Andrew.
Richard y James cargaban las maletas de los demás mientras entrábamos a nuestra habitación en el hotel. Siempre pedíamos sólo dos habitaciones para los cinco, así es como estábamos acostumbrados.
—Chicos, ¿por qué tenemos que cargar nosotros sus maletas? —se quejó Richard.
—Por que nos aman, por eso. —respondí.
Habíamos llegado al hotel de Nueva York, en donde más tarde tendríamos una firma de autógrafos y al día siguiente un concierto.
Encendí mi celular y comencé a revisar mis redes sociales. Todo parecía estar con normalidad hasta que encontré algo que me desconcertó.
—¿Por qué Jordan está siguiendo a Hailey en Twitter? —pregunté totalmente extrañado.
—No lo sé, ninguno de nosotros ha hablado con Jordan. Sólo alguien... —dijo James mirando hacia Ben.
—Está bien, yo lo hice. Le pedí a Jordan que siguiera a Hailey.
—¿Por qué hiciste esa estúpidez? —pregunté y sin darme cuenta mi voz ya estaba muy elevada.
Me había esforzado en que Hailey dejara de pensar que Jordan era mejor que yo. Le canté su canción favorita en el concierto justo para que supiera que Jordan ya era pasado y que el presente de Stay In Touch era yo. Y de pronto Ben lo arruina.
—Lo siento, se nota que es realmente una fan de Jordan. Merece que Jordan la siga.
—Ben, si sigues haciendo eso, los fans de Stay In Touch seguirán recordando a Jordan y yo me iré a la mierda —dije y salí de la habitación del hotel.
Apenas caminé algunos pasos y ya habían chicas y chicos pidiéndome fotos. Las negué todas. No tenía un buen humor. Seguí caminando hasta salir del hotel, tomé un taxi y le pedí que me llevara al bar más cercano. Después de un corto recorrido, llegamos. Bajé, le pagué al taxista y a pesar de que nunca antes había estado en ese bar, entré como si se tratara de mi casa.
Tenía dos llamadas perdidas de Ben y una más que apenas estaba entrando. La ignoré por completo. Me acerqué a la barra y después de haber tomado unos cuantos tragos un hombre corpulento se acercó a mí de manera amenazante.
—¿Eres Andrew Stone? —preguntó. Guardé mi celular y me puse cara a cara con aquel hombre. Era más alto que yo, a pesar de que mi estatura no era pequeña.
—Sí, soy yo.
El hombre me soltó un puñetazo directo a la cara, sin saber siquiera por qué. De todas maneras, nunca fui un tipo al que le gustara mucho hablar para solucionar los problemas. Estampé mi puño en su rostro de la misma manera en que él lo hizo. Se abalanzó sobre mí haciendo que mi espalda golpeara fuertemente la pared. Comenzó a darme fuertes golpes en el abdomen y yo sentía que el tipo me acabaría ahí. Finalmente se detuvo y llevé mis manos a mi abdomen por el insoportable dolor que sentía.
—Mi hermana es Amanda. La chica a la cual le arruinaste la vida.
Editado: 18.11.2018