Sr. Le Roux

36. ★

NATHALIE

Vi a Alexander lleno de estrés los últimos quince días, iba y venía de los juzgados, se reunía con abogados y había hecho una sub compañía mientras terminaban los juicios para poder tener la original en sus manos.

Lo había visto muy poco y tampoco podía ayudarle demasiado, estaba muy pendiente de la abuela, parecía no querer mejorar, pero yo rogaba porque fuera lo contrario y aguantará al menos unos meses más.

Los últimos días me había empezado a sentir mal, la noche anterior mientras Alex me abrazaba y cantaba al oído el aroma de su perfume me provocó náuseas, tenía un par de sospechas, pero no quería decir nada por el momento hasta no confírmalo; de sólo recordar el día que él sospecho que estaba embarazada y se había vuelto loco me daban ganas de reír. Iba a ser un excelente padre.

Había despertado temprano en la mañana y ya Alex no estaba en la habitación, me arregle como pude y baje a desayunar, odiaba levantarme temprano, más ahora que tenía más sueño de lo normal.

Bajé a desayunar y como siempre me tiré sobre la mesa, era mi ritual y nana Rox ya me conocía, le pedí un cereal con yogurt, no quería comer mucho hoy.

Mientras comía, aún como un zombi escuche la voz chillona de la víbora venenosa que vivía con nosotros.

— Ah, pero si la esposa pródiga ya despertó — escuche que corrió la silla para sentarse, la ignore, no me apetecía pelear hoy.

— ¿Alex ya se aburrió de ti por eso ya no aguanta ni desayunar en la mesa? —

— Tal vez sí, que se yo, porque mejor no le preguntas a él —

— Que insolente eres — la escuche levantarse de la mesa, por fin dejaría de escuchar su voz chillona

— Oh si, insolencia es mi segundo nombre, aja — dije sarcásticamente mientras trataba de comer sin que me dieran nauseas.

Después del desagradable encuentro de la mañana, aliste todo para pasar el día de nuevo en el hospital. Salí rápidamente hacia mi auto, pero las náuseas hicieron que tuviera que volver corriendo a casa, alcance a entrar al baño de abajo, justo donde nana Rox estaba limpiando.

— Mi niña, ¿te encuentras bien? — la sentí tomar mi cabello mientras vomitaba y darme palmaditas en la espalda. — Déjalo salir, creo que llamaré al joven Alexander — negué con la cabeza.

— No es necesario nana Rox — le dije mientras me levantaba a enjuagar mi boca. — Creo saber que es — le dije tocando suavemente mi abdomen.

Se llevó las manos a la boca mientras comenzaba a llorar un poco — Oh mi niña, eso es maravilloso —

— Si nana Rox, sé que Alexander estará muy feliz, por ahora no digas nada, cuando confirmé si es verdad vendré y prepararemos una sorpresa para él — ella asintió e hizo un ademán de cerrar su boca con un cierre. La abracé suavemente y salí de nuevo de casa.

Al llegar al hospital lo primero que hice fue buscar a Jayden, lo encontré saliendo de su sala común para iniciar los recorridos del día.

— Jay Jay — me acerqué a él rápidamente

— Nath, ¿cómo amaneces hoy? Te veo un poco pálida —

— Me siento un poco débil la verdad, me podrías ayudar por favor, quiero hacerme unos análisis, especialmente una prueba de embarazo sanguínea — él me miro con asombro y algo de nostalgia. 

— Esta bien, primero vamos a tomarte la presión y demás signos, y mientras reviso algunas pacientes bajas para hacerte el análisis, y te veré en el cuarto de Rose —.

Mi presión estaba un poco baja, pero todo lo demás estaba bien, bajé hacia laboratorio cuando recibí un mensaje de Alexander, estaba por entrar al primer juicio. No alcance a contestarle, pues ya era mi turno, después de contestaria.

El resultado estaría en una hora, así que subí directo a la habitación de la abuela, Jayden ya estaba allí, su diagnóstico no era positivo el día de hoy, cada día estaba deteriorándose más su estado de salud, a palabras de Jayden teníamos que prepararnos para lo peor.

Me senté en el sillón cerca de la ventana para esperar que despertara, sus siestas eran cada vez más prolongadas.

Mire alrededor de la habitación, Alexander se había empeñado en pagar la mejor habitación del hospital, y había mandado a traer algunas de las cosas de la abuela de la habitación del hogar, decía que eso la hacía estar más animada.

Amaba a ese hombre con cada fibra de mi ser y más ahora que probablemente sería el padre de mis hijos, nuestros hijos.

La hora pasaba cada vez más lento, estaba a nada de quedarme sin uñas, baje hacia la cafetería para buscar una hamburguesa con muchísimos pepinillos y queso derritiéndose, de sólo pensarlo se me hacía agua a la boca.

En la cafetería, la bruja odiosa que atendía me hizo saber que sólo vendrías cosas saludables y que, si quería comer "esas porquerías" según ella, debía ir a la calle, odiosa mujer, por suerte cerca al hospital había un pequeño parque donde se hacía un carrito ambulante.

Terminé comiéndome dos hamburguesas y comprando una más para llevar, que cosas ¿No?

— ¿Nath dónde estabas? — Jayden se encontraba afuera de la habitación de la abuela esperándome, — Espero que eso que traes ahí no sea para Rose — me dijo señalando mi bolsa.




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