Capítulo 91

—¿Estás diciendo que quieres que vaya por ustedes? —cuestionó Jordan al teléfono.

—Sé que ninguno de nosotros tenemos una historia increíble contigo, pero vamos, estás cerca y el aire está realmente frío.

—Hailey, quiero que entiendas algo, no tengo nada en contra de ti pero no lo haré.

Me sentí la persona más humillada en ese momento. Miré a Andrew, él me observaba a algunos metros de distancia; al parecer no quería escuchar lo que tenía que decirle a Jordan.

—Jordan... —dije esta vez en un tono de suplica.

El bufó.

—No voy por el mundo repartiendo favores, pero está bien, lo haré.

Sonreí, a pesar de sabía que él no podía verme.

—Gracias Jordan, siempre fuiste mi favorito antes de irte.

Hubo silencio de su parte ante mi comentario.

—¿En dónde están?

Miré a mi al rededor intentando diferenciar algo, sin embargo todo estaba realmente oscuro. Caminé un poco y noté una señal anunciando la milla en la que nos encontrábamos.

—Cerca de la milla 56.

—Estaré ahí en unos treinta minutos.

Después de eso colgó la llamada. Me acerqué a Andrew para devolverle el teléfono quien parecía estar un poco más tranquilo.

—¿Vendrá? —me preguntó Mike.

Asentí con la cabeza.

Durante los próximos minutos hubo un completo e incómodo silencio. Miraba a Andrew de reojo algunas veces, sin embargo él estaba sentado el suelo mirando hacia el mismo, como si estuviera resignándose.

Después de un tiempo que pareció eterno, pudimos como el auto de Jordan se acercaba lentamente hacia nosotros.

—Esto será humillante, hermano —habló Mike.

Jordan detuvo el coche para después descender de él con una cara no muy amigable. Abrió la puerta trasera sin despegar su mirada de nosotros, movió ligeramente la cabeza indicándonos que deberíamos entrar antes de que se arrepintiera. Entré yo, seguido de mi fue Mike y por último Andrew, quién para entrar al auto le respondió a Jordan con la misma cara de pocos amigos que tenía él. Comenzó a conducir sin decir nada, lo cual era realmente incómodo por lo que decidí romper el silencio.

—Gracias.

Jordan solamente me miró por el espejo retrovisor sin decir ni una sola palabra.

—Me dijo que la ayudaste. Gracias por eso —me sorprendió esta vez escuchar la voz de Andrew.

Jordan lo volvió a hacer, ignoró por completo el comentario de Andrew.
Lo único que hizo fue encender el estéreo y subir todo el volumen.

El tiempo seguía transcurriendo y al parecer aún no habíamos avanzado ni siquiera la mitad del camino. El viaje sería largo, muy largo, por lo que sin darme cuenta fui cayendo hasta quedarme dormida.

Desperté por un fuerte sonido acompañado de un duro golpe. Traté de abrir mis ojos, y cuando lo logré me encontré con una imagen de Jordan inconsciente con la cabeza apoyada en el volante.