Sr. Le Roux

16. ★

ALEXANDER

Entre de nuevo a la habitación y me acerqué a una dormida Nathalie que se removía entre sueños.

— Nathalie — susurre moviéndola un poco — Nathalie —

— Vete al diablo Alexander — reí ante su comentario, definitivamente era gruñona en las mañanas.

— Iré a casa a traer algunas cosas, quieres algo en especial — pregunté acariciándole el cabello.

— ya déjame dormir Alexander — le di un beso en la frente y salí en camino al departamento.

En el camino me reproche por mi actitud hacía ella, parecía un hombre enamorado, y quien me viera pensaría lo mismo, tenía que comportarme, después del beso en el ascensor....

No quería ni pensar en que estaba sintiendo. Solo tenía que hacerlo a un lado por mi bien, las mujeres sólo destruyen y consumen, no quería terminar arruinado de nuevo, no podía abrirle mi corazón como si nada, esta vez no iba a darle el poder a nadie de dañarme, lo único importante en mi ida era yo, yo y nada mas que yo, luego honrar la memoria de mis padres recuperando su patrimonio.

Llegué a casa y la bola de pelo lloraba en la puerta de entrada, suspiré al verlo y lo levanté del suelo con una sola mano, era realmente esponjoso, nunca había tenido una mascota, mamá era alérgica al pelo de algunos animales, pero esta cosa era agradable, siempre y cuando no entrará a mi vestidor.

— Ey amigo, vamos a comer algo, Nathalie vendrá pronto y podrá mimarte — le dije caminando con el hasta la cocina mientras lo sentía ronronear en mi mano, puse comida y leche en sus platos y me quede mirándolo hasta que termino de comer, era algo que ella hacia siempre.

Organice una maleta con alguna ropa cómoda de Nathalie, puse también sus productos de aseo, y algunas otras de sus pertenencias estaba seguro que no se retiraría del hospital por nada del mundo hasta asegurarse que Rose se encontrara bien, tomé una larga ducha y salí rumbo al hospital nuevamente.

Aparqué en una cafetería cercana al hospital y pedí dos desayunos para llevar, algunos postres y unas bebidas. Había descubierto que Nathalie amaba los postres, especialmente en cheesse cake, así que llevé dos de esos, quise llevar algo para Rose, pero no tenía idea si podía comer algo.

Al llegar al hospital Nathalie estaba hablando con una morena de muy buen ver, curvas en los lugares justos, un trasero redondo y respingón y un buen par de pechos, ambas sonreían alegremente hasta que me acerqué a ellas.

— Hola amor — le di un beso fugaz a Nathalie y miré a la morena de arriba a abajo — Buenos días — le dije extendiéndole mi mano a modo de saludo, la morena tenía cara de asombro

— Hola, un gusto Katherin Connor — me miro y miro nuevamente a Nathalie

— Estaba segura que serias mi cuñada — ya no me parecía nada linda la morena, aprete mas contra mi el pequeño cuerpo de Nathalie.

— Jayden me cae bien, es un buen amigo — dijo riendo, me señaló con la mano

— Te presento a Alexander, mi prometido — la morena abrió los ojos con sorpresa.

— Un placer, así que hermanos doctores — le dije mientras con una media sonrisa.

— ¡Oh no! No, mi hermano es doctor, yo soy administradora y enfermera del hogar — dijo en medio de sonrisas.

— Muy bien Nath con este hombre tampoco miraría a nadie más— le dijo a Nathalie bromeando. Ella se puso muy roja y yo solo reí.

—Te veo más tarde linda — beso su mejilla y se fue moviendo su mano y su trasero.

— Te traje desayuno — le dije mostrando la bolsa que traía en la mano, —algunos postres que te gustan, y ropa para que te cambiaras — le dije mostrando los paquetes.

— No te hubieras molestado, gracias Alexander —

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Fuimos a desayunar en la habitación, y después de terminar ella entró a ducharse en el baño de la misma, me habían dado una muy buena habitación privada, así que contaba con todo, yo me senté a revisar algunas cosas de trabajo en mi celular mientras la esperaba.

— ¿Nani? — escuché una voz en la habitación y me di cuenta que era su abuela, me acerqué hasta ella y la vi con ojos abiertos mirando a todos lados

— Oh señora Rose despertó — la abuela se me quedó mirando fijamente.

— Valla, debí hacer algo bien para que me reciban un bombón como tú en el cielo — solté una fuerte carcajada.

— Aún no está en el cielo señora Rose, ¿cómo se encuentra? — le pregunté sonriente, era una mujer ocurrente.

— Viendo tus hermosos ojos puedo decir que me encuentro de maravilla, cuando gustes podemos escapar juntos — me guiño el ojo y yo no podía parar de reír con sus ocurrencias.

— Abuela, ya estás despierta, ¿Cómo te sientes? — Nathalie salió corriendo al escuchar a su abuela, iba a abrazarla, pero logre detenerla, si la abrazaba podría lastimarla con el tubo de la sonda.

— Me siento adolorida, pero nada que no me impida apreciar este hombre de aquí — le dijo señalándome.

— Abuela por favor —le dijo avergonzada — lo siento Alexander — le reste importancia con la mano, no me molestaba para nada.




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