ʜɪsᴛᴏʀɪᴀs ᴘᴀʀᴀ ᴄᴏɴᴛᴀʀ

Mamá-Maestra

Entre mis vagos recuerdos, pienso en una niña de cinco años apriximadamente, pequeña, con pelo negro y un gran flequillo, que amaba ver trabajar a su madre. Era una gran Maestra. Mientras ella dibujaba grandes garabatos en una hoja, su madre explicaba horas y horas, con una paciencia interminable a sus alumnos, sin quejarse, ni molestarse por la poca atención, La niña siempre la miro con gran admiración, mucho no entendía, pero creía que su trabajo era increíble, tanto fue así que anhelaba estudiar en un futuro lo que había escuchado como "docencia". 
Según la niña que invade mis pensamientos, para todos ella era la "hija de la señorita" siempre recibía algún elogio o algún abrazo fugaz por parte de colegas de su madre. Los días en que la niña no tenía con quien quedarse eran para ella únicos, porque sabía que su mamá debía llevarla, era muy protectora. Cuando salían de casa, su mamá siempre le contaba anécdotas de esos recorridos interminables y lugares solitarios, mientras iban en camino. Fue difícil comprender su trabajo siendo pequeña, hasta que se dio cuenta del esfuerzo que ella hacía. Al llegar a la escuela después de largos kilómetros, siempre con una sonrisa, la mamá de la niña saludaba a sus colegas, y siempre había un gran recibimiento de parte de los niños, una conexión que soñaba tener algún día.
Recuerdo que la pequeña fue entendiendo los kilómetros, las llegadas tarde de su madre, el cansancio, el estrés y tantas cosas más. Lo que nunca entendió fue esa sonrisa que era capaz de transmitir, a pesar de todas las horas que pasaba en la escuela, tenía tiempo para la familia, siempre. Cuando la mamá-maestra llegaba con su guardapolvo de colores alegres, su sonrisa y su portafolio impecable, la niña siempre le entregaba una carta con dibujos o algún escrito, para darle las gracias por todo el esfuerzo que hacía. 
La niña entendía porque mucha veces su madre no podía ir a sus actos escolares, o quedarse en casa, pero en el fondo pensaba en que su mamá siempre estaría con ella pasara lo que pasara. Sin comentar las noches sin dormir por las largas planificaciones, enfermos en casa, o algún trámite. Mamá-maestra según la niña, era perfecta, solo era ella quien se hacía cargo, y en varias ocasiones le costaba entender como hacía con "sueldo de docente". 
Esperaba paciente que su madre pudiera llegar a la "jubilación" y pasar todo el día con ella, y que pueda descansar de todo el gran desempeño.
La niña fue comprendiendo en el paso de los años, lo que significaba trabajo, familia, amor y docencia, esa pequeña entendió que su mamá era muy importante no solo en su casa, sino también como portadora de algo muy valioso que es la enseñanza a miles de chicos. Se dio cuenta cuando fue a jardín, a primaria y secundaria todos los maestros que la vieron crecer, pero a la niña solo le importaba el orgullo de su mamá-maestra. 
Esas personas que se paran frente a clase con su guardapolvo impecable, son personas increíbles, capaces de entenderte, tu segunda familia, fueron y son los que enseñaron cosas que el día de hoy deberíamos agradecer.
Yo fui feliz y lo soy, crecí y todos los vagos recuerdos de niña  que creía  todavía estan en mi mente y corazón, estoy orgullosa de la mamá-maestra que me tocó, gracias a ella aprendí muchas de las cosas que quiero para mi vida.



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En el texto hay: amor, historiascortas, historiasdetodo

Editado: 26.10.2021

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