ʜɪsᴛᴏʀɪᴀs ᴘᴀʀᴀ ᴄᴏɴᴛᴀʀ

El diario

Creía diferenciar a la gente cuando la veía por su ventana, tal vez sería una cuestión mágica, interesante o tal vez fatal, es como su propia arma, saberlo le ha permitido poder navegar en la cabeza, mente, alma, corazón de mucha gente. Tal vez esté siendo un tanto creída, un intento de querer tener algo especial, como un poder extraordinario, no era de pedir mucho, solo quería salir al mundo a proyectar cientos de emociones, cariños, caricias, amores. La verdad no miente, se ha equivocado, ha perdido y también ha ganado, comenzó a mirar la vida de otra manera, despertar y ver el amanecer, amar la soledad, el silencio, es parte de ella, de su historia y de su vida, se ha permitido conocer y conocerse tanto, que sería incapaz de fallarse. Es lo que es, gracias a ella, quizás sea ausente, quizás este feliz, no  quiere confundir a nadie, pero no es alguien a quien puedan entender, porque es una protección. En su vida todo era una montaña de emociones, también lo fue el día que dejó tirado aquél diario en donde escribía más de una anécdota , donde todo empezó a salirse de control y no fue lo mismo que hace años atrás, se había perdido, todo se volvía oscuro.

Fue el once de octubre, un día que al parecer todo era normal, Dairana escribía su diario como era de esperarse, no salía de su casa porque no tenía amigos y porque no era una persona agradable, para algunos era la “rara”. Solo le gustaba pasar tiempo en su ventana, miraba a las personas y las describía en su diario, era feroz y muy despectiva con lo que decía sobre sus vecinos o cualquiera que pasara. Esa misma tarde se animo a salir, a observar a las personas, se sentó en un banco de la plaza y comenzó. Pasaron unas chicas que por lo general siempre una risa largaban cuando se acercaban a Dairana, ella solo las ignoraba, pero en su mente estaba haciendo una historia perfecta para su diario. Al pasar las horas ya estaba oscureciendo, se le acercó una chica alta, de la cual había dedicado a escribir seis hojas con una conducta denigrante, le preguntó si podía estar con ella, porque no encontraba alguien que fuera tan interesante, dado que Dairana había estado observándola, como era de esperarse. Ella huyo en dirección a su casa y olvidó algo muy importante, SU diario. Al llegar a su casa, notó que le faltaba algo, se devolvió para buscar y no estaba allí. Se preguntó como pudo ser tan descuidada con una reliquia como esa, busco con la mirada a esa chica, pero no la encontró. Al día siguiente volvió al mismo lugar, a la misma hora, por si la veía y quizás con un poco de suerte le devuelva el diario sin haberlo leído, pero tampoco fue así. Pasaron los días las personas se mostraban desagradables con ella más de lo común. Sus padres no le dirigían la palabra, encontró un diario encima de la mesa, lo leyó y eran sus escritos, el titular en letra negra y cursiva decía “Feroces escritos.”, todo estaba allí, su vida desde que comenzó a escribir, hojas dedicadas a su familia, a sus vecinos, a los que eran pasajeros en su vida, y en especial a la chica alta de ojos verdes que había publicado su diario, sin ningún tipo de remordimiento. Corrió a la plaza y allí estaba la chica, sentada en el lugar que Dairana había perdido su diario, se observaron y solo se lo entregó. Ninguna emitió una palabra fue eso.

Se sentó y encontró en su diario una letra diferente de la de ella, comenzó a leer y decía:

Para Dairana: “Las personas somos especiales, somos particulares, no sé lo que la vida te hizo para que dejaras de pensarlo, todo lo que escribís es excelente, debes encontrarle otro modo y no denigrar a cualquiera solo porque no te agradan, escribiste cosas maravillosas sobre mí, sobre lo que soy, aunque fuiste afilada, no me molesta en absoluto saber la verdad y muchas veces eso afecta a los demás, lo hice para que te dieras cuenta de que lo que causaste en tu casa y afuera. En parte es cierto que las personas son desagradables contigo, vi a esas chicas molestándote, son idiotas, pero no te da derecho. Espero que te des cuenta.”

Dairana tiró el diario en su basurero, corrió lo más rápido que pudo y se paró en la esquina, agarró una lapicera de repuesto que tenía en su campera y busco un folleto para escribir. En ese simple papel, explicó lo equivocada que estaba con todo, que había sido rara desde un comienzo porque la alejaban, incluso las personas que jamás pensaba, pidió disculpas por todo. Antes de cruzar a la plaza donde recurría y poder publicar lo que escribió, vio a la chica que en parte la había ayudado muchísimo, se iba acercar a saludar, pero todo se volvió oscuro, lo único que sentían eran bocinas, Dairana no podía moverse, con su papel en la mano veía a la gente acercarse, lo último que vio fue a unos grandes ojos verdes y solo sonrió.

Dairana había sido atropellada, sus palabras escritas fueron publicadas y más de una persona va a verla en el cementerio, personas que se lamentan,  sobretodo la chica alta de ojos verdes, que comenzó a escribir gracias a Dairana, nunca la olvida, porque siempre fue la “rara” para todos, pero para ella fue autentica y sincera.



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En el texto hay: amor, historiascortas, historiasdetodo

Editado: 26.10.2021

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