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El largo camino que escogemos al crecer, siempre será marcado por los inicios de quienes nos pusieron en la tierra.
Tras la sombra de su pasado, la luz de su futuro señala un camino corto, interrumpido por el leve y cruel sueño de los astros.
Antares, morena y arriesgada, la nueva amistad de Pólux se remueve incomoda en el asiento de su Cadillac, ante ella el campo de falsas lavandas, su rostro es suavemente golpeado por los intensos rayos de sol, impetuoso aun a las 3:00 p.m. Su silencio es frágil y rápidamente busca en la guantera, tras una breve búsqueda saca un chicle de color rosa.
A su lado una cansada y apestosa Pólux duerme, necesita un baño, ropa limpia y un ajuste de actitudes, aun así, permanece sobre los perfectos asientos del Cadillac Eldorado de su compañera. La adolescencia puede ser difícil siempre que vivas controlada por otros, oculta de lo que eres y sin la posibilidad de cambiarlo, te sientes limitado.
Bajo el dominio del sol y la guía de la luna dos almas similares buscan un cambio, una señal, buscan redención.
−Deberías tomar un baño, por tu olor pueden encontrarnos a dos ciudades de distancia – Antares sonríe mirando al frente, dando un leve golpe en la cabeza de su adormilada pasajera, quien con una mueca desagradable se limita a responder.
−No tengo donde limpiarme, y si lo tuviera no duraríamos ahí.
Tras breves discusiones sobre higiene personal y cuidados del auto se pusieron en marcha, a la salida de Beta Arae la carretera se divide, escogemos el oeste, guiadas por un ciego sentido de orientación esperando encontrar a alguien que sepa algo de los Stellar y que esté dispuesto a hablar sin miedo, el estéreo suena y en él se reproduce Material Girl de Madonna, esa mujer si sabe cómo poner el ambiente, la luz se refleja en el purpura brillante del auto, sin duda resaltamos, nos encanta y lo odiamos.
Y es entonces cuando ella decidió romper su silencio, con una verdad un tanto inquietante.
−Tus padres llegaron a Beta, las patrullas buscaban a un "Caso especial", los anuncios fueron reproducidos en radio y en los altavoces de las capitales sectoriales así te encontré.
Su vista estaba casi siempre en el camino, se notaba preocupada, Pólux cabizbaja repetía una y otra vez lo tonta que era, no tomo ninguna clase de precaución para evitar que la siguieran y peor aún había sido vista a plena luz del día, y en consecuencia de sus acciones ahora era buscada como una criminal.
Pólux:
Cepheus es una ciudad rígida, sus reglas son acatadas o hay consecuencias inmediatas, los medios más populares para reportar los criminales eran la radio y los centros de visión, estos últimos solo usados en las grandes ciudades, los crímenes o criminales "especiales" aunque no tuvieran un crimen en si el peso que cargaba su condición ya era considerado peligroso.
Era un tipo de racismo bastante turbio. No puedes salir, no puedes convivir con otras personas, no tienes derechos siquiera, tu salud era tu problema. Si te enfermabas o sufrías algún accidente o ataque, estabas por tu cuenta, el mundo trata de eliminarte o evadirte, pero eso no puede detenerte.
Dos muchachas en "Casos especiales" vagando junta ya era el equivalente de un altercado terrorista.
"Oh llora dulce estrella, tus lagrimas mis sueños vigilan, mis enemigos ahuyentan y mis pesadillas alimentan"
Muchas horas y kilómetros después, el auto para, una frenada brusca causa que me sienta alterada, casi por reflejo busco la mirada de Antares, y la noto estática, con movimientos semi – mecánicos baja del auto, mi mirada alterada la sigue, sus ojos perdidos en algún lugar frente a ella me alertan del peligro, no voltea a verme.
−Estas bien? −Me siento impulsada a preguntar.
−Baja lentamente del auto -Su voz, aunque en un susurro es firme e intimidante, las palmas de mis manos se llenan de sudor, hago lo que me pide y una sensación me invade, un ardor en la palma superior de la mano derecha, no me sentía adolorida, sin embargo, era sumamente incómodo. Me ordena alejarme del auto hacia el exterior de la angosta carretera.
Sus puños cerrados a sus costados me mostraban furia, uno de ellos, específicamente el derecho irradiaba un esplendor rojizo, y siento nuevamente la ansiedad y el poder que nos recorre, como con los patrulleros que una vez me siguieron; me invade el miedo y doy un par de pasos hacia ella, inmutable y quieta solo mira hacia adelante. Giro mi rostro hacia el origen de la luz, y es lo que más temíamos.
Un patrullero, del vehículo surge un muchacho, la piel oscura y lleva unos grandes anteojos, pasmado mirando hacia mi compañera se aleja de su vehículo. Siento mi mano arder con más intensidad, el delgado muchacho toma un objeto circular color plomo desde su cinturón y lo extiende con manos seguras hacia adelante, el extraño objeto pronto se mueve, una vibración constante señala a Antares quien sigue aun de espaldas, aquel objeto circular entonces libera una inmensa red.
De casi el doble del tamaño del auto la red se expande en el aire justo antes de caer, intento correr, pero inútilmente solo mi brazo izquierdo queda libre, la presión es tal que no puedo moverlo, el material es fibroso, metálico y pesado, extremadamente frió. Lentamente i cuerpo cede al contacto y mi rostro va a parar contra el césped artificial, noto vibraciones en el suelo, aunque leves van en incremento, noto a mi compañera también atrapada bajo las pesadas redes, el joven patrullero se acerca cauteloso observando a Antares, la mano de esta brilla, sus gritos se hacen presentes y me paralizan, sus ojos antes bellos y oscuros ahora se muestran luminosos en un blanco total, es espeluznante, los gritos aumentan y su intensidad hace estremecer la tierra, siento que mi cabeza esta por partirse en dos por la potencia, el joven lo siente y alarmado trata de cubrirse los oídos, el terreno lentamente cede abriendo leve grietas en él.