Sin siquiera darme cuenta yo ya estaba en Los Ángeles en la fiesta con Mike. El frío de la cerveza nos helaba las manos pero aún así no la saltábamos y no pensábamos hacerlo. La música era buena, y el lugar estaba repleto; Mike siempre ha ido a buenas fiestas y esta no es la excepción.
Juré que moderaría mi manera de beber esta noche, ya que no quería más accidentes que resultaran en personas heridas, pero aún así, no lo hice. Después de varias cervezas, diría que tal vez cuatro, sentí como el mundo comenzaba a darme vueltas. La figura de un hombre tatuado se acercaba a mí sin poder distinguirla; me era imposible debido a que en una fiesta en donde solo hay bandas de rock, muchos de ellos tienen el cuerpo lleno de tatuajes. Una vez que ya estaba más cerca, lo reconocí de inmediato cuando vi su espantoso cabello color zanahoria.
—¿Vienes a saludarme o a restregarme en la cara que tu gran amigo Jordan ya regresó a la banda?
—Creo que la segunda opción suena bien —respondió Alfred.
Se acercó a mí lo que automáticamente me hizo ponerme en alerta. La televisión nunca lo dice, su manager lo tiene totalmente protegido y ha pagado buen dinero para que nadie hable de ello, pero todos los que lo conocemos en persona lo sabemos; Alfred es un tipo con problemas. Peligroso, en más de una ocasión ha portado con un arma; drogadicto, todos los días, como Snoop Dogg. Lamentablemente mis sentidos no estaban lo suficientemente estables a causa del alcohol, así que, a la mierda el estar a salvo.
—Tu amigo... Es un idiota -le dije.
—Podrá ser un idiota pero él está en la banda ahora.
De inmediato las personas a nuestro alrededor comenzaron a hacer el típico sonido de «Uhh» llamando así la atención de otras personas. Pronto ya todos estaban alentando una pelea.
—Anda Stone, acércate, no te voy a morder.
Los chicos detrás de mí comenzaron a empujarme hacia Alfred de tal manera que quedamos cara a cara.
«No más heridos, Andy» me repetía a mí mismo una y otra vez aunque viendo su rostro debo admitir que lo único que quería era golpearlo. Tomé aire, cerré los ojos y con mucha fuerza de voluntad me di la media vuelta alejándome de ahí. Pude escuchar las risas de los demás acompañado de sus patéticos insultos. Intenté ignorarlos todos, pero juro que no pude.
—Ahora tu exnovia se acuesta conmigo —dijo él.
—No hablaré mal de Rae, en verdad la quise y si ella está contigo es porque esa fue su decisión. Lo único que diré es que desde siempre, te ha gustado jugar con lo que yo dejo en el pasado.
—Y yo sólo te diré: Tu exnovia ya cedió, ¿qué te hace pensar que Hailey no lo hará?
Sentí la sangre hervir. Después de tanto, sigue siendo mi punto débil. De pronto hubo un gran silencio en toda la fiesta, lo cual hizo resonar las palabras que diría a continuación.
—Ella es la siguiente en mi lista, Andy.
Y eso bastó. La bestia despertó.
Editado: 18.11.2018