Still Here I: Hache

Día catorce| recuperada

Estoy caminando bajo la fría lluvia, entre la espesa niebla, mis rodillas y codos están raspados, pero no siento el ardor... Es más de media noche, estoy segura, pasé horas llorando en... el lugar donde mi Hache... de-desapareció...

«Tengo frío»

Temblando, llorando, ¿sabes por qué no me gusta la lluvia? Porque, no importa cuánto llore conmigo, jamás me comprenderá.

Estoy segura de que mis ojos están hinchados, me arden. Yo... de verdad pensé que él no se iría nunca.

Hache me hace falta... Sólo él tiene los ojos que tanto me gustan, los colmillos de su perfecta sonrisa, su personalidad propia, la manera en la que me entiende o la forma en la que me regaña cuando se preocupa. Él es Hace... Era. Así era él.

El vapor cálido se escapa de mi boca mientras respiro, mi nariz se ha tapado.

Llego justo frente a mi casa, tomando mis brazos con mis manos. Estoy cansada. Rengueo mucho.

—¡Macky! ¡Macky! ¿A dónde fuiste? —Reclama Josh desde la puerta, mi mamá, que lo oye, se apresura rápidamente para cerciorarse de que soy yo—. Estás sucia y mojada, tonta —se acerca a mí corriendo con velocidad.

Me tranquilizo en cuanto él se me acerca y me dejo caer en sus brazos. Escucho que Josh le pide a mi mamá que llame a mi padre para avisarle que estoy a salvo.

...

Fiebre, y dolor de cabeza, mala combinación. Abrí los ojos y vi a mi madre dormida recargada en mi cama; el reloj del buró marcaba la 5:07 AM.

—Mamá... —Ladeé su espalda muy leve mientras me sentaba, toallitas y agua tibia en un trasto se posaban en el suelo. Me cuidó todo el tiempo.

Parecía cansada, ver a mi madre cerca de mí, tan relajada, me hacía sentir segura. Me decidí a levantarme, no sin antes colocar sobre su espalda una sábana mía para que no le diese frío. Mis pies tocaron el suelo gélido y duro,

Dolía tanto su ausencia... Pero saber que nunca más estaría a mi lado (por más que esperara), me mataba.

Fui a detenerme frente al espejo para verme completamente, despeinada y con ojeras, la pijama con la que estaba ahora parecía quedarme un poco grande. Un rechinido le estorbó a mis oídos, giré para enterarme, era la puerta de aquella jaula vacía que se balanceaba de un lado a otro, otra vez la gran ventana estaba abierta, las cortinas blandían con furia cerrando la puerta de la jaula. Mientras dormía, entre sueños, le rogué a mamá que no cerrara la ventana. Él podría volver... Él podría... Pero yo... Por mi culpa.

Me acordé de mi celular y lo tomé de mi buró.

«mackyeslamejor» Tecleé. La pantalla se desbloqueó, miré la fotografía de mi madre conmigo, con detenimiento, y giré para verla dormir. Sonreí con ternura. Posteriormente, giré hacia el dibujo enmarcado (de Hache conmigo) que se mantenía en mi buró y volví a mirar el celular.

Recordé:

«—Entonces, dime la contraseña para desbloquear mi celular —estiré mi brazo con el móvil en mano.
Hache suspiró y se acercó a mí para picar mi frente con su dedo medio y el índice. Me miró fijo y dijo resignado: —"Macky es la mejor".
—Eh... ¿Gracias? —dije extrañada.

—¡Esa es tu contraseña! —infló sus mejillas.

—¡Ah! —reí, me senté en la cama y tecleé la contraseña—. Qué ingeniosa soy, ¿verdad? —dije.

—¿Ingeniosa tú? —se volteó indignado—. Claro, tú solita te acordaste de la contraseña —se cruza de brazos y cierra los ojos.»

Lágrimas escaparon de mis ojos cayendo en el celular, salpicando. —Te encanta hacer drama innecesario, ¿verdad?... Chico extraño —hablé para mí. Tragué saliva difícilmente, me asomé por la ventana abierta, la atravesé para salir y me recargué en el barandal para mirar la Luna.

—Dijiste que siempre estarías conmigo, y yo dije que te recordaría. ¿Algún día podrás a perdonarme? —susurré, me desagradaba tanto el nudo en mi garganta—. Perdón.

Mi móvil comenzó a sonar, un mensaje de Josh me sacó de mis pensamientos, limpié mis lágrimas y abrí la bandeja de mensajes: "Tenemos que hablar, odio verte triste, te diré todo. ¿Puedes salir un momento? Estoy afuera de tu casa."

Me asomé más abajo luego de leer el mensaje. Josh estaba recargado en un poste de electricidad observando su celular. Me quedé un momento viéndolo, él lo hizo también y me saludó con la mano. No parecía muy convencido.

Teniéndolo frente a mí, inspiré. —Te ruego que me digas todo, no importa que sea doloroso, si es la única manera de recordar, háblame del día del incidente... —hablé decidida, mirando sus ojos y cruzada de brazos, conteniendo las lágrimas. El viento soplaba fuerte, los pequeños charcos que se formaban en las imperfecciones de la carretera reflejaban luz de Luna.



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En el texto hay: celos, amor y amistad, amigo imaginario

Editado: 13.07.2018

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