ʜɪsᴛᴏʀɪᴀs ᴘᴀʀᴀ ᴄᴏɴᴛᴀʀ

Mala suerte

Eran las tres de la tarde, un martes trece, recuerdo lluvia, frío y un presentimiento muy fuerte. Soy supersticiosa, creo en todo, lo bueno, lo malo, la suerte y la desgracia, se me habían roto tres espejos, se me apareció un gato negro muy pequeño por la ventana y le abrí, me caí y estuve tres veces al borde de un accidente domestico. Soy Ariadna, vivo sola con un gato que acabo de rescatar, estudio periodismo, mi vida no es interesante, pero confío en mi y en lo que siento. No quería salir de mi casa, estaba calentito, tenia que ir por un examen del cual estuve estudiando tres semanas y lo abandone al saber que la fecha era martes trece, era imposible, me iba a ir mal y tal vez podría darme un ataque o sufrir algún fatal accidente. No me arriesgaba, amo mi vida, no quiero morir a la edad de veintitrés años, que por cierto los cumplí hoy, que raro que suena. 
Paro la lluvia, golpeaban la puerta, me designe a salir, obviamente antes revise por la ventana, y no había nadie, solo un paquete en el suelo con un moño rojo muy llamativo, parecía casi de película, lo lleve a la basura, tal vez podía morir como la chica que abrió un regalo y había una bomba o un gas no podía verlo. Me golpearon otra vez la puerta esta vez mas fuerte y era mi amiga Sara que venía los días martes y viernes, sabe como soy. La abrace, comimos un rato, y me preguntó por el examen, le dije lo que paso y a regañadientes la hice entender. Me dijo que quería invitarme a cenar y le dije que no, que los martes trece eran de mal augurio, no se como hizo que me arrastro y me llevó. Salimos caminando porque no quería morir el día de mi cumpleaños en un auto como mis padres cuando tenía trece. Estaba siendo el peor día de mi vida, pase debajo de tres escaleras, era el quinto restaurante que visitábamos, se me habían roto dos platos y una copa, me dieron un grillo en mi plato de ensalada, según Sara es porque lo restaurantes no servían, que eran de mala calidad, abrí mi paraguas sin darme cuenta, me tope con mas gatos, hubo un accidente del cual mi amiga me salvo, era la mala suerte personificada. Me fui a mi casa, sola, deje a mi amiga comprando unas cosas,  las flores que tocaba se marchitaban, estaba cansada, en mi puerta había otro paquete, me dio curiosidad saber que era, en la etiqueta decía Feliz cumpleaños con un gran numero trece, volví a tirar la caja. 
Al rato estaba bebiendo café en mi sillón, vi un par de películas de terror lo cual no ayudaron mucho, tocaron la puerta y otra vez el mismo paquete decidida abrirlo, volvieron a tocar la puerta, era Sara con un montón de globos eran catorce pero se le reventó uno, trece. Estaba emocionada por saber que era, siempre fue positiva, abrió el paquete y dentro había trece chocolates. 

Reímos varias horas, olvide los martes trece, los gatos negros y todo lo demás con Sara nos comimos todos lo chocolates solo quedaba el número 12 y 13, decidida a mi amiga a comerse el trece, se lo tome de las manos y me lo comí. Al principio todo fue risa, pero al menos dos minutos después comencé a sentirme muy mal, y fue lo último que recuerdo. 
No volví a despertarme, según lo que decían todos los chocolates estaban envenenados excepto el número trece, aun tratan de investigar quien fue pero no hay rastro alguno, algunos dicen que fue obra de la mala suerte, o de creer en esas cosas, Sara quedo internada en coma , pero esta viva. Mi hora de muerte fue a la una del mediodía,un miércoles, no lo podía creer, no me mató la mala suerte en la que yo creía, me mate yo, y también un día común y corriente.



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En el texto hay: amor, historiascortas, historiasdetodo

Editado: 26.10.2021

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