¿soy una villana?

11_ Despedida y cara nueva

Una semana había pasado desde el debut de las chicas en la sociedad, estando Sofía en la boca de todos, noble, realeza y ciudadanos normales, no hacían más que hablar de la atrevida hija de un ex soldado, que se cortó el cabello y se vistió como hombre para un evento tan importante, además de tener a una peligrosa humana bestia a su lado.

La chica, no parecía darle importancia, pero quien si daba oído a lo que sucedía, era su ex prometido, el príncipe Alan.

No sabía porque nadie tomaba medidas contra ésa chica.

No cometió ningún delito, pero debía ser castigada por su atrevimiento hacía todos.

-Saludos, príncipe Alan.

Una chica pelirroja, con pecas y ojos verdes, saludo al rubio que en ése momento no estaba de humor para ser el príncipe perfecto.

-¿Quién eres tú?- preguntó el chico, de manera amenazante.

La mirada de ésa chica no le gustaba, le desagrada y mucho, por tener una mirada como la de él.

-Me presentó, soy Bianca, hija de la familia Cortez.- se presentó la muchacha, sin mostrar temor alguno ante un miembro de la familia real.

-Habla rápido, ¿qué quieres?- preguntó el ojiverde, con su ceño fruncido.

Los hijos de nobles nunca se acercan con alguna intención que no sea ganar el favor o para buscar traicionar, así que seguramente, ésa chica no era la excepción.

La pelirroja, dejó de sonreír de manera amable y se puso muy seria.

-El día del debut, tres personas se llevaron toda la atención y las demás quedamos en el olvidó, como relleno innecesario.- habló, con enojó.

Se supone que el día de su debut era algo que recordaría por el resto de su vida como un bello momento, pero no, sólo lo recordaría como el día de una fiesta importante en la que fue dejada de lado.

Antes de la fiesta, todos hablaban de lo bella que se veía ése día, pero durante y luego de la fiesta, no hacían más que hablar de Sofía Luna, Ella Esposito y Naomi Sol.

-Sofía Luna hizo que usted pase vergüenza, quiero ayudarlo con la venganza.- aclaró la chica, con seriedad.

La chica bestia no le importaba y ésa tal Naomi parecía ser una cabeza hueca, pero Sofía... ésa chica pareció que planeó todo para ése día robarse el protagonismo y ser el centro de atención.

Quiere verla caer, verla sufrir por su atrevimiento.

-¿Venganza?
No tengo tiempo para tonterías.- dijo el príncipe, continuando con su camino.

Lo malo de tener que ir a despedirse de su hermano, es que muchos otros nobles estaban presentes, para despedirse de sus hijos que serían futuros caballeros.

-Puede pensarlo, joven príncipe.- dijo la chica, sin voltear a ver al chico que la ignoró.

Sofía era un problema del que se debía deshacer, pero su mayor prioridad es ser rey.

En el momento que sea coronado, podía hacer sufrir a Sofía castigos como ningún otro ser humano, pero éso podía esperar.

Alan, llegó donde estaba su padre, quien veía con orgullo pero algo de dolor, como Edith acomodaba el mismo su equipaje en un carruaje.

El hombre, se dio cuenta de la llegada de su hijo menor para verlo de costado, ponerse serio y volver la mirada al frente, entristeciendo al rubio.

-Padre, yo...

-Ahora no, Alan, es la despedida de tu hermano y no quiero discutir contigo.- dijo el rey, cortando la conversación en ése momento.

Sofía podía ser... diferente a las demás chicas, pero era inteligente, responsable y muy madura, cosa que era difícil de ver en una hija de familia con buena posición, pero no era suficiente para Alan, retractando su palabra del baile y el compromiso, haciendo quedar mal a la familia real, quienes más ejemplo debían de dar.

Edith, tras acomodar todas sus cosas, se acercó a su padre y hermano.

-Nos vemos en un año.- exclamó el chico, oyendose algo nervioso.

Rogaba no hacerlo, pero era muy probable que en algún momento, en la academia de caballeros, se encuentre con su madre.

-Cuidate, hijo mío.- dijo el rey, mostrándole una leve sonrisa a su hijo mayor.

Quería darle un gran abrazo de despedida y ser más expresivo, pero había muchos nobles cerca, despidiéndose de sus hijos, y se vería mal.

Le gustaba ser rey, por el hecho de que era la cabeza principal que cuidaba al reino, pero a la vez, debía tener comportamientos que muchas veces no iban con él, sólo para no verse débil.

-Alan, nos vemos.- dijo Edith, mirando a su hermano menor con una leve sonrisa.

Podían no llevarse bien y no ser nada cercanos, pero era su hermano y lo quería.

No estaba enojado por el hecho de romper su compromiso con Sofía, era decisión suya y la respetaba, después de todo, él como hermano mayor, era el heredero al trono, quien debía sacrificarse por su reinó, no su hermano.

Ser rey no era algo fácil y se debían sacrificar muchas cosas, entre ellas, su libertad y su hermano no lo sabía, pero quizás un día lo haga, al crecer.

-No veo porque es necesario que hagas éso si eres de la familia real, pero... regresa a salvó.- dijo Alan, intentando no verse alegré por la ida de su hermano.

Ahora él podría tener ventaja al estar más tiempo con su padre y su hermano hasta podía morir en algún entrenamiento, ése era el mejor día de su vida.

Edith, miró a todos lados, buscando a alguien con algo de desesperación, hasta que vio como Sofía se acercaba junto a su sirvienta personal, sonriendo.

-Sofía.- exclamó el chico, aliviado por poder ver a su preciada amiga una última vez.

El rey Claude y Alan voltearon, para ver a Sofía quien hacía un saludo formal hacía la realeza.

-Su majestad, príncipe Edith, príncipe Alan, saludos.- dijo la chica, de manera educada.

No tenía ganas de ir, pero era la única manera de ver a su ex prometido y darle otro doloroso golpe.

-Espero qué no molesté que venga a despedirme del príncipe.- dijo la de ojos grises, mirando al rey.



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En el texto hay: fantasia, humor, aventura

Editado: 29.06.2021

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