Sparks Of Love - Love In The Dark

SPAKRS OF LOVE - Lo mejor

CHAPTER TWENTY THREE

CLARISSA BLAIR

 En brumas, oscura y en silencio, la casa parecía haber perdido su brillo, su esencia.

Mamá y papá subían las escaleras, pero yo no me atrevía siquiera a caminar un paso más sin que los recuerdos con Andrew aparecieran.

¿Cuántas veces no corrimos por las madrugadas en busca de comida?

¿Cuántas veces no guardamos secretos frente a la chimenea? 

¿Cuántas veces veíamos películas por las noches hasta que mamá venía y apagaba la televisión?

Así es, la casa no era lo mismo sin Andrew, porque en cualquier lugar o esquina de ella, él ya había estado y era sutilmente una daga que se enterraba en mi corazón.

Aferré aún más mi agarre a la maleta, retrocediendo cuando un recuerdo que abrumó.

corre, corre, shshsh —las entradas por las noches a la cocina eran especiales, por más tontas que parecían, eran las que más recordaba, porque cada noche que se acercaba el cumpleaños del otro, hacíamos una pequeña fiesta entre los dos para celebrar al otro.

A escondidas de mamá y de papá, claro que Alexa se nos sumó cuando apareció, pero siempre era así y fue lo primero que recordé aquí.

¿Saben lo difícil que es perder a otra mitad? 

Es como perder el corazón y la razón, es como sentirte desnudo enfrente de los demás, es como ya no tener jamás una sonrisa. Porque él, él se lo había llevado todo, Andrew se lo llevó todo el día en que se fue.

Y ahora esta casa contaba cada momento las proezas y bromas de Andrew, me las recordaba a cada rato, dándole más peso a mi corazón. Suspire a mitad de la escalera, pero fue un suspiro de no poder más, pronto mis ojos se humedecieron, con  la idea de que él ya no estaba, deje de lado mi maleta y termine apoyando a las escaleras mi cuerpo, mis manos temblaban y termine sentada en el escalón.

¿Por qué tenía que pasarme esto a mí?

¿Por qué no se llevó mi memoria con él?

Sentía que todo se me venía encima, pero no podía con ello, mis lágrimas no demoraron en salir, era mi culpa que hubiera muerto, era lo que siempre pensaba, era mi culpa, él era el hermano e hijo perfecto, yo no lo era, no era para nada como él, no era como él.

Él era un ángel que se hizo hermano de un demonio, por eso no tenía permitido arrebatar su alma del más allá.

Y eso dolía, dolía demasiado, porque no pude hacer nada para detenerlo y sus recuerdos me quemaban en vida.

— Clary —a duras penas escuche la voz de papá, ya se había dado cuenta.

— no está —respire hondo y con un nudo en la garganta le dije— no está, debería estar aquí —fruncí mi ceño y termine soltando mis lágrimas golpeando las escaleras— ÉL DEBERÍA ESTAR CONMIGO —me quemaba, Dios, realmente me quemaba el corazón.

Solo sentí los brazos de papá abrazarme con fuerza, pero para mí eso no era suficiente, sus brazos no eran nada comparados con los de Andrew, aferre mi agarre a sus hombros aunque mis manos temblaban. 

— shshsh, cariño, tranquila —su se estaba apagando, gruñí en su pecho— sé que… —pero al final quedó en silencio y terminó abrazándome más fuerte.

Lo necesitábamos, lo necesitábamos demasiado.

Y no había forma que nadie más lo reemplazará, porque en este mundo no había nadie como él. 

Jamás.

Papá me ayudó con la maleta y del otro lado me tenía a mi abrazada, aún con las lágrimas era sólo capaz de arrastrar mi cuerpo, sabía que llegar aquí no sería fácil, pero esto era aún más difícil de lo que pensé.

Y por la rabadilla del ojo pude ver a mamá, con el rostro en sus manos, ella también temblaba, estaba llorando, podía sentir como respiraba con dificultad, pero no fui capaz de ir con ella, no pude hacerlo, solo seguí de la mano con papá, pasando el cuarto cerrado de Andrew.

Desvíe mi mirada de inmediato, porque sabía bien que esa puerta ya no volvería a abrirse nunca más, no por él.

Papá abrió mi puerta y metió mi maleta, pero yo me quedé estancada en el umbral, viendo mi cuarto, como mi calabozo, viendo mi cama, como mis aposentos para llorar, la ventana como un posible escape a la muerte.

Porque sinceramente ya no quería vivir y fuera lo que hicieran esos malditos psicólogos, jamás lograrían hacer que olvidara a mi hermano.

— Clary, sé que es difícil, pero debemos ser fuertes —papá tomó mi rostro entre sus manos, tenía sus ojos llorosos y trataba de hablar como mejor pudo, pero sabía que tampoco podía hacerlo.

— no quiero ser fuerte —

Mis ojos volvían a llorar.

— Clary...—

— no quiero —

No cuando tenía un vacío en el corazón, no cuando me sentía como un cuerpo vacío, sin metas y sin un propósito, porque con Andrew, la vida parecía más fácil, ahora ¿quién me ayudaría con mis problemas? ¿A quién le daría una manzana cuando estuviera enojado? ¿con quién cantaría los cumpleaños a hurtadillas? ¿quién me daría los consejos? 

¿Quién estaría para mí como él lo hizo? Toda nuestra vida.

Nadie más lo haría, no dejaría que nadie más lo hiciera, me negaba a olvidarle, era mi hermano, por Dios, era mi alma.

Y la había perdido.

Al final, papá se tuvo ir a consolar también a mamá y yo tuve que quedarme en mi cuarto, sentada en la cama, sintiendo el vacío.

Era un cuarto muy grande para alguien tan insignificante como yo.

Recientemente le había activado los datos al celular y los primeros mensajes que aparecen en él fueron los de Alexa.

Ella aún me recordaba, sonreí débilmente.

Alexa Collins - martes 1 de Noviembre, 3:30 p.m

“ Clary, ¿cómo has estado? ¿cómo te va en tus vacaciones? ”

No me atrevía a responderle.

Alexa Collins - martes 1 de Noviembre, 8:50 p.m

“Clary”

“¿Cómo están tus padres?”

Suspiré, no sabía siquiera que responderle, tampoco quería hacerlo. No podía, porque sé que al final de nuestra conversación, Andrew será el tema de conversación y terminaríamos llorando ambas.




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