El grupo de Adrick era quien nos vendía la mercancía. Yo sólo se la hacía llegar a Nathalie; así me involucré en esa mierda. Día a día llevaba lo que ella me pidiera, así es, yo era su perro faldero. Un día Nathalie me pidió más droga, pero no me dio dinero, y eso se repitió todas las próximas veces.
—¡No es para mí! ¡Es para Nathalie! -intenté explicar a Adrick.
—Yo te vendo las cosas a ti. El dinero me lo debes tú. Son cientos de dólares y va en aumento.
—Le pediré el dinero a Nat, tranquilo.
Y lo hice, sin embargo, se rehusó a darme el dinero. Adrick seguía presionandome para pagar una deuda que no era mía, mientras Nathalie disfrutaba tenerme a sus ordenes y siendo sincero, yo también lo hacía.
Semanas después, yo ya debía una enorme cantidad de dinero, diría que más de lo que yo podía tener a mis manos. Adrick quiso cobrarme, yo le respondí que no tenía el dinero, entonces amenazó con asesinar a Nathalie; esa fue mi peor pesadilla y me negaba a solo pensarlo así que me prometí que consiguiría el dinero en una semana. No pude hacerlo. Era demasiado dinero y mi padre se negaba a darme siquiera una tercera parte, así que lo odié.
—¡No no, la mercancía no es mía lo juro! —escuché la voz de Nathalie gritar— ¡Es de Andy! Todo lo ha consumido él, yo no tengo nada que ver.
Escuchar a la mujer que amaba culparme de deudas suyas me rompió en pedazos. Ella seguía culpándome, diciendo que todo el dinero lo debía yo. Adrick le apuntaba con un arma en la cabeza pero al escucharla decir eso, comenzó a apuntarme a mí.
—Dispara, Adrick —lo animó Nathalie.
Mike estaba a mi lado, totalmente asuatado. Pensamos que esa sería nuestra última noche.
Adrick disparó, pero no a mí, sino a Mike. Una bala atravesó su pierna y aún así él intentó correr. Fui detrás de él y nos escondimos detrás de un auto con la pierna de Mike derramando sangre por el suelo; entré en pánico y no sabía qué hacer. Había visto algunas películas de doctores, así que amarré mi chaqueta a la pierna de mi amigo para intentar detener la hemorragia. Escuché la voz de Ernest visitando a Adrick, si tan sólo pudiera decirle que ese era el momento menos indicado para comprar su droga.
—Nathalie, ¿sabes dónde está Andrew? No lo encuentro por ningún lado.
—Gatito está durmiendo, supongo.
Intenté asomar un poco mi cabeza para ver qué era lo que hacían. Ahora ambos tenían un arma y veían a Ernest con maldad.
—¿Qué le hiciste a Andrew? —preguntó Ernest al darse cuenta que algo no iba bien.
—Nada, aún.
—¿¡Andrew!?
Lo escuché gritar mi nombre intentando buscarme, sin embargo, Nathalie disparó a Ernest en la frente. Lo vi caer, con sangre brotando de su rostro. No podía estar pasando, tenía que ser un sueño.
—Tenemos que matarlos, hermano. A ambos —habló Mike y yo comencé a llorar. Mis sollozos se escuchaban tanto que Nathalie nos encontró.
Aquí es donde todo empeora.
Editado: 18.11.2018