ALEXANDER
La semana había pasado volando, mucha gente en la empresa tenía un vago conocimiento de lo que teníamos con Nathalie, pero quería hacerlo oficial el domingo, deje que los rumores corrieran libremente, ya habría tiempo de cerrarle la boca a la gente maliciosa.
El miércoles a la salida del trabajo había decidido ir al supermercado con Nathalie, varias veces me había dicho de la comida en casa, y no veía el por que no tener algunos comestibles en casa, además, que nos vieran juntos fuera del trabajo era un plus más.
Nunca había hecho ese tipo de cosas, pero junto a ella era muy divertido, me emocionaba verla tan feliz y quise sacarle más sonrisas a diario. Le compré su sartén para hacer wafles y la sonrisa que me brindó cuando la puse en el carrito para llevarla hizo picar mi pecho.
Pasamos a un lugar de muebles y deje que escogiera la mesa que más le gustaba.
Hice cuatro viajes del auto a la casa para subir toda la compra hecha, pero al probar el primer bocado de mi cena, supe que había valido totalmente la pena, Nathalie cocinaba delicioso, el sabor de la comida me dejo mas que encantado, era la mejor inversión que había hecho hasta el momento.
Los otros días se escabullo a la hora de salida y volvía cerca de las ocho al departamento para hacer la cena y descansar, no sabía a donde iba, tampoco quise preguntárselo, solo esperaba que no saliera con cuentos raros.
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El domingo había llegado, hoy era la prueba de fuego, daríamos a conocer nuestra relación, y tenía que ser lo más creíble posible, pues Mathews aún parecía tener dudas de nosotros, varias veces lo había visto bajar al piso y acercarse sigilosamente al escritorio de Nathalie.
Se me había hecho costumbre dejar mi puerta abierta para poder verla mientras trabajaba, de paso estaba atento a quien se acercará a ella con malas intenciones, principalmente después de lo sucedido el jueves.
El jueves ella había tenido un desagradable encuentro con una de las recepcionistas del primer piso, yo había salido más temprano del apartamento por un desayuno de la empresa y Nathalie tuvo que ir sola a la oficina. Cuando llegue al edificio coincidió con su hora de entrada, pude ver perfectamente cuanto la mujer la había chocado intencionalmente con tal fuerza que termino tendida en el suelo, la sonrisa maliciosa que salió de su rostro al ver a Nathalie en el piso se esfumó rápidamente al verme, logre salirme con la mía y hacer que la despidieran.
Llegamos al club en el que se llevaba a cabo la reunión de empleados anual, los años anteriores no había asistido, así que era mi primera vez en el lugar, también era la primera vez de Nathalie.
Por sugerencia de Lexie decidimos combinar nuestra ropa, ella llevaba un vestido rojo que se ajustaba en su pecho y cintura y caía suelto hasta las rodillas, con mangas de encaje, unos zapatos nude no muy altos y el cabello recogido en media coleta, se veía hermosa, pero era algo que no le diría. Y yo iba con un Jean negro y una camisa roja, casuales.
Al llegar nos recibió Mathews, mostró una enorme sonrisa al vernos llegar tomados de la mano y alago a Nathalie diciéndole lo hermosa que estaba, hice una nota mental de no dejarla sola en toda la tarde, le lloverían buitres.
Estuvimos compartiendo con varios compañeros, y en un punto de la tarde nos quedamos con Edward y Lexie, Las dos se habían llevado de maravilla.
— ¿cómo va la convivencia con Nathi? — me pregunto Edward en algún momento de nuestra conversación.
— Inesperadamente va muy bien — no quise dar muchos detalles de ello, pero algo dentro de mí se sentía feliz con esta nueva convivencia.
— ¡Alexander! — vi a Nathalie acercarse rápidamente con una Lexie tratando de seguir su paso.
— ¿Que sucede? ¿estas bien? — me quedé mirándola fijamente, tratando de revisar si tenía alguna herida, hasta que me fijé en sus manos, traía una bola peluda en ellas, fruncí el ceño.
— Estoy perfectamente, pero él no, mira — me dijo mostrándome la cosa en sus manos, era un pequeño gato. — parece estar herido, y es muy chico para dejarlo, ¿puedo llevarlo? — me miraba con una cara de súplica.
— ¡No! —
— Oh vamos Alexander, no puedo dejarlo — me miro suplicante — Lo mantendré en mi habitación, ni siquiera lo verás —
— ¡No!, no quiero ningún animal en casa —
— Pero Alexander, es muy chiquitito, morirá si lo dejo solo — trataba de convencerme, y Edward a un lado se burlaba de la situación, ya me estaba cansando de esto.
— ¡NO! — grité, vi su cara de miedo, una levantar la mirada vi varias personas mirándome curiosas, entre ellas Mathews, tenía que arreglar esto.
— ¡NO PUEDE SER! — grité de nuevo negando con la cabeza, — No podemos dejarlo solo, la gente es muy despiadada dejando un pobre gato abandonado — dije con la voz más alta que pude.
— No te preocupes amor, lo llevaremos a casa, será nuestro pequeño hijo — dije y vi la cara de aprobación de todos. Genial lo solucione, ahora pase de vivir sólo siendo un mujeriego codiciado a vivir con un desastre andante y un gato.
Nathalie sonrío enorme y me abrazo, — Gracias Alexander, lo llamaré Crêpe —
dijo sonriendo y mirando al pequeño peludo.
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Editado: 27.10.2022