Él tomaba mi mano.
Él me besaba con ternura y con pasión al mismo tiempo mientras observábamos la bella puesta de sol en una hermosa playa sólo para nosotros dos.
—Quisiera volver a pisar un escenario y escuchar a la gente gritando mi nombre eufóricamente —dijo sin despegar sus ojos de la puesta del sol.
—No hablemos de lo que te hubiera gustado hacer antes de irte Andy, mejor recordemos todo lo que hicimos.
Volteó a verme fijamente a los ojos. Dios, esa sanción de tenerlo frente a mí observándome era lo mejor del mundo. Sus ojos verdes desprendían destellos gracias a la luz solar, sin embargo, a pesar de que esos ojos estaban llenos de brillo, escondían una profunda tristeza.
—Te dejé, Hailey. Ni siquiera pude despedirme.
No quería recordar eso, era nuestro momento para sonreír aunque fuera por una segundos. Después regresaríamos a la realidad.
—Andrew, hablemos de otra cosa...
—Jamás podré perdonarme el haberte dejado así. Sólo mírate, llevas todo este tiempo sufriendo gracias a mí.
—No fue tu culpa que murieras —susurré entre lágrimas— sólo por favor, déjame estar contigo un momento más.
—Tengo que irme, cariño.
Verlo de esa manera, tan destrozado y con los ojos llorosos me partía el alma, pero desde que él se fue mi alma ya estaba completamente rota.
Tomó mi cabeza entre sus manos y comenzó a acariciarme el cabello mientras pegaba mi frente a su cálido pecho.
—Tienes que seguir, amor. No te aferres a mí.
—Andrew, para...
—Estaremos juntos pronto, estoy seguro. Y te lo prometo que esta vez absolutamente nadie podrá separarnos. Por ahora sólo sigue sin mí.
Y así, pude ver como su silueta se alejaba de mí al mismo tiempo que se desvanecía, dejándome sola con la poca luz que la luna comenzaba a dar.
—¡Andrew!
Desperté por el sonido de mi propio grito. Al abrir los ojos divisé una silueta femenina sentada justo a lado de mi cama.
—Cielos, no has dejado de soñar con él ¿verdad?
Me levanté lo más rápido que pude para abrazarla. Tenía tiempo necesitando a mi mejor amiga.
—Amber, ¿qué haces aquí?
—Sé que las alucinaciones volvieron y que básicamente estás más jodida que nada. Necesitabas a tu mejor amiga para levantarte el ánimo, aunque detesto estar aquí. No por ti, sino por él.
La abracé de nuevo. La última vez que la vi tuvimos una fuerte discusión sobre Jordan, desde entonces no nos vimos y tan sólo llamó una vez.
—¿Cómo sigue Devin? —me atreví a preguntar.
—Sigue saliendo todas las noches a emborracharse con Ben en nombre de Andrew. Aún no ha podido superar su muerte y supongo que tampoco tú.
Mientras pronunciaba esas palabras yo recordaba el sueño que acababa de tener. ¿Estaría tratando de dsrme un mensaje? ¿Estoy volviéndome aún más loca?
—Es evidente que no podré hacerlo nunca —dije mientras arreglaba un poco mi cabello por lo despeinado que estaba.
—No quiero discutir por la estúpida decisión que tomaste de venirte a vivir aquí, vine a ayudarte. Y sinceramente, te extrañé tanto.
Nos abrazamos por tercera vez. Verla me daba un poco más de vida, aunque también me recordaba a todos los momentos que pasé con Andrew.
—Ahora arréglate, hay alguien que quiere verte y está esperando abajo.
¿Quién podría ser? Si en los últimos dos años he estado más sola que un perro.
Editado: 08.11.2018