Dado el escándalo que se hizo en el departamento, los guardias de seguridad nos sacaron casi a punta de pistola. Andrew estaba furioso, por lo que quería asesinar a cualquiera que se interpusiera en su camino.
-Andy, cálmate -dije.
-No puedo, cariño. No después de todo lo que ha hecho para arruinar mi vida. Trajo de regreso a Jordan, me disparó, te secuestró y ahora esto. Voy a matarlo.
-Con un solo golpe destruiste su nariz, con eso debe bastar. Respira, tranquilízate y vámonos.
Siguió mi consejo. Respiró profundo y subió al auto, seguido de él yo lo hice también.
-Haré puré de zanahoria con su cabeza.
Reí.
Al llegar a su casa pudimos encontrar que estaba lleno de policías. Él señor Stone intentaba atenderlos pero parecía muy molesto mientras hablaba con alguien por su teléfono.
-¿Para qué te pago? ¿Para que te sientes a esperar que eso suceda? Se trata de mi hijo, no dejaré que se lo lleven.
Al escuchar eso por mi mente pasaron miles de escenarios. ¿Llevarselo? Supongo que tratándose de la policía no se lo llevarían a un lugar muy lindo.
Andrew también había escuchado aquello. Ya estaba enojado, así que eso sólo fue como echar más leña al fuego. Sabía que todo era culpa de Alfred y aquel rumor que había comenzado.
Repentinamente Andrew retrocedió q una gran velocidad. Las llantas de su auto rechinaron y emprendió un viaje sin destino alguno. Estábamos huyendo de la policía nuevamente.
Lo habíamos logrado después de aproximadamente veinte minutos, perdimos a la policía por completo. Me sentía como una delincuente juvenil en una película de acción.
-Lo siento -susurró.
-No te dejaré solo. Eso que dijo Alfred es una total mentira, no mereces estar pasando por esto.
Estaba muy triste, podía notarlo mientras detenía el auto estacionándose en una pequeña tienda.
-Necesito comer algo.
Bajó del auto y me invitó a hacer lo mismo. Compramos unas cuantas cosas nada saludables, sobre todo Andy; no podía vivir sin su cajetilla de cigarros.
-Debes regresar a casa, cariño -habló mientras permaneciamos estacionados.
-La policía está ahí
-No. Me refiero a tu hogar, con tu madre, tu escuela, tus compañeros.
Me mantuve en silencio. Definitivamente el regresar no era una opción para mí.
-Sabes que no lo haré.
Suspiró.
-Deberías -dijo al mismo tiempo que sacaba una tarjeta de crédito de su cartera y me la ofrecía para que comprara los boletos de regreso. La rechacé con mi mano.
De pronto noté una preocupación en Andrew mientras observaba por el retrovisor, miré hacia atrás para darme cuenta que ya era tarde para intentar luchar; nos habían alcanzado.
-Stone, baja del auto -dijo el oficial.
Mi corazón se estaba partiendo en mil pedazos observando cómo Andrew luchaba para que lo dejaran en paz.
-Estarás encerrado hasta que tu juicio se lleve acabo.
-¿Por qué yo? ¿Por qué no detienen a los verdaderos mafiosos? Aquello fue tan sólo un rumor -habló mientras le colocaban las esposas.
-Claro, tu nos guiarás hacia ellos. Por ahora sube al auto.
Mis lágrimas eran silenciosas, pero dentro de mí había un mar de ira y tristeza al ver tal escena.
-Llévate a la chica -habló el oficial de nuevo. Sin darme cuenta mis manos ya estaban esposadas y el hombre encargado de llevarme me miraba con maldad. Andrew se percató de aquello.
-Ella no tiene nada que ver en esto.
-Es cómplice.
-Trabajé solo -tragó saliva y después rectificó - y con los mafiosos de Levon, ella no sabía nada.
Mentía, él lo hacía para protegerme, para que pasara lo que estaba pasando él.
Terminaron por llevarselo esposado como un criminal. Me dedicó una última mirada y susurró «te amo».
Editado: 18.11.2018