ʜɪsᴛᴏʀɪᴀs ᴘᴀʀᴀ ᴄᴏɴᴛᴀʀ

CARTA EN BOTELLA

Decidí ir al mar, estaba fresco y mi cara estaba casi roja, siempre suelo ir a despejar ideas. Llegué y me saque mis zapatos, eran altos porque recién salía del trabajo, respiré y me tranquilice, mis pies sintieron el agua y una botella. No le había prestado demasiada atención, la mayoría recurría aquel lugar y dejaban basura, después seguramente la alzaría y la tirararia. Pero la botella era tan insistente que me dio curiosidad, era vieja, de vidrio con un corcho que no dejaba entrar el agua, me llamo la atención que dentro de ella había un papel medio amarillo y doblado. Mire hacia ambos lados de donde me encontraba, casi no había gente, decidí abrirla, pero mis manos estaban temblando. No quería romperla, pero era mejor que se mantuviera así. 

Llegue a mi casa, vivo en un edifio en el tercer piso, dejé en el perchero mi saco azul, la botella la dejé en el mueble de la sala, fui directo a mi habitación, agotada, tiré mis zapatos, la camisa y mi pollera. Me metí a duchar y sentí tranquilidad, mirar el mar no me funcionó hoy. Preparé la cena y me senté a ver una película, donde una persona escribía una carta y se mataba. Mire hacia atrás y allí estaba la botella, ese papel debía decir algo. En ese momento dejé de mirarla porque mi teléfono vibró, era mi amiga, me había estado insistiendo de que emprendieramos algo nuevo, que seamos dueñas, le atendí y hablamos por horas.

Luego de cortarle, me cambie, me puse el saco azul y corri al mar con la botella, no recuerdo la hora seguramente entre las cuatro o cinco de la mañana. Marcado al costado de la botella habían iniciales S.N. pude abrirla, saqué el papel, era una carta, decía así.

                                                             1994     

Estuve pensando en todo, mi familia tal vez no me apoya tanto, pero cuando vea lo que haré se sorprenderán, soy abogada y una gran cocinera. No quiero perder nada. Mi esposo repetitivamente me dice "Sarahi jamás conseguirás abrir un restaurante, ocúpate de la casa". Tenia un sueño, y era abrirlo de todas formas, la plata no seria gran cosa, lo llamaría los ocho hermanos en honor, tal vez, a mis hermanos. Seria yo la que cocinaria y atenderia, luego vería que mi familia entera trabaje. Lo quiero abrir entre la calle ocho frente a la plaza con una fuente, llamaría la atención. Mi hija tiene dos años y espero que se tan soñadora como yo, su nombre es Mar, tiene unos profundos ojos azules y cabello negro. No la he podido cuidar, me escapé y me fui en un bote, estoy cerca de la muerte, espero en otra vida abrir mi restaurante y hacer feliz a mi familia. Espero que esta botella la encuentre alguien soñador y libre.

Sarahi Nortla

Quedé paralizada, pero me senté y me dormí. Senti que alguien me despertaba, era un hombre alto, mayor. Era la mañana, no podía mover mis piernas, estaban adormecidas y muy heladas. El hombre me ayudó a llegar a casa. Lo invité a pasar y tomamos un café, mire desesperadamente mis bolsillos, la carta se había ido. Mire al señor y le pregunté por ella, el la saco de sus bolsillos lentamente y me preguntó dónde la había encontrado. Le dije todo, se lo conté. Y el solo comenzó hablarme.

-Conocí a Sarahi, alta, pelo corto y ojos del tiempo. La amaba, no me di cuenta de que su sueño era la único que quería. Me cegue por mi machismo, por mi falta de atención hacia ella, yo era juez y ella abogada, nos conocimos ahi, su familia era numerosa pero muy exigente. No la dejaban ser libres y yo como su esposo le prometí libertad, pero la encerré aún más. Tuvimos una hija, Mar, es igual que ella, soñadora y muy creativa. Se marchó de casa hace años, por unos contactos supe que se cambió de nombre, Calandria Liopel. No la he vuelto a ver, pero te agradezco porque ahora puedo saber lo que le paso a mi esposa.- dijo derramando un par de lágrimas. 

Miré al hombre más paralizada, sentí que alguien abría la puerta, era mi amiga, era la única que tenía la llave de mi casa. Entró y se quedó helada mirando al hombre. Estaba desorientada, porque la escuché decir papá y mi mundo se vino abajo, había descubierto la vida de mi amiga, ella se llama Calandria Liopel, pero me había contado una historia totalmente diferente. 

Sali de mi edificio y fui a buscar la plaza que solo tenía una fuente, había solo una en la ciudad, pregunte por algún lugar para poner el restaurante, lo haría, cumpliría su sueño, mi sueño también. Encontré uno muy bonito y sin pensarlo lo compré. Volvi a mi casa y allí estaba mi amiga esperándome, solo la abracé, ella siempre estuvo ahí para mi, aunque me mintió lo hizo por una buena causa, le conté lo que hice y todo lo que me pasó antes de eso. Se largo a llorar por horas.

Habían pasado siete años había dejado mi trabajo, me casé con alguien que conocí en el restaurante y tengo dos hijos. Trabaje con Calandria solo dos años, su padre se fue con ella a viajar por el mundo y no la volví a ver. El restaurante es casi famoso, la comida es deliciosa y es gracias a las recetas de una mujer mayor que frecuentaba el lugar, era Sarahi Nortla, no había muerto, se había ido lejos, también se cambió de nombre, Lila Salm, tiene unos hermosos ojos del tiempo y su cabello lo mantiene largo. No había podido completar su sueño pero cuando se entero del restaurante vino. Es como mi madre, me enseñó muchas cosas, lo más importante es que es libre y feliz. 

 

 

 



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En el texto hay: amor, historiascortas, historiasdetodo

Editado: 26.10.2021

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