NATHALIE.
Se había ido y no me había dejado explicarle nada, mi hermano estaba furioso y angustiado, me había dado dos golpes hoy y mi estado de ánimo no era el mejor para mis bebés.
— Mejor vamos a que te hagan un chequeo, caíste sentada enana y eso puede ser muy malo — lo miré y negué lentamente.
— No me siento mal, sé que ellos están bien — lo único que me dolía era el corazón.
Porque no me había querido escuchar, igual que a la tarde cuando paso lo de Susan, simplemente me hizo a un lado, ¿ese era el supuesto amor que sentía por mí? Según decía me ama con su vida, pero al primer inconveniente me deja tirada.
Drake me paso una botella de agua y ahí fue cuando caí en cuenta de lo lastimado que estaba, Alexander lo había golpeado demasiado, era un bruto.
— Estas lastimado — dije pasando un dedo por su pómulo derecho, estaba segura que se iba a hacer un moretón.
— No es nada enana, se me pasara —
— Tengo que curarte, pediré un botiquín —
— En los hoteles siempre hay uno en los baños, lo buscaré, tu quédate quieta —
Volvió con lo que era el botiquín y lo primero que hizo fue ponerme agua oxigenada en la rodilla, ni siquiera me había fijado que mi rodilla sangraba.
Al terminar de curar nuestras heridas decidí ir a casa, me puse la ropa aún húmeda, al llegar a casa me cambiaría. No alcance a salir de la habitación cuando entró una llamada. Ilusionada creyendo que era Alexander conteste sin siquiera mirar la pantalla.
—Hola—
—Nath— era Jayden
— Si, Hola Jay Jay—
— Nath, ven urgente al hospital, Rose, lo siento, no podemos hacer nada más, sólo ven rápido — con eso corto la llamada.
Mi mundo se terminó de desmoronar, le avise a Drake y fuimos corriendo a buscar un taxi, para cuando llegamos al hospital ya era demasiado tarde.
— Lo siento Nath, hicimos todo lo que pudimos, pero su otro pulmón colapsó y tuvo un paro cardio respiratorio — no podía ser.
Entre a la habitación y la vi ahí, se veía como si durmiera, tan tranquila, me arrodille al lado de la cama y tome su mano, aún podía sentir algo de calidez en ella, se había ido, mi abuela, mi mamá, mi amiga, mi confidente, mi todo me había dejado.
— Abuela, dijiste que ibas a jugar con mis bebés, que serían los más consentidos, ¿porque me dejas ahora? No puedes dejarme sola, no me dejes sola mamá — seguía llorando apoyada en su mano.
Mi hermano estaba a mi lado con su mano en mi hombro en señal de apoyo, lagrimas silenciosas bajaban por sus mejillas.
— Levántate Nath, debes ser fuerte, no por ti, sino por mis sobrinos — él tenía razón, pero el dolor en mi pecho era más fuerte que mi razonamiento.
Me quedé casi una hora en el mismo lugar, hasta que llegaron para llevarse su cuerpo, Drake se estaba haciendo cargo de todo lo que tenía que ver con su funeral y posterior entierro.
— Nath vamos — la voz de Jayden se escuchaba lejana, no tenía fuerzas ni para levantar la cabeza, con la poca fuerza que me quedaba lo mire y después todo se volvió negro.
Desperté una hora después en una camilla, medite mi día, esta mañana estaba feliz, y con el transcurso de las horas mi día se tornó gris. Aquí estaba yo en una camilla, sola, mi abuela se había ido, y el hombre que dijo nunca dejarme sola y siempre apoyarme en todo no estaba a mi lado.
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— Veo que despertaste linda— Olivia estaba a mi lado con los aparatos para las ecografías
— Ya sabes cómo es, quiero revisar que todo esté en orden, principalmente por tu estado en este momento — ella me ayudó a quitarme el pantalón y la braga y me acomodo para realizar el examen.
— Se que este es un momento muy difícil para ti, pero debes saber que los embarazos múltiples siempre tienen más riesgo, necesito que mantengas un poco la calma, debes ser fuerte para tus pequeños — solloce, ella tenía razón, me quedaban mis bebés, debía cuidarlos como una leona.
— Todo está perfectamente, tu hermano me dijo que sufriste una caída, pero no hay nada de qué preocuparnos, estos pequeños están más que bien — era un alivio.
— Gracias doctora — me dio una sonrisa algo triste.
— Ve a casa, come y trata de descansar, ya no hay nada más que puedas hacer aquí — me abrazo suavemente.
Al salir del consultorio donde estaba me encontré a Drake, sus ojos estaban rojos también, me miro y me abrazo fuertemente, ambos necesitábamos consuelo.
— Vamos a mi casa Drake, quiero cambiarme — el asintió con su cabeza, pasamos por el hotel para buscar sus pertenencias y luego partimos a casa.
Al llegar nana estaba por irse a dormir.
— Mi niña que gran susto me diste, ¿qué te sucedió, ¿dónde está Alexander? —
— La abuela murió nana — dije y me tiré a sus brazos a llorar, mientras me consolaba mi hermano se presentó con ella.
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Editado: 27.10.2022