Stay In Love

Capítulo 76

Hailey

Esto era una locura. Las calles estaban solas pero en el hospital aún habían varias fans de la banda acampando afuera. La mayoría estaban dormidas, pero aún así decidí no arriesgarme y me puse la capucha de mi suéter.

No quise despertar a Amber, así que vine sola hasta acá. Cuando Andrew se entere seguro querrá matarme.

La puerta principal del hospital estaba abierta. Ya la habían forzado antes varias veces, supongo que las fans. No había ningún guardia por lo que fue fácil entrar. Caminé lentamente hasta llegar a la recepción. La chica de ahí aun estaba despierta mientras hablaba por teléfono con alguien. Me agaché para que ella no pudiera verme aunque en realidad era sencillo, ella prestaba mucha más atención a su celular. Subí las escaleras intentando que mis tenis no hicieran mucho ruido. ¿Cómo era posible que no hubiera ni un solo guardia aquí? Se supone que es uno de los hospitales más costosos. Finalmente entré a la habitación de Andrew sigilosamente. Me miró y sonrió, después estiro sus brazos intentando alcanzarme. Lo abracé y el besó mi frente.

—¿Tuviste problemas? —preguntó.

—El hospital está vacío. No hay guardias.

—Las chicas que estuvieron aquí hace un rato dijeron que el hospital estaba lleno de ellos.

—Bueno, pues ya no lo está.

Me senté en la cama a un costado de él. Sus ojos verdes me observaban y me estaban poniendo nerviosa. De pronto comenzó a buscar a alguien detrás de mí con su mirada.

—¿Dónde está Amber? —me preguntó.

—Dormida.

—¿Viniste sola? —abrió los ojos— Estás loca Hailey, ¿que pasaría si te encuentras un idiota por ahí a esta hora?

—Lo siento.

Me recosté junto a él teniendo cuidado de no dañar su herida. No podría decir cuánto tiempo pasó exactamente, ambos duramos horas platicando de nuestras vidas hasta que estaba a punto de amanecer. Sin duda, estar aquí, con él, era lo mejor que me podía estar pasando.

—Debo irme, ya está por amanecer, se darán cuenta que estuve aquí.

—Quédate. Sabes... Puedo enseñarte que la cama también la utilizan los despiertos —dijo él con una sonrisa pícara y después guiñó un ojo.

Reí.

—Tienes una herida de bala.

—No me subestimes, mujer.

Diablos. Lucía tan perfecto. Ni siquiera podía creer que esto fuera real. Su cabello estaba despeinado y sus ojos revelaban un poco de sueño.

—Iré al baño. Ahora vuelvo, tú intenta descansar Andrew.

—Lo haré, doctora —respondió juguetón.

Me dirigí a los baños, hice lo que tenía que hacer, me lave las manos y después la cara. Llamé a mi madre para avisar que todo iba bien y que tal vez pronto regresaría a casa.

El sol aún no salía por completo, por lo que aún estaba oscuro. Mientras regresaba a la habitación de Andrew escuché algunos ruidos. Seguramente los guardias de turno estaban llegando, por lo que tenía que apresurar el paso. Este hospital está tan grande que la distancia entre los baños y la habitación de Andrew era casi una calle entera. Los pasos se acercaba así que yo aceleré los míos, pero era inútil, se escuchaban demasiado cerca.

—Detente —habló dominante la voz de un hombre a mis espaldas—. ¿Acaso huyes de alguien, niña?

Di media vuelta y sentí alivio al ver que quien estaba detrás de mí no era un guardia de seguridad. Pero al recordar a Andrew el temor se apoderó de mí.

—Alfred...

Sentí como su brazo me lanzó un golpe directo al rostro, y éste me hizo caer al suelo inconsciente.



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En el texto hay: intriga, amor, badboy

Editado: 18.11.2018

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