Andrew.
—¿Cómo te sientes amigo?
Abrí mis ojos lentamente y con dificultad para ver a un preocupado Jimin. Me encontraba en la camilla de mi celda totalmente adolorido.
—Tranquilo, Matt ya les dio su merecido.
— Me duele todo —pronuncié con dificultad.
—Estarás bien. Eso dicen los doctores.
Me tomé un segundo para analizar mi situación y recordar lo que había pasado conmigo, sin embargo lo primero que apareció en mi mente fueron los ojos de Hailey.
—Necesito verla.
—¿De qué hablas? ¿a la enfermera? ¿quieres que vaya por ella?
—No, idiota. A Hailey.
Jimin bufó.
—Hermano juro que cuando conozca a esa tal Hailey le preguntaré qué clase de hechizo utilizó contigo.
Reí pero mis costillas dolían. Los golpes que me habían dado eran graves, podía sentirlo ya que me dolía todo incluso al respirar.
Desearía tener un televisor y poder saber qué ocurría con el mundo exterior, pero por alguna extraña razón mi padre no se ha tomado la molestia de traerme ningún medio de comunicación. La pantalla en la cual jugábamos Jimin y yo estaba totalmente bloqueada para cualquier otro uso que no fueran videojuegos. Incluso si habían noticias sobre Stay In Touch desearía verlas, extrañaba a mis hermanos.
¿Por qué no vendrían a visitarme ni siquiera ellos? Supongo que sólo permiten la visita a familiares directos y por ello no han podido venir. Al menos eso quisiera pensar, duele mucho menos que imaginar que me han olvidado y ahora tienen un mundo sin mí.
—Hey, ¿en qué piensas? —me sacó de mis pensamientos.
—Busquemos un televisor.
—Sabes que no están permitidos.
—Debe de haber alguna manera de comunicarnos con el mundo exterior, ¿no lo crees?
Me levanté de la camilla con un increíble dolor, intenté ignorarlo y continué buscando entre celdas. Pasé por la celda de Adrick, observaron mis moretones y rieron al notar que apenas y podía caminar. Sin embargo ellos no estaban intactos, según me lo dijo Jimin, Matt y su banda les dieron su merecido. Uno de ellos tenía el ojo izquierdo totalmente hinchado y cerrado con un enorme moretón. Por fin el dinero que mi padre enviaba a Matt daba resultados.
—Hey, el oficial de allá tiene un celular, estoy seguro que con algo de dinero te dejará hacer algunas llamadas o revisar Internet.
Revisé mi bolsillo en el cual solo contaba con diez dólares. De algo servirían.
Después de algunos minutos aceptó mi dinero, me permitió el celular con acceso a Internet y llamadas durante treinta minutos.
—¿Qué es lo que harás?
—Debo llamar a Hailey.
Jimin se llevó la mano a la cara y después respiró resignándose a que no dejaría el tema nunca.
Marqué su número cuyo a duras penas logré recordar. Él teléfono sonó tres veces y respondió, deteniendo así mi corazón.
—¿Hola?
Editado: 08.11.2018