Yangshuo , siglo 6 A.C.
He despertado antes que el sol. He estado esperando este día por bastante tiempo. Y no por la belleza que producen los primeros rayos cuando se depositan en el horizonte e iluminan las cristalinas aguas del lago con mil diamantes diminutos.
Tampoco por el placer que provoca ver esas primeras aves Fénix, también llamadas Ibis, con sus pechos blancos, níveos y sus alas del más absoluto y bello color del amanecer.
No es tampoco por el magnífico e incomparable campo de infinitos almendros en flor que cubre desde la márgenes del Río Amarillo hasta las orillas de esa Laguna que desde niño, junto a él, me ha cautivado el corazón.
No, la razón de tan larga espera es él. Precisamente él...
Lo despierto sin hacer ruido para no alertar a los guardias que dormitan detrás de la mampara. Y él, sin hacer ruido apenas me ve, me sonríe y me sigue. Nos escabullimos uno pegado al otro. Veo su emoción cada vez que me mira. Y trato de que no se dé cuenta de mi propia emoción por tenerlo tan cerca. Cuando llegamos se deja caer sobre la brizna fresca y enseguida al divisar las primeras aves sonríe complacido.
Cada año es lo mismo. Con el regreso de aquella ibis nos escapamos sólo para verlas llegar. Vuelven al hogar. Y me siento en mi hogar así... aquí... junto a él.
Es una ironía del destino que dos corazones tan distintos puedan permanecer unidos. El suyo, cuyo nombre es Huo que indica fuego, se enciende con visiones como esta o en noches de lluvia cuando su cuerpo y el mío se abrazan por temer a la tormenta. Yo nunca le he temido a las tormentas pero simulo que sí solo para que él me abrace.
Y el mío, Corazón de hielo tal es el nombre que me han puesto, Bing , que es frío y helado durante todo el día con los otros sirvientes con el Rey, con la Reina, con los soldados, pero que se derrite ante una mirada suya, o un roce accidentado de su mano con la mía. O con una de sus miradas como con la que ahora me mira.
No logro recordar nada más de aquella vida en aquellas maravillosas y enigmáticas tierras de Yangshuo siglos antes de esta era. Pero con eso me basta. Me basta saber que fui feliz porque lo amé. Y al recordar esa mirada sé que él también me amó a mí...
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vidas pasadas y reencarnaciones, semillasestelares, starseed
Editado: 11.04.2024