Sprites Luces Desconocidas

7 Novana

―Les prrrrresento a su nueva compañerrrra Annelise Gagnon, prrrroviene del mundo nuevo ―dijo Castorini con voz pausada―. Es la primerrra vez que la Señorrrita Gagnon conoce nuestrrro instituto. Hagamos que se sienta bienvenida en nuestrrra humilde morrrada. ―Señaló la sala llena de estantes con cubos de cristal, en cuyo interior se exhibían diversas plantas, arbustos y partes de árboles―. Porrrr favorrrr, busca un asiento parrra ti.

Le indicó que buscara un sitio en la gran mesa que circundaba el salón, donde el resto del alumnado la observaba con curiosidad.

El mensaje corto del mentor, que solía usar un corbatín de diferente color dependiendo del día, aunado a su singular manera de hablar, fue lo único que le pareció una cálida bienvenida, porque mientras se dirigía a su nuevo asiento, una sombra de burlescas miradas y acrecientes voces se cernieron sobre ella, sobre su rostro ruborizado ante el grupo de aprendices de Nivel I, que no rebasaban los once años.

“¿En qué estaba pensado cuando acepté esto?”, pensó Anne, tratando de disimular la vergüenza ante los pequeños versas y fairos que antes de que finalizara el día, se encargarían de compartir con los demás niveles la nueva noticia.

            ―Gerrrsasol ―dijo Castorini tomando una pequeña semilla de la caja de madera sobre su mesa, y la puso en la palma de su otra mano―. Ecrrrema Crrresema. ―Y el grano se rompió, liberando una diminuta raíz―. La parrrte sencilla está hecha, lo difícil serrrá enseñarrrle cómo sobrrrevivirrr… Mirrrna, porrr favorrr ―explicó, entregándole la caja a la aprendiz a su lado, una jovencita alta de aspecto serio, que se encargó de repartir las semillas.

Anne pensó que aquello sería sencillo de hacer, solo debía decir dos palabras, así que lo intentó, pero la pequeña semilla no se movió ni un milímetro, por más que repitió con el mismo tono que el mentor; hecho que no pasó desapercibido por los demás, quienes confirmaron que la nueva aprendiz, a pesar de ser mayor, tenía la misma, o incluso menos habilidad que ellos.

Las clases transcurrieron al igual que las miradas indiscretas en los pasillos, Anne pasó de tratar de hacer crecer una raíz a tratar de entender todo lo que pudo de Gastón, el mentor de Faunología, un hombre de imponente altura, que desde el principio hasta el final de la clase no se movió de su asiento, eso sí, hablando sin parar de una extraña criatura llamada Yuilsife.

 

 

«¿Acaso lo he visto en otro lado?» pensaba Anne, al recordar esa instantánea imagen que había aparecido cuando se encontró con el desconocido Bangstain, y que volvió, mientras esperaba su siguiente clase. Clase de la que pensó estaba equivocada, ya que se encontró entre rostros de su misma edad. Buscó a Cassidy, pero aún no llegaba.

Echó un vistazo a la inscripción en la pizarra de la sala mayor y lo comparó con su carta, estaba en lo correcto:

Mentora Ansan Araki

Vigilia y adaptación 

―Me llamo Keira Sallow, mucho gusto ―exclamó una aprendiz acercándose a ella―. ¿Eres Annelise Gagnon, la recién llegada? ―Una insignia de versila adornaba su capa―. ¿Así que eres del nuevo mundo? ¡Vaya, siempre he querido saber más! Aunque todo esto de la enemistad entre nuestros emblemas hace que ningún fairo platique conmigo, no entiendo por qué tiene que ser así.

Era cierto, Anne había observado que tanto en las aulas como en los pasillos los aprendices solo convivían con los de su mismo emblema, así que le agradó que alguien pensara diferente.

            ―Puedes preguntar lo que quieras de mi mundo ―respondió de inmediato para parecer cortés ante la persona que no la había ignorado―. No conozco todos los lugares, pero puedo hablarte de mi ciudad, se llama Merilo, y algún podrías venir conmigo.

―¡Eso me encantaría! ―exclamó con certeza―. Me parece que seremos buenas amigas… ―añadió con voz melosa―. Que no te agobien los rumores, en Klenova siempre hay algo de que o de quien hablar, y ahora hablan de la novana, es decir de ti… ―Sonrió.

            ―¿Novana?

            ―Sí, así se les dice a los que provienen del nuevo mundo, créeme es mucho más práctico decirlo de esa forma ―Guiñó un ojo.

Los últimos aprendices arribaron con prisa a la clase, entre ellos Cassidy, justo a tiempo antes de que la mentora entrara a la sala cerrando las puertas tras de sí, provocando un avasallador mutismo.

―Me han informado que hay alguien nuevo ―exclamó con voz gélida buscando entre los presentes el rostro nuevo―. Diga su nombre ―indicó aquella mujer de semblante ovalado y con el pelo recogido.

Anne levantó la mano y las miradas se clavaron en ella, tomando por sorpresa a Cassidy, quien con la prisa recién notaba su presencia. Miró de reojo a su nueva amiga versa y se presentó diciendo su nombre y describiéndose como una novana. El eco resonó por toda la sala, burlas por parte de los versas e indignación por parte de los fairos. No comprendió que acababa de pasar, volteó a ver a Keira, quien se reía a carcajadas de ella y a Cassidy quien negaba con la cabeza.




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