Capítulo 3: El Gólem

-Yo soy el Gólem de Salonika- dijo esbozando una risa deforme.

En ese momento un puñado de droides B1 aparecieron a sus espaldas, apuntándolos con sus blásters. Haga se aferró a su sable, dispuesto a la batalla, pero en ese instante las piernas de los robots comenzaron a hundirse en el piso, y el Gólem tomando parte del suelo, formó una enorme proyectil de roca con lo que los destruyó definitivamente.

Los jedis estaban boquiabiertos, mientras una enorme pared de roca comenzó a levantarse en la entrada al templo justo detrás de ellos.

-No queremos interrupciones en nuestra batalla ¿cierto?- dijo riendo con una sonrisa sardónica e inexpresiva.

El monstruo era imponente, parecía un enorme y fornido reptil de piedra. Haga había escuchado historias de Gólems cuando era un niño, en su periodo de entrenamiento en el templo de Coruscant, pero siempre pensó que eran eso, historias, pero ahora frente a él estaba la bestia más impresionante que había visto jamás.

En sus hombros crecía musgo, y sus pies estaban fusionados al piso, como si no tuviese principio ni final.

-Solo queremos al Lord Sith-  dijo el maestro Hireth- no tenemos nada en contra tuya-

La bestia rió con una risa atronadora.  Podían ver las piedras del piso ascender por su cuerpo aumentándolo de tamaño. Se puso en movimiento, y cada paso producía un temblor que los inestabilizaba.

-Mueran jedis- dijo mientras golpeaba el suelo, momento justo en que un enorme brazo de piedra apareció a sus pies y los golpeó con ferocidad.

El impacto fue brutal, por poco ambos pierden el conocimiento por el golpe. Se pusieron nuevamente en posición de combate, momento en que un presentimiento hizo girar a Haga. Cientos de proyectiles, disparados a la velocidad del sonido desde el muro de piedra a sus espaldas se dirigía hacia ellos.

-Cuidado maestro- alcanzó a decir mientras ambos, al mismo tiempo, giraban sus sables deteniendo el ataque.

Al volver a la posición de combate alcanzaron a observar que el Gólem arremetía contra ellos a toda velocidad. El maestro Hireth dio una pirueta en el aire para esquivarlo y cercenó una de las extremidades de piedra. El triunfo duró solo unos segundos, ya que tomando rocas del piso las absorbió y reemplazó su brazo mutilado.

-Creo que sentí un cosquilleo en la mano jedis, pero no estoy seguro- dijo riendo con su voz cavernaria.

Haga arremetió contra la bestia. Éste cambió la conformación de su brazo, transformándolo en una espada gigante de roca. El jedi era más ágil, luego de una serie de estocadas cortó la extremidad y una de sus piernas. La bestia perdió el equilibrio por un segundo, pero luego tomando recursos del suelo reconformó sus partes. Contraatacó, Haga apenas podía repeler la fuerza del Gólem, mientras evitaba proyectiles que provenían de su espalda.

-Maestro, esto será una batalla eterna, usted siga, yo me enfrentaré a este monstruo- gritó Haga mientras miraba buscando alguna debilidad en su enemigo.

El jedi asintió, le dedicó una mirada suplicante, como pidiéndole que tuviera cuidado.

-Estaré bien- dijo el padawan.

El maestro se escabulló por la entrada de piedra del templo, y cuando el Gólem se proponía detenerlo, Haga saltó, cortándole de un golpe ambas extremidades superiores.

-Yo soy tu enemigo bestia- dijo Haga con mirada de furia- si me derrotas puedes ir tras él-

-No llegará muy lejos entonces- dijo mostrando sus dientes de cuarzo- no eres rival para el gran Gólem-

Sus brazos se transformaron en enormes mazos, y comenzó a azotar el piso mientras avanzaba, cada vez más rápido. Al principio logró esquivarlo sin problemas, pero a medida que aumentaba la velocidad, debió ocupar su sable para evitar el golpe de la roca. Había ido retrocediendo sin darse cuenta, hasta que estuvo de espaldas al muro de piedra. Fue cuando unas poderosas manos rocosas salidas desde la muralla lo tomaron con fuerza, y desde el piso, unas garras similares lo afirmaron desde los pies. Estaba inmovilizado, mientras la bestia arremetía a toda velocidad con sus implacables mazos. Haga alcanzó a levantar su sable pese a estar sujetado de los hombros, logro destruir parte de la enorme de roca que lo intentó azotar, pero aún así el daño fue importante, al partir el granito, una de ellas había golpeado su tórax, y había sentido cuando una de sus costillas se le había partido. Le costaba respirar, estaba mareado y la cabeza le daba vueltas. Pensó que se iba a desmayar, mientras el monstruo de piedra reconformaba sus extremidades, pudo sentir a su maestro peleando con alguien más, unos metros hacia el interior del templo.

-Usa la fuerza Haga, no te des por vencido- escucho en su cabeza la voz de su maestro.

Usando su sable de luz se deshizo de las manos de piedra que lo aprisionaban de los hombros, y segundos después hizo lo mismo con las de sus pies.

El Gólem arremetió nuevamente, con dolor Haga esquivaba cada uno de sus golpes, cortaba dedos, brazos, pero en segundos volvían a crecer.

-Debo cambiar la estrategia- dijo presionándose el pecho lesionado y esforzándose por respirar.

-Nadie puede detener a un Gólem, somos invencibles, es por eso que Darth Sidious me encomendó la protección de esta puerta-

Un escalofrío recorrió la espalda al escuchar el nombre del señor oscuro.

-¿Darth Sidious?-

-Ya he hablado suficiente, ¡muere jedi!- dijo la bestia mientras comenzaba a fusionarse con el suelo que lo sostenía.

El monstruo desapareció por completo. Haga, aguantó la respiración, mientras miraba con ansias la puerta del templo. Fue en ese momento cuando una boca monstruosa, completamente de piedra se formó a su alrededor. Tuvo el momento suficiente, para realizar un salto mientras giraba con su sable, rompiendo los dientes de granito que se cerraban a su alrededor. Un enorme brazo se proyectó desde uno de los muros y no pudo evitar que el golpe le diera de lleno. Se desplomó, perdiendo el conocimiento.