"Alguien con dinero y poder debe ser muy cuidadoso eligiendo una esposa"
Mayra resopló al recordar la frase de Nicholas Deomakis.
Lo peor fue la frase que uso después "Mientras más dinero tenga, mejor. O al menos que sea de una buena familia... De todas formas, casarse es estúpido. Le das demasiado poder sobre ti a otra persona ¿Y para qué, un simple papel donde los une?" Él era todo un snob y un desconfiado, incluso su amigo con quien estaba hablando se lo dijo pero acabó admitiendo que en el fondo pensaba igual.
«Quizás así es el mundo de la gente con dinero» pensó Mayra.
Había escuchado hablar a Nicholas Deomakis lo suficiente para saber que se preocupaba mucho por su fortuna, incluso llegaba a desconfiar de sus familiares y de las mujeres con las que salía. A los que Nicholas llamaba por nombres poco respetuosos, cada vez que "amenazaban" su dinero.
Desde la cocina se oyeron los fuertes pasos de Nicholas bajando las escaleras.
Fue imposible evitarlo, paró de fregar los platos un momento para llevarse un mechón de cabello rubio detrás de su oreja y mirar por encima de su hombro con disimulo.
Pudo ver la alta figura de Nicholas desde la puerta, iba con ropas elegantes en tonos de azul marino. Le quedaba perfecto con el ligero bronceado de su piel.
Mayra sentía que él lo hacía a propósito. Desde su cabello castaño oscuro hasta la planta de sus fuertes piernas, Nicholas se veía guapísimo. Él no le agraba nada y no debería ni pensarlo, pero podía jurar que cada día se hacía más atractivo.
Ella guio sus ojos hacia su rostro, quería verlo una vez más antes de apartar la vista.
En cuanto lo hizo se chocó de lleno con el intenso azul de sus ojos.
«¡Dios, no!» Desvió lo más rápido que pudo la mirada. Tragó saliva intentando tranquilizarse y rogó a todos los santos que no se le haya caído ninguna baba durante su inspección.
Lo escuchó caminar hasta donde estaba ella- Areleous -la llamó.
Ella apretó los ojos con pesar, deseando que no le diga nada sobre ella mirándolo. Se giró mientras secaba sus manos con su delantal-¿Si, señor?
Él estaba cruzado de brazos y muy cerca de ella para su estabilidad mental-¿Aún sigues fregando?-dijo en un tono de reproche.
Mayra tragó saliva-Eeh, yo...-alcanzó a decir con torpeza.
Sin mucha paciencia, Nicholas dio un suspiro pesado- Areleous, ya te lo he dicho, aprende a ser más rápida-la miró serio y alzó su brazo pasándolo por encima de ella.
Mayra se encogió de hombros, haciéndose pequeña y dio un torpe paso hacia atrás. Cuando por fin se alejó de ella, observó lo que había tomado.
Tenía un plato y lo estaba analizando con ojos molestos- Y también sé más eficiente-le mostró el plato.
Ella no podía creerlo, estaba muy avergonzada, la vajilla aún tenía una mancha. Tomó con rapidez el plato con sus manos y lo volvió a lavar con firmeza-Lo siento mucho, señor-dijo y mantuvo su cabeza baja.
Él no le dijo nada y estuvo unos segundos en silencio, hasta que por fin comenzó a abandonar la habitación. Pero para su desgracia, paró justo en la puerta- Mantente más atenta en lo que haces y no seas tan curiosa, Areleous. Así vas a hacer correctamente tu trabajo.
Mayra quería esfumarse de ahí. Sabía que al decirle lo de “curiosa" se refería a ella cuando la vio observándolo. Hizo un esfuerzo y dijo lo primero que se le ocurrió-No, yo... Estaba viendo que su traje no tenga arrugas como la última vez ¿Lo recuerda? Me lo señaló.
Él entrecerró los ojos sin quitarle la vista, luego se encogió de hombros y por fin se fue.
Mayra no tenía idea si se lo había creído o no, pero no pensó mucho en eso y se puso a examinar los platos que había lavado, verificando que ningún otro tenga una mancha que pueda avergonzarle.
Pero el estar concentrada no detuvo que la conversación de Nicholas con su amigo llegara otra vez hasta ella-¿Por qué contrataste a una nueva? La ancianita era muy agradable y no tenías que corregirla en nada.
-Por desgracia, se convirtió en un estorbo- le contestó- ¿Traes la invitación?
Se quedó de piedra y no escuchó mucho más. Mayra estaba demasiado furiosa. ¿Un estorbo? ¿Había escuchado bien, un “estorbo”? ¡¿Como se atrevía a llamar así una pobre mujer lesionada?! ¡Su tía había trabajado con él por muchos años y la trataba de esa forma!
Mayra se frotó la frente intentando quitar tensión, aguardando hasta escuchar la puerta cerrarse. Una vez los sujetos estuvieron fuera lo dijo-¡Hijo de puta!
Estaba reuniendo todas sus fuerzas para no ir a golpearlo. Ni siquiera podía renunciar puesto que él hizo que firmara un contrato. Ella no era muy buena en el aseo y se lo había dicho. Pero él había insistido y a ella no le preocupó mucho hacer el trabajo formal. Se confió demasiado, Nicholas le había mostrado una amabilidad que en realidad no tenía. Aún recordaba ese día, donde creyó como tonta que él tenía un gran corazón.