Andrew.
—Estoy en camino, Mike, ahora llego —dije colgando la llamada.
Manejaba por la solitaria carretera en camino a un lugar desconocido. Mike, el baterista de mi antigua banda, me pasó una dirección desconocida diciendo que él estaría esperándome ahí. Le conté cómo me sentía y lo que necesitaba, él dijo que acababa de terminar con su novia y que necesitaba «olvidarse de esa perra». Mike era mi mejor amigo cuando estaba en «Keep It Real», mi antigua banda. Desde que salí, o más bien desde que me sacaron, hemos seguido en contacto, una amistad como la nuestra no es fácil de dejar atrás.
Finalmente llegué a la dirección que Mike me había pasado. Era una casa realmente grande, una mansión, se podría decir. Había mucha gente fuera de la mansión y al parecer había más dentro de ella. La música podía resonar a kilómetros del lugar y entre todas las personas desconocidas busqué a mi amigo con la mirada hasta que lo encontré besando a una chica mientras cargaba una cerveza en su mano.
—Hey, idiota.
Él abrió los ojos y al verme se separó de la chica.
—¡Stone! Creí que no llegarías nunca —dijo abrazándome con una sonrisa— ¿Por qué no vamos adentro?
Comenzamos a caminar hacia la puerta de la mansión dejando a la chica sola, quién miraba con odio a Mike. La mansión era lujosa por dentro y por fuera, pero dentro de ella la gente parecía volverse loca.
—¿Quieres tomar algo? —me gritó Mike por el ruido de la música.
—Claro.
Nos dirigimos a la cocina, tomé una cerveza helada y después salimos de ahí. Habían personas besándose en cada rincón de la jodida mansión, no quería imaginarme que estaba ocurriendo en las recámaras.
—¿Y en dónde están las putas? —pregunté.
—En todos lados —susurró él.
Después de unas cuantas cervezas perdí la cuenta. Perdí la cuenta de todo. De cuántas cervezas había tomado, de cuántas chicas había besado, de cuántas llamadas perdidas de Hailey tenía. No quería saber nada de Stay In Touch en estos momentos, sólo quería divertirme sin preocuparme de que al día siguiente sería víctima de otro escándalo.
—Andrew Stone, ¿verdad? —preguntó una chica de cabello rojo frente a mí.
—El mismo.
—Todo el mundo habla de ti en estos momentos.
—Lo sé —respondí tomando de mi cerveza. Ella me arrebató la cerveza de la mano para darle un sorbo y después la colocó de regreso en mi mano.
—¿Por qué no nos olvidamos de los escándalos por esta noche? —dijo ella colocando sus brazos alrededor de mi cuello.
Y entonces cometí uno de los errores más grandes.
Editado: 18.11.2018