Space Hunters / Battle Crew (saga Navis 4)

3) La chica que no pierde la esperanza

Sólo oía murmullos a su alrededor.

Cuando abrió los ojos, Stella se encontraba en una habitación del Hospital Baviera, especial para los Liptor di Corps en Pewtto. Observó a su alrededor. Su mano derecha tenía un gran intravenosa para suministrarle suero y medicinas. Se sentía mareada, ¿cuánto tiempo había pasado inconsiente?. Una cánula estaba en su nariz, brindándole oxígeno, y su brazo izquierdo estaba enyesado hasta el codo. Quiso voltear la cabeza, pero un collarín se lo impedía. ¿Qué tanto se había dañado?

Movió los pies para comprobar que no había quedado parapléjica. Las sábanas se movían en sus pies. Bien, no estaba parapléjica. Sintió que no estaba sola en la habitación. Ladeó los ojos para no forzar su cuello y se encontró a su padre. ¿Desde cuándo estaba ahí?

El señor Niccals estaba dormitando en la silla y con la cabeza apoyada sobre la pared, y en su hombro, se encontraba un curioso y adormilado cuervo. Él se había desvelado día y noche en espera de que Stella despertara. Dio un ligero sobresalto y se despertó de inmediato, frotándose la cara con la mano.

—¡Stella! —se entusiasmó—. ¡Por todos los mundos! ¡Has despertado!

—¿Despertó? ¡Ya era hora! —dijo el pajarraco.

Su padre se postró ante ella y le acarició la mejilla con su mano. Una lágrima salió de las cuencas de la chica.

—Padre…

—Tranquila, ya estás a salvo.

—Padre, ¿qué ocurrió? ¿Dónde están…

—No —le chitó para que ella no dijera nada—. El sabio de la medicina vendrá a revisarte. No te preocupes, no me iré de tu lado.

—Mi prometido falleció —rompió en llanto. Las máquinas comenzaron a sonar porque su ritmo cardiaco se desestabilizó.

—¡Stella! ¡No te vayas! —el señor Niccals apretó un botón para pedir auxilio.

—¡Se nos está yendo! ¡Ayúdenla! —graznó Whimsy.

—¡Rápido! —los sabios de la medicina y algunos enfermeros llegaron al instante y uno sacó al señor Niccals y a Whmisy de la habitación.

—¡Cuidado! —Whimsy se enojó—. ¡No empuje!

—Va a estar bien, ¿cierto?

—Quédese tranquilo, señor. Haremos todo lo posible—el enfermero cerró la puerta.

 

 

El señor Niccals estaba sentado en una de las sillas del pasillo, tamborileando su pie y su tic era cada vez más frecuente. Los sabios de la medicina lograron salvar a Stella, pero le recomendaron dejarla descansar hasta que despertara. Escuchó pasos en el pasillo. Era el supremo líder, Narendra Khan. Narendra Khan llegó a él, y lo saludó formalmente con la mano.

—Nos volvemos a encontrar, señor Niccals.

—Supremo líder —saludó. Luego reparó en el ave—. Él es Whimsy, es el screecher de un amigo, espero que no sea un problema.

—Mucho gusto, señor —el ave se llevó un ala en señal de saludo.

—Para nada, bienvenidos. Me acabaron de informar que su hija, la capitana Niccals ha despertado ya. Es una suerte de que siga viva.

—Lo sé, cuando los sabios de la medicina me explicaron lo que sucedió, yo tampoco lo podía creer. Una nave desconocida entrando a Pewtto y atacando a la tripulación sin más.

—Mis hombres están rastreando los restos de la nave enemiga que cayó en Pewtto, tal vez encuentren algo que nos indique el lugar del que provienen, o la caja negra de la nave que se estrelló aquí. Pero…

—¿Cuál es ese pero, supremo líder? —dijo el señor Niccals.

—Le tengo que dar una mala noticia a su hija, y quiero que usted esté con ella cuando se lo diga.

—Esta bien.

Entraron a la habitación. Stella ya estaba despierta antes de que entraran y había escuchado parte de la conversación. Cuando vio entrar a su superior, intentó ponerse de pie para saludarlo. Las costumbres de un Liptor di Corps.

—No, no, tranquila. Puede descansar —le dijo el supremo líder.

Stella se volvió a acomodar en la cama, y su padre se puso a un lado de ella. Whimsy voló al carrito de suero y se quedó ahí para escuchar todo. El supremo líder se paró enfrente, por su actitud, no traía buenas noticias.

 —Hace tres días sucedió la tragedia —comenzó a hablar—, y encontramos los restos del argo del cosmos, y el milagro de las estrellas. También la nave de combate de los criminales, estaba a varios kilómetros de donde cayeron ustedes. Tuvimos ayuda de la brigada corpus concordia para rescatarlos, bueno, no te voy a mentir Stella, pero hasta ahora eres la única que sobrevivó.

Stella quiso llevarse la mano a la cara, pero olvidó que la tenía enyesada, y la otra la sujetaba su padre para darle ánimos. Sintió mucha tristeza.

—¿Cómo que hasta ahora? —reaccionó apenas.

—Los liptores Musgus Marimo, Nova Park, y Solomon Smith ya estaban muertos, también el capitán Strobus Weymouth. Sólo rescataron a dos con vida, a usted y a su tripulante, Antarus Goto, pero él estaba severamente lastimado y sus heridas eran demasiadamente graves en el tórax y en el cráneo, hace cinco horas su familia tuvo que desconectarlo por muerte cerebral. Lo siento mucho.




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