nunca lo había hecho, beso, mordió, chupo su cuerpo dejándole unos moretones en los senos y abdomen, están perdidos entre sus caricias, que ninguno tomo la precaución de cuidarse, cuando Apolo entro ella sintió que está volviendo a la vida, se sentía como nuevo y lo mejor que es con su Valentina, no habrá ninguna mujer como ella, es todo para él, sabe que es egoísta que a veces, no le demuestra afecto, siempre está para él, la quiere como a nadie. Cuando dispersó su semilla en su interior, no pudo evitar seguir besándola y acariciándola.

Valentina está feliz, de volver a sentir tantas emociones. Que pensó que jamás volvería a sentirlas, tocar el cielo y volver, solo Apolo lo sabe hacerlo. Lo ama cada vez más, su felicidad se cayó, cuando recordó su actual situación.  




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