Sr. Le Roux

27.★

ALEXANDER

Desperté temprano, me sentía renovado, una persona completamente nueva, nunca imagine volver a enamorarme en la vida, pero llego Nathalie a mi mundo y todo cambio, la noche anterior nos habíamos entregado sin reversas ni ataduras, había sido la mejor noche en un buen tiempo.

La respiración acompasada de Nathalie y el peso de su cuerpo en mi pecho me mostraba que todo había sido real, la mujer que amo también me ama, ella me ama, a pesar del tipo de persona que fui con ella, a pesar de como la trate en el pasado, ella había visto algo en mi que ni yo sabia que existía y me amaba a pesar de todo.

Empecé a besarla por el cuello para despertarla.

— Mmm que agradable ser despertada así, me encanta — exclamó perezosa.

— Me encanta que te encante Ma Princesse, te despertare así cada día— entre besos y caricias iniciamos el día entregándonos mutuamente.

Para el medio día estábamos saliendo del hotel rumbo a casa, tenía planeado invitarla a pasar el domingo a mi lado y conocía el lugar ideal para darle una excelente tarde.

— Hola nana Rox, ya vinimos — la escuche gritar y correr hacia la cocina cuando nana le respondió.

— ¡Alex! — corrí cuando escuché su grito llamándome, llegué a la cocina y estaba sentada arriba de la barra como una pequeña niña.

— Alex, Rox sabe hacer tiramisú, ¿puedes creerlo? Amo el tiramisú — sonreí, verla feliz me llenaba de paz, ella comía un trozo enorme de tiramisú de un plato

— Entonces le pediremos a nana que haga tiramisú más seguido — sus ojos se iluminaron.

— Eso sería genial amor — me acerco a ella con sus piernas y me beso suavemente, sentí el sabor del postre en su boca.

— Creo que así me gusta más el tiramisú — volví a besarla, — sabe mejor si viene de tus labios—.

— Es usted todo un coqueto señor Le Roux — sonrió divertida antes de caer en cuenta donde estábamos y sonrojarse por completo, miro a todos lados y supuse que buscaba.

— Nana salió cuando yo entre — ella apoyo su frente en mi pecho.

— Dios que vergüenza, pensé que nos había visto —

— No hicimos nada malo, de hecho, estar en esta posición en medio de tus piernas me agrada mucho — le di mi mejor sonrisa coqueta mientras su rostro se ponía aun más rojo.

— Pervertido —

— Solo con usted señora Le Roux, me encanta como suena mi apellido en ti — la bese suavemente y tomándola de la cintura la baje de la barra.

— Ponte algo muy cómodo, saldremos hoy — fui al despacho y ella corrió a la habitación.

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Empecé a organizar algunos documentos del caso de mis padres, teníamos todo casi listo, sólo necesitábamos los documentos originales de creación de la compañía y los falsos para contrastarlos y empezar a armar el caso, acomode todo en una carpeta y lo puse en la caja fuerte, mire por todo el escritorio y no encontraba los documentos que solicite al abogado para el divorcio, busque un buen rato por todo el despacho y nada, decidí buscarlos luego. Miré el reloj y ya había pasado más de una hora y Nathalie aún no bajaba, fui a buscarla y la encontré llorando en mi lado de la cama.

— ¿Que sucede? — ella me miro asustada, y negó.

— Es que, llamaron del hospital, la abuela tuvo una recaída — sollozo un poco más fuerte cuando la abrace, pero, aunque fue raro no le tome importancia

Entre al vestidor y cambie mi ropa por una más casual, tome algunas cosas de Nathalie, un suéter para ella y uno para mí, metí en su bolso sus cosas y al salir no la encontré en la habitación, supuse que había bajado a pedirle algo a Rox, fui hasta mi mesa para cambiar mi reloj y allí encontré el acuerdo de divorcio, así que aquí lo había dejado. Lo doble bien y lo dejé en el mismo lugar, ya después lo guardaría en la caja fuerte, primero tenía que buscar el anillo y el lugar adecuado para volver a pedirle a Nathalie que se convirtiera en mi esposa.

Salimos rumbo al hospital, llevaba ni mano en el muslo de Nathalie, la sentía algo tensa. — No te preocupes mi amor, todo va a salir bien, voy a estar a tu lado para apoyarte — ella me dio una sonrisa más parecida a una mueca.

Al llegar corrió por los pasillos hasta encontrar a Jayden, siempre fui siguiendo sus pasos, por fin el día de hoy el doctor "Me creo muy guapo" hizo su trabajo adecuadamente y se dirigió a mi mujer como debía ser, sin coqueteos, al fin había entendido que esa mujer a mi lado era sólo mía.

— Rose está en la habitación ya, tuvimos que extraer un poco de líquido nuevamente, pero esta vez nada grave, no tienen que preocuparse — Nathalie suspiro y un poco más relajada se tiró a mis brazos, la abrace fuertemente, yo era consciente de que no quedaba mucho tiempo, pero eso no se lo iba a decir nunca.

— Ya lo ves amor, te dije que todo estaría bien, vamos a ver a Rose — le tomé la mano y la dirigí a la habitación.

Rose se encontraba dormida, estaba muy pálida y parecía que tenía menos peso, tenía que ser fuerte para darle a Nathalie el apoyo necesario para sobrellevar lo que se avecinaba, no sabía como iba a reaccionar ella, pero lo que si sabía es que sería demasiado doloroso, aun así, siempre tendría en su corazón y su conciencia que ella se esforzó al máximo para darle lo mejor hasta el final de sus días.




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